LA LUZ DE TUS
OJOS
Darién miraba a lo lejos por ventana el cual yacía boca abajo en su cama, pensaba lo que tendría
que hacer para no perder su fortuna. Su padre había estipulado que le diera un
heredero pronto o de lo contrario cedería su tierra y su fortuna a su sobrino
Rubeus.
El temor de su padre era morir sin ver a
sus futuros nietos y herederos de sus bienes que durante generaciones estaba
con los Chiba.
Había una joven damisela que lo tenía
cautivado con su inocencia, Beryl de
Metalia. Hijastra de Kenji Tsukino. Ella en ese baile en la corte real donde la
había llevado su madre Setsuna para darla a conocer para un futuro matrimonio,
lo tenía conquistado.
Había asistido a petición de una de sus
amantes, pero en cuanto vio a Beryl la mujer pasó a segundo plano. Desde ese día
la cortejo mandándole joyas y obsequios exquisitos.
Su porte elegante, lleno de gracia e inocencia lo hicieron sentir que era
momento de asentarse y darle ese
nieto que tanto anhelaba su padre
Mamoru.
No sería ningún sacrificio, después de todo
era muy hermosa y educada. Y si, era tiempo de tener una familia, así que no lo
haría bajo presión.
Unos labios tibios que recorrían su espalda
lo hicieron sonreír, su amante lo trataba de excitar nuevamente. Sin embargo el
estaba saciado y extenuado, complacer a dos siervas al mismo tiempo no era
tarea fácil, ni siquiera para un hombre de su vigor.
_ ¡Oh, mi señor! Lo deseo tanto_ susurro
ella siguiendo su camino de besos por su espalda.
_ ¡Basta! ¿Acaso no estás satisfecha?_ sintió
como ella pegaba sus turgentes pechos cerca de su rostro.
_ ¿De ti mi señor? ¡Jamás!_ gimió ella
cuando el pellizco uno de sus pezones.
_ ¡Shh! ¡Calla!_ miro a la otra dulce sierva que dormía con una sonrisa
de satisfacción_ ¿Deseas compartir nuevamente?
_No, ahora solo lo deseo para mi_ sonrió
ella al ver como este se acomodaba.
_ Eres insaciable_ miro como ella se acariciaba_
Gozaste también las caricias de ella.
_Si, pero es a ti a quien deseo ahora. Solo
tus caricias me hacen vibrar_ ella respondió cogiéndole una mano y llevándola a
sus generosos senos_ ¿O acaso ya no despierto tu deseo?
Darién no pudo evitar sonreír al ver el
mohín que hizo, le pellizco nuevamente ambos pezones esta vez.
_ Tendrían que castrarme para que no lo
hicieras_ miro como ella sonreía y se tiraba en la cama.
La otra sierva se removió ante el
movimiento, pero solo se hizo a un lado. Cosa que hizo sonreír a Darién al ver
como la otra descarada abría las piernas acariciándose, invitándole a que la
devorara.
_ Solo una vez más_ suplico ella cerrando
los ojos, entregándose a las caricias que ella misma se hacía_ Te necesito, mi
señor.
_ Muy bien_ dijo excitado, la mujer lo
provocaba y sin duda alguna siempre despertaba su deseo.
El pelinegro puso una mano en su muslo,
recorriendo lentamente hasta encontraba el tierno capullo, donde se encontraba
el placer de toda mujer.
Ella respiro profundamente, anticipando la
sensación de sentir sus caricias en ella. Sintió como los dedos de él la penetraban lentamente, lo que hizo
retorcerse bajo su mano cuando una y otra vez entraban en su satinada humedad. Un gemido profundo escapo de
sus labios al sentir la boca de el probando su intimidad.
_ ¡Oh, mi señor! ¡Mas…mas!_ dijo ella
echando la cabeza hacia atrás extasiada, arqueando la espalda mientras ella misma se acariciaba sus senos.
Darién la contemplo, era sin duda alguna
una buena amante y ahora era su turno dejarla complacida. Después de todo
pronto seria un hombre casado, y él era de los que pensaba que un matrimonio
era para ser fiel a la mujer que se había elegido.
Así que esa sería su despedida, no podía
dejarla así. Además le darían una buena
suma de dinero para que se estableciera. No creía que Beryl, su futura esposa aceptara que las ex amantes de el, vivieran en
el mismo castillo en el que ella gobernaría.
De pronto sintió unas suaves manos que
acariciaban su miembro inerte, unas suaves caricias que lo hicieron despertar y
sonreír ante lo que se venía.
_ Se divierten sin mi_ susurro la sierva
que un poco antes dormía_ Yo también deseo sentir y probarte mi señor.
_ Si ese es tu deseo_ dijo él con un tono
ronco, desatendiendo por un momento a la otra quien soltó un gemido de frustración_ ¿Por qué tardas tanto?
Ella dibujo una sonrisa felina mirando como
su compañera le sonreía, esa noche sería muy larga. Demasiado larga en la que
disfrutarían de las caricias del fiero guerrero Darién Chiba. Sabían que el
pronto contraería nupcias con la hermosa Beryl de Metalia y por lo mismo esa sería
la última noche con él. Sería lamentable perder a tan bello hombre y amante, pero era a lo único que podían
aspirar las siervas como ellas.
Sin pensarlo más, rodeo con sus dedos el
nacimiento del sexo del pelinegro, ahora inmenso y turgente para recibirlo en
su boca. El cerro los ojos con un gesto de placer y siguió proporcionándoselo a
la mujer que yacía a un lado de el, mientras la otra seguía con maestría la
caricia que le daba.
Sus glúteos se contrajeron al sentir la
suave lengua de ella que lo acariciaba mientras lo devoraba. Lentamente le
ayudo con un balanceo lento y continuo. Rápidamente el siguió sus caricias con
sus dedos y lengua para hacer llegar a la cima a la mujer que se retorcía bajo
el.
De pronto sintió como lo montaban, miro
como la sierva que lo atendía se llenaba de él. Apresuro sus movimientos y sintió
como las paredes vaginales de la primera le aprisionaban sus dedos. Un gemido
lleno de placer y satisfacción le hicieron ver que ella había terminado.
Tomo a la segunda para dejarla debajo de
el, ella protesto pero le duro poco su enojo cuando Darién la embistió con
fuerza. Una y otra vez lo hizo hasta que ella gimió llena de lujuria animal.
_ ¡Ya casi! ¡Ya! ¡Más…mas! _ decía ella
moviendo su cabeza de un lado a otro_ ¡Oh! ¡Ya!_ grito ella dejándose caer satisfecha.
Darién la siguió después, pero el salió de
ella. No dejaría bastardos regados por ahí, él deseaba que sus hijos nacieran
dentro del matrimonio.
Ya casi amanecía cuando las dos mujeres
salieron de los aposentos de su señor, a
él le gustaba dormir solo. Sus noches de sueños solo pertenecería a la mujer
que sería su esposa. El ya había dispuesto todo para que las dos siervas fueran
recompensadas y pudieran formar una vida lejos de su protección.
Su padre había decidido firmar en esos días
el compromiso con la hija de Kenji, en este caso sería la hijastra. Darién
había escogido a su futura esposa y así seria. En unos días irían a las tierras de los Tsukino para poder
pactar personalmente el matrimonio.
Unas semanas después instalado en sus
aposentos en la propiedad de los Tsukino, Darién terminaba de arreglarse. Esa
noche anunciarían el compromiso y Kenji el padrastro de Beryl daría un baile en
honor a este y los Chiba. Por la unión de las dos familias.
La había visto a lo lejos, ella era muy tímida
y callada. Pero el día que firmaron los papeles ella le sonrió castamente,
dándole entender que estaba a gusto con ese acuerdo, también miro escondida
detrás de una puerta a Serena Tsukino,
la hija pequeña de Kenji.
A pesar de que la niña se escondió para ver
lo que sucedía, el pudo apreciar que se trataba de una jovencita de unos diez o
doce años, estaba un poco pasada de peso y a pesar de que las sombras la
cubrían un rayo de luz le dejo ver que su rostro estaba lleno de espinillas.
Sonrió recordando esto, era lógico que ella
se ocultara. En realidad era una niña poco agraciada y no tenía ninguna manera
de llamar la atención, sin duda alguna no tenía nada que hacer al lado de Beryl
la belleza de esta la opacaría sin duda alguna. Bueno como sea tendría que
tratarla bien y dejándole ver que era una dulce criatura, después de todo sería
su cuñada.
Salió después de que su paje le trajera sus
botas, estaba listo para dejarle saber a todo mundo que Beryl era suya. Esa hermosa mujer pronto
yacería en sus brazos, la llenaría de joyas que competirían con su belleza y perfección.
Al entrar miro como Beryl era asediada por
su primo Rubeus, molesto se acerco al ver como ella le sonreía. Esa sonrisa era
solo para él y no para un hombre que desde niños siempre deseo lo que el tenia,
algo que por lo visto continuaba haciendo.
_ ¡Darién! Mi querido primo_ sonrió
sarcástico el pelirrojo_ Te llevas a un ángel, como te envidio.
_ Así es primo_ se puso cerca de ella al
ver que bajaba la mirada, en realidad era muy tímida_ Mi hermosa Beryl me ha
hecho el honor de aceptarme_ tomo su mano dándole un ligero beso en ella.
_ ¡Darién! ¡Dios, qué pena!_ se sonrojo
ella mirándolo tímidamente.
_ Pronto serás mi mujer_ le susurro al
oído_ No tiene nada de malo.
Beryl se sonrojo aun más y miro de reojo al
pelirrojo que sonreía mirándola descaradamente. No entendía por qué, pero ese
hombre la hacía sentir cosas que no provocaba su prometido. Darién Chiba era
muy guapo y fuerte, un hombre que cualquier mujer desearía. Algo que ella misma
comprobó cuando vio como una de sus damas intento entrar a los aposentos de él.
Solamente que su prometido la rechazo, algo
que ella la hizo sentirse más segura de sí misma. Ella sabía que era muy hermosa,
pero ese detalle la hizo sentir realmente más feliz. Aunque ella deseaba probar
las cosas que platicaban las damas de la corte, sobre sus amantes variados.
Había visto como unas gozaban incluso con
dos bellos amantes a la vez, sus juegos sexuales realmente la habían excitado
de una manera desconocida. Pero no podía jugar de ese modo, al menos aun no.
Sus damas le platicaban de los hombres con los que estaban, cada plática era
muy excitante y ella ansiaba experimentarlo, gozar como había visto entre las
sombras a varias mujeres durante su visita al castillo del rey.
Una vez casada y asegurado su futuro lo
haría, seria discreta. No expondría ese matrimonio que le brindaba una vida
llena de lujos, después de todo no era hija de sangre de Kenji y sabia que su
dote no sería tan algo como el de Serena. Ella heredaría todo siendo la única
hija del primer matrimonio de Kenji Tsukino.
Sonrió al pensar que ella se llevaría a ese
caballero que muchas mujeres deseaban, pero ¿Por qué Rubeus la hacía sentir así?
Casarse con Darién Chiba era lo mejor, miro discretamente al pelirrojo que se
había retirado para platicar con una de sus damas. Tal vez mas adelante vería
que tipo de sentimientos despertaba él en ella.
Cuando se casara y su marido se fuera a sus
constantes viajes, ella vería a ese hombre que la desnudaba con la mirada. Le
entregaría su virginidad a Darién, pero lo demás sería completamente suyo. Ella
decidiría a quien le brindaría sus
caricias y cuerpo.
Desvió la mirada hacia donde estaba el
banquete y miro a la niña rubia que caminaba cerca de la mesa, seguramente
buscando que comer. Esa mocosa no tenia llenadera, era gorda y fea. Kenji pondría tal vez toda su fortuna en manos de
esa niña, de esa manera de algún modo asegurarle un matrimonio a Serena. Pero
solamente alguien tan feo como ella la aceptaría, eso o un ciego.
Encogió los hombros ignorándola, pero algo
llamo su atención. La pequeña brujita miraba a su prometido embelesada ¡La muy
tonta! Bueno seria agradable gastarle
una broma y así dejarle ver su triste realidad. Una verdad que Kenji nunca
admitiría, Serena Tsukino solo se casaría si compraba al marido.
_ Darién_ dijo ella tímidamente tocándole
el antebrazo.
_ Dime, mi dulce dama_ sonrió el al ver que
ella lo tocaba.
_ ¿Podrías sacar a mi hermanita a bailar?_
miro hacia donde estaba la chiquilla mirándolos.
Algo que la pequeña rubia de inmediato dejo
de hacer al ver que la observaban. Darién sonrió y asintió, sería una forma de
acercarse la pequeña que se reusaba a acercarse. Pero no podría culparla,
cuando miro a las demás niñas que se burlaban de ella.
_ Disculpe mi Lady_ se inclino él cuando
estuvo cerca de ella_ ¿Me permite este baile?
_Yo…yo…sss…si_ tartamudeo ella mirándolo
llena de felicidad.
Darién le tomo la mano y la dirigió al
centro del salón donde otras parejas bailaban. Sonrió al ver como debajo de
esas espinillas ella se sonrojaba, algo que la hacía verse peor debido a su
problema en la piel. A demás pensó que aparte de sus problemas físicos, también
era tartamuda. No cabía duda, el había hecho una buena elección cuando le
dieron a escoger entre las dos hijas de Kenji.
Serena Tsukino jamás se casaría, de eso
estaba segura. Solo alguien que tuviera los mismos defectos de ella podría
hacerlo y aun así seria algo imposible.
_ Se ve muy linda esta noche_ sonrió el al
ver como la pequeña mantenía la cabeza baja.
_ Gra…cias_ dijo ella muy quedo, pero él la
escucho.
_ ¿Por qué no estuviste el día que llegue?_
pregunto para sacarle platica de algo.
_ Estuve con mi nana Luna_ ella levanto la
vista y le sonrió.
El se quedo un momento quieto, la sonrisa
que le brindo era hermosa e iluminaba
sus ojos de una manera especial. Sacudió levemente la cabeza, el efecto del
vino le hacía ver cosas que no.
_ Seguramente haciendo algo importante para
no deleitarnos con tu presencia_ le sonrió el haciendo que ella bajara la
mirada avergonzada.
El solo encogió los hombros siguiendo con
el baile, al parecer ella no quería platicar más con él. Así que solo bailaría
esa pieza con la pequeña y saldría con su prometida al jardín para tener un
poco de intimidad.
Beryl observaba con una sonrisa la actitud
de Serena, la muy tonta en verdad estaba deslumbrada por su prometido. Hizo una
seña con la cabeza a una de sus damas para que se acercara a ella.
_ ¿Sucede algo?_ sonrió ella mirando a
Beryl que se veía magnifica en su vestido_ ¿Acaso Rubeus te ha incomodado?_
pregunto al ver los intentos del pelirrojo por estar cerca de ella.
_No, eso no_ sonrió ella en complicidad con
su dama_ Eso lo veré un poco después, para ser mas exactas después de mi noche
de bodas.
_ Eres incorregible Beryl_ sonrió con picardía.
_ Bueno, como sea_ miro hacia donde estaba
su hermanastra_ Necesito que hagas algo.
_ Tu dirás_ miro hacia donde lo hacia la
pelirroja y sonrió cuando esta le decía de sus planes.
Darién estaba con Beryl en el jardín sentado en una banca, la luna
iluminaba por completo el lugar. Algo que estaba bien porque no quería manchar
la virtud de su prometida.
_ ¡Eres tan hermosa!_ dijo arrodillándose a
su lado_ En toda mi vida jamás había visto a tan dulce mujer.
_ Y seguramente has visto muchas_ sonrió
ella, mirando como ese hombre simplemente la adoraba.
_ No he sido un santo_ la miro serio_ Pero
te juro Beryl que jamás faltare a mis votos frente al altar, seré tu amante
esposo fiel.
_ ¡Oh! Darién_ dijo quedo ella_ Eres tan
lindo conmigo ¿Y dime que te parecía mi hermanita?
_ Es una linda niña_ sonrió él, sentándose
a su lado.
_ La verdad Darién_ le sonrió mirando sobre
su hombro_ No me molestare por que digas lo que sientes o piensas.
_Bueno…pues veras_ dijo el dudando, pero él
no era de los que mentía. Así que era mejor decir algo que todo mundo veía y
callaba seguramente_ Serena se ve tierna, pero
esas cosas en su rostro la hacen verse realmente mal_ sonrió ampliamente
al ver como Beryl asentía_ Además el vestido que traía le quedaba muy mal, al
parecer quería entrar en un vestido ajeno.
Beryl se empezó a reír y el alentado ante
esto prosiguió
_ Además tartamuda_ recordó las pocas veces
que le respondió algunas cosas_ Kenji en verdad tendrá que lidiar con ella para
conseguirle marido o simplemente meterla a un convento.
Ellos empezaron a reír juntos sin que el
pelinegro se diera cuenta que una pequeña rubia se le destrozaba su corazón e
ilusión ante cada palabra y carcajada de él. Había salido al jardín porque una
de las damas de Beryl le había pedido que le llevara un poco de agua a su
hermanastra.
Pero jamás imagino que el caballero que
ella admiraba, debido a las historias que se decían de el, la mirara de esa
manera. Sabía que era poca agraciada, pero escucharlo de los labios de él era
diferente.
Miro hacia abajo y miro el vestido, tenía
razón. No le quedaba, pero se lo había puesto por que era el más lindo. Quería
dejarle una buena impresión y lo único que logro fue que se burlara de ella.
Dejo el vaso con agua a un lado y salió de
ahí reprimiendo las lagrimas. Camino por los patios del palacio y sin darse
cuenta cruzo el puente levadizo que en esos momentos se encontraba abajo. Los
guardias estaban un poco tomados y no le tomaron mucha atención.
Las lágrimas no le dejaban ver que había
salido a una zona que nunca visito de noche. Al calmarse un poco miro que
alguien la seguía, siguió caminando para encontrar un camino que la condujera a
la seguridad del castillo.
Pero
al final término cerca del bosque, miro entre las sombras a dos hombres
que sonreían.
_ Pero mira ¿Qué tenemos aquí?_ dijo uno
acercándose a ella
_ Soy Serena Tsukino_ dijo ella firme, tal
vez al saber quién era la dejarían en paz.
_ ¡Vaya! ¡Vaya!_ sonrió el otro, poniendo
más atención al medallón que portaba la
pequeña_ Eso ha de costar una fortuna.
_ ¡No!_ lo sujeto ella _ Era de mi madre,
por favor…_ suplico ella pensando en ofrecerles otra cosa_ Tomen…tomen esto_ se
quito las peinetas de oro y rubíes que
sujetaban su pelo, provocando que este
cayera en una cascada dorada.
_ No eres tan fea_ sonrió el primero al
observar la_ Podríamos divertirnos un rato_ miro como su cómplice sonreía.
_ ¡No! ¡No! ¡Por favor!_ les tiro sus cosas
a los pies y miro a todos lados buscando una forma de escapar_ ¡Mi padre los
matara!
_ No lo creo, somos viajeros. Ya sabes
gente de paso, jamás sabrían quien fue_ dijo el más gordo mirando lascivamente
a la pequeña, mientras el otro se embolsaba las peinetas_ Vamos pequeña, te daremos un placer que nunca
conocerás_ sonrió imaginando lo que podrían hacer con ella_ Suplicaras por mas
cuando sientas como te monto.
_ ¡Por favor!_ lloro ella desesperada_ ¡Por
favor! Déjenme ir…por favor_ sollozo mas al ver las miradas de ellos.
Empezó a caminar hacia atrás, llorando pidiendo
por su vida, por que la dejaran ir. Pero ellos solo sonreían mientras la
rodeaban.
_ ¡Papa! ¡Papa!_ grito ella desesperada_
¡Papa!... ¡Ayúdame!... ¡Papa!_ sintió que su corazón estallaría por la
intensidad que latía_ ¡Por favor!... ¡Papa!_ grito fuerte lastimándose la
garganta.
Pero al final solo sintió que algo la
jalaba y que caía profundamente en la oscuridad. Pensó que su vida quedaría
marcada de una manera muy cruel. Y solo pidió poder tener la fuerza para
sobrevivir.
CAP.
2
_ Darién, tienes un mensaje de tu padre_ se
acerco su amigo fiel entregándole el papel.
_No me interesa_ lo ignoro siguiendo con
sus cosas.
_ La persona que lo trajo dice que tu padre
está muriendo_ insistió al ver como su amigo seguía revisando la propiedad que
el rey le había cedido_ Necesita verte.
_ Que vaya Rubeus_ siguió con lo suyo_ Mi
padre lo tomo como su hijo.
_ ¡Por Dios! ¿Cuándo dejaras atrás eso?_
dijo molesto.
_ ¡Nunca! Mi padre me dio la espalda cuando
lo necesitaba_ grito él con rencor_ Me enterró aun estando vivo.
_ Debes verlo y dejar atrás ese odio_ lo
miro serio_ Eso te consume, mucho más que otras cosas.
_Iré_ accedió el, después de pensarlo un
rato y ante la insistencia de su amigo. Sabía que no se daría por vencido hasta
que el cerrara ese capítulo en su vida_ Le daré la oportunidad que él nunca me
dio.
Seiya asintió y salió para llevarle el
mensaje al hombre que había llegado esa mañana, prepararía todo para partir
cuanto antes. Darién necesitaba dejar atrás parte de su odio que lo consumía,
un odio que él entendía. Su padre le dio la espalda sin darle la esperanza en
un momento en que más lo necesito.
Un momento en que le dio la estocada final,
cuando cedió sus posesiones a Rubeus Black, el primo de Darién.
Pero no fue lo único que le arrebato y eso
fue lo que definitivamente lo volvió a un más amargado.
El pelinegro miraba hacia adelante,
ignorando las miradas de las mujeres que al verlo ahogaban un gemido de
sorpresa. Ya estaba acostumbrado a lo que su físico causaba y la verdad ya no
le importaba. Dos semanas de viaje habían sido buenas para él, estar tanto
tiempo encerrado en esa propiedad restaurándola lo tenía verdaderamente
fatigado.
Al llegar al frente del castillo de su
padre, observo como los hombres enseguida bajaron el puente para dejarlo
entrar. Paso los patios y la gente que
lo reconoció lo saludo brindándole una reverencia mientras pasaba.
Bajo de su caballo y se lo entrego al
muchacho que se acerco temeroso. Seiya tuvo que darle un empujón cuando este se
quedo quieto.
Entro directamente a los aposentos de su
padre, rechazando de momento la comida que le ofreció una de las siervas. Entre
más pronto terminara con esto, sería mejor. Estar en ese lugar le traía
dolorosos recuerdos.
_ Hijo…llegaste_ dijo el hombre que yacía
en la cama con dificultad.
_ Así es padre, aquí estoy_ lo miro
detenidamente, ya no era el mismo hombre fuerte que el recordaba.
Estaba postrado en esa cama, demacrado y
casi en los huesos. Pero noto que sonreía al verlo ¿Por qué lo hacía? Tiempo
atrás su rostro era otro, uno lleno de lastima y asco hacia él.
_ Hijo… necesito que hagas algo_ susurro
quedo y meneo la mano para que un hombre que estaba cerca de él le diera un
papel.
_ ¿Qué deseas?_ miro como su padre
desenrollaba los papeles y se los entregaba.
_ Debes cumplir con…un…pacto_ se recostó en
la cama cerrando los ojos_ Debes…casarte con…la hija…de Kenji.
_ ¿Estas loco padre? ¿Acaso tu enfermedad
te hace delirar?_ miro el papel que había firmado años atrás para el compromiso
de Beryl y el.
_ No, mi señor esta lucido_ dijo el hombre
que lo acompañaba_ Ese pacto debe cumplirse.
_ ¡Beryl está casada!_ señalo el furioso,
recordando como la mujer que él quería lo había dejado.
_ Así es, pero el tratado dice que el
compromiso es con la hija de Kenji_ lo miro serio, tratando de no dejarse
atemorizar ante su presencia_ Beryl no
tiene ningún lazo de sangre con Kenji , recuerde que ella era la hijastra.
_ Pero yo había escogido a Beryl_ dijo
molesto con el hombre que le recordaba la perdida de esa mujer.
_ Así es, pero nadie se fijo que el papel
decía “la hija” de Kenji_ le señalo
el escrito_ Ahora el pide que se cumpla ese trato, está en una cruzada para el
rey y quiere dejar a su hija protegida._ miro al hombre que fue escogido para
esto.
_ ¿Y
ella que piensa?_ miro el papel, nunca se fijo en ese detalle.
_ Está de acuerdo_ sonrió su padre _ Cásate
hijo, se feliz_ parecía que esa simple idea lo hacía mejorar.
_ ¿Feliz? ¿Cómo?_ se levanto mirando con
rabia a su progenitor_ Estoy condenado padre, tú mismo lo dijiste ¿Recuerdas?
Diciendo esto salió de la habitación,
sentía ganas de llorar, de gritar, de golpear algo ante la impotencia que sentía.
Bajo hacia el salón y pidió un tarro de cerveza. Necesitaba embriagarse para
olvidar, dejar atrás el dolor del abandono. No solo por parte de la mujer que
quería, si no también de un padre que lo dejo en el momento que más lo necesito.
_ ¿Cómo esta?_ se acerco su amigo y se sentó
junto a él pidiendo también una cerveza a la sierva que no quitaba su mirada de
Darién.
_ Muy débil_ recordó al hombre postrado ahí
mirándolo con esperanza ¿Pero de qué?
_ ¿Y qué quería?_ sonrió al ver como la
sierva le coqueteaba.
_ Que cumpliera con el acuerdo de
matrimonio que firme hace diez años_ miro por el salón, recordando los días
alegres que vivió ahí, en su hogar.
_ ¿Con Beryl? ¿Le quitaran a Rubeus su
mujer?_ pregunto confundido.
_No, el acuerdo decía “la hija” de Kenji Tsukino, el obispo no puso mucha atención a ese
detalle cuando lo hizo_ recordó al anciano y pensó que tal vez ni viviría para
recordarle que se había equivocado.
_ ¿Y entonces? ¿Con quién es el
matrimonio?_ miro como la sierva se retiraba cuando Darién le hizo una seña,
pero ella se fue moviendo exageradamente las caderas.
_ Con Serena Tsukino_ dijo entre dientes,
conteniendo la rabia.
_ La fea Tsukino_ sonrió él, recordando lo
que se decía de ella.
Muchos la conocieron de niña, y muchas
mujeres decían que su único atractivo era su noble rango y las riquezas de los
dominios de los Tsukino. Porque de ahí para adelante su gordura, su cara que
seguramente quedaría marcada por su problema de piel y su problema de tartamudez,
eran sus problemas que dejaban en claro que solo podría comprar a un hombre
para ser su esposo.
Eso o que fuera obligado, y por lo visto
ese era el caso ahora. Darién tendría que casarse con ella debido a ese acuerdo
o enfrentarse a la ira del rey por que uno de sus nobles no cumplió con su
orden. Después de todo el rey quería la unión de los Chiba y Tsukino.
Solamente que todo sucedió diferente, al
final Beryl se caso con Rubeus. Pero el
rey no estaba ya contento con esa unión, debido a que se decía que Rubues
conspiraba contra la corona.
_ Si, así es con ella_ dijo el pelinegro
sacándolo de sus pensamientos_ Tendré que casarme con ella.
_Bueno, a lo mejor cambio _ trato de
animarlo_ Muchas mujeres son feas de niñas, pero al ser ya unas mujeres maduras
florece su belleza.
_ Pues la de ella no lo creo_ sonrió ante
los intentos de Seiya por animarlo_ Según se la mantienen oculta, seguramente porque
esta igual o peor. Kenji no le ha conseguido marido y ahora me obliga a cumplir
un compromiso que él sabe perfectamente estuvo
pactado para casarme con Beryl, no con Serena.
_ Pues debes cumplir o enfrentarte a la ira
del rey_ se rasco la cabeza tratando de buscarle solución.
_ Me casare_ encogió los hombros_ No tengo
nada que perder, tanto ella como yo haremos una pareja perfecta_ dijo con ironía.
Seiya lo miro, su amigo vivía amargado y
lleno de ira. Compadecía a la pobre muchacha al tener que lidiar con los
tormentos que cargaba Darién, además de tener que lidiar con el amor que el
pelinegro aun sentía por Beryl.
La traición de ella no había sido
suficiente para dejarle en claro a Darién que ella era una mujer que no valía
la pena.
Miro a Darién seguir tomando, tal vez sería
necesario que fuera con él. Le ayudaría a conseguir su felicidad, se lo debía. Él
le había salvado la vida años atrás en el campo de batalla y ahora él lo haría,
tratando de que su amigo fuera feliz.
_ ¡Serena!_ grito la pelirroja furiosa_
¿Qué demonios es esto?
_ Es perfume_ señalo ella_ Lo hice con
Luna.
_ ¡Es una porquería!_ miro a la rubia que
seguía quieta en su lugar_ Conseguí de los vendedores, ellos traen buenas cosas
de oriente.
_ Me gusta el que hace Luna_ sonrió ella
tomando el frasquito oliendo la esencia a rosas_ Es natural y fresco.
_ ¡Eres una tonta!_ le dijo tomando la
suave tela del vestido que decoraba la rubia_ Es bonito, tienes buena mano para
hacer esos diseños_ miro las pequeñas flores que adornaban el velo.
_ Luna me ha enseñado todo_ toco también la
tela, sintiendo los suaves bordes_ Me ha tenido mucha paciencia.
_ Sí, eso sí_ sonrió y miro como Luna
salía_ Es lo único bueno de ti_ le susurro al oído_ Eso y tu dote, solo así
puedes conseguir esposo.
_ Si es así, pues que así sea_ dijo ella
seria, reprimiendo las lagrimas.
_ ¡Oh! Serena, querida ¿Te ofendí?_ se empezó
a reír_ ¿Quién diría que mi compromiso te daría un esposo? Y todo por un
pequeño error.
_ Según se, el está de acuerdo_ recordó el
mensaje que Darién envió y el cual recibió su madrastra Setsuna.
_ ¿Y que querías? Debe hacerlo o enfrentar
que el rey le quite todo lo que ha ganado por no cumplir ese acuerdo_ se sentó
mirando con desdén a la rubia_ Siempre serás una tonta Serena al creer que
alguien te querría así, espero que te
vaya bien en tu noche de bodas._ sonrió al ver como su hermanastra se tensaba_
Tal vez el ignore tu condición y te solo te tome una vez para cumplir.
_ Sera mejor que te vayas Beryl_ señalo la
rubia bajando la mirada.
_ ¿Te molesta que te diga la verdad? Por
favor Serena_ se levanto dirigiéndose a la puerta, pero antes de salir soltó un
poco mas de veneno_ Pero no te preocupes, creo que los dos están en las mismas
condiciones. Serán la pareja perfecta.
Diciendo esto salió dejando atrás de ella a
Serena llena de miedo por lo que pasaría. Sabía que era fea y que el
seguramente la despreciaría por cumplir con ese acuerdo. Luna le decía que era
la flor más bella de todo el reino, pero sabía que ella la miraba con amor.
Rezaría por que todo saliera bien, porque
su esposo la aceptara con su defecto. Y que no la juzgara por su pena que
cargaba, una carga que durante años la atormentaba en ocasiones noche tras
noche.
El día era hermoso y soleado, Darién
esperaba a su prometida en el altar. Seiya sonreía a las pocas damas que
estaban presentes. Beryl sentada cerca del altar evitaba mirarlo ¿Acaso por
lastima? ¡Pues al diablo con todos! Se casaría y se iría de ahí, nadie le
obligaría a permanecer al lado de una mujer que despreciaba.
Recordó la plática con la esposa de Kenji.
Cuando llego se acerco a él temerosa, pero aun así le agradeció que lo hiciera.
Ahora entendía el por qué Kenji recurría a ese acuerdo, el muy maldito jamás casaría
a Serena con otro caballero. Nadie la podría aceptar después de lo que supo.
_ Darién_ sonrió Setsuna tratando de no mirarlo
directamente_ Necesito decirte algo.
_ Usted dirá_ espero a que se sentara.
_ Mira, se que las circunstancias que nos hacen vernos
nuevamente no son las más felices_ dijo ella con una sonrisa_ Pero no se me hace
justo que te hagan esto.
_ Se lo que hago, mi futura esposa no es una beldad_ sonrió
un poco_ Pero cumpliré.
_ Además de eso…_ dudo un poco_ Hay otra cosa.
_ ¿Otra cosa? No la entiendo_ que más podía decirle de
Serena Tsukino.
_ Bueno, en una ocasión Serena salió de la seguridad
del castillo_ dijo ella mirando a todos lados y en voz baja_ Y pues…mira como
decirlo_ se retorció los dedos sin saber que decir_ Ella no es virgen.
_ ¿Qué no es qué?_ se levanto furioso.
_ Virgen_ lo miro asustada_ Mira, no sé qué paso pero
no es casta ya_ dijo ella finalmente.
_ ¡Maldita sea!_ gruño el_ Muchas gracias por su
honestidad mi Lady_ miro a la mujer que sonreía_ Lo siento, debo salir.
Salió de ahí furioso con los Tsukino, no
solo cargaría con una mujer horrible sino además con una que seguramente ofrecía
o pagaba por los servicios de alguien. Seguramente pagaba por ellos, quien en
su sano juicio se metería con una mujer como Serena.
Pero le haría pagar esto a kenji, no lo
dejaría manipularlo de esa manera. El no llevaría un matrimonio así, pediría
que una matrona la revisara y pediría la
anulación del matrimonio. La dejaría y repudiaría por tratar de darle una mujer
ya manchada.
Aun enfrente de la imagen divina de Dios el
pelinegro planeaba su venganza. El no quedaría como un tonto ante nadie.
Levanto la vista al ver como murmuraba la
gente, su prometida había llegado. Venia del brazo de Artemis el viejo escudero
de kenji el cual había dejado para protección de su hija. Miro la imagen que se
presentaba ante él, una imagen que lo dejo sin aliento.
La figura era delgada y voluptuosa, de ella
habían desaparecido o más bien al crecer toda esa grasa de distribuyo a sitios
que el simplemente adoraba. Unas caderas bien formadas al igual que unos senos
hermosos.
Al irse acercando aprecio el hermoso rostro
de la joven, de ella habían desaparecido todas esas marcas y ahora debajo del
delgado velo se podía aprecias una blanca y sedosa piel. Sus labios eran
realmente tentadores, unos que clamaban ser besados. Quiso ver sus ojos pero
estos permanecían bajos, negándose a verlo directamente.
De pronto ella tropezó y su nana la sujeto
firme. El también lo hizo pero la sintió tensarse, el gruño ante esto. Tal vez
fuera hermosa, pero eso no le quitaba el hecho de que había ofrecido sus
favores tal vez a otros hombres.
Setsuna solo le dijo de una ocasión, pero
al verla ahora. Dudaba que fuera así, seguramente al verse hermosa e
irresistible le hizo ver que podía gozar de las experiencias que pensó jamás
gozaría. ¡Oh si! Cuantas veces no lo hizo el con bellas mujeres que incluso
casadas lo buscaban. Y al pensar en esto más rabia sentía.
Apretó la mandíbula conteniéndose,
cumpliría con su acuerdo. Haría que una mujer la revisara y en cuanto se viera
que su esposa no era virgen pediría la anulación. Después seguiría con su vida,
eso haría. Aunque la cercanía de ella lo tuviera incomodo y anhelante.
La ceremonia transcurrió sin ningún
inconveniente, al terminar esta vez Luna fue la que la tomo del brazo para
dirigirla a sus aposentos. Donde pasarían su noche de bodas, miro a Seiya el
cual coqueteaba con una de las damas.
En cuanto se acerco miro como esta lo
observaba, al ver que el también la miraba ella enseguida bajo la vista y se
retiro disculpándose.
_ ¿Y bien? ¿Qué esperas?_ sonrió Seiya_ Ve
con tu esposa, la cual es bellísima.
_ ¿Trajiste a la mujer?_ lo miro molesto
ante el alago para su mujer
_ Esta ocupada_ encogió los hombros_ Ve
esto como una oportunidad que te da la vida.
_ No quiero a una mujerzuela como esposa_
dijo entre dientes, no quería levantar la voz.
_ ¡Por Dios, Darién! Deja eso atrás_ miro a
Beryl la cual los observaba a lo lejos sin disimular como miraba fijamente a Darién_
Trátala, dale una oportunidad.
_ ¡Demonios! Entiende que no quiero ser la
burla de nadie_ dijo furioso_ Ya soporte todo eso una vez, no lo hare
nuevamente.
_ Ve con tu esposa, todos esperan que subas
y cumplas_ le dijo serio, sabía lo que Setsuna le había dicho _ Si no mancha
las sabanas se sabrá al día siguiente cuando entren las mujeres a revisar que
se cumplió con la unión.
Darién pensó en lo que le dijo su amigo, tenía
razón. Podría gozar de ella y luego repudiarla, así como ella lo hizo durante
toda la ceremonia al negarse a verlo. Se acerco a la mesa y tomo una copa de
vino, tomaría un poco y después subiría
con su esposa.
_ Hola, Darién_ escucho a sus espaldas la
voz de la mujer que años atrás lo había abandonado cuando más la necesito_
¡Felicidades!
_ ¿Cómo estas Beryl?_ se volvió para ver
que continuaba siendo hermosa_ ¿Dónde está tu esposo?
_ Está de viaje_ sonrió ella_ Así que estoy
aquí hasta que regrese.
_Que bueno_ miro sus labios, unos labios
tentadores que en el pasado lo hicieron delirar por sentirlos en toda su
anatomía_ Discúlpame, tengo que ir con mi esposa_ dijo con voz ronca.
_ Si, la dulce Serena_ dijo con ironía,
notando que aun despertaba el deseo en el. Algo que le producía un inmenso
placer.
El pelinegro la miro y vio la burla en sus
ojos ¿Todos sabrían sobre la falta de virtud de Serena? Bueno, eso no importaba
ya. Al la mañana se vería la verdad y el podría pedir la anulación. Subió las
escaleras y vio a Artemis que lo esperaba.
_ Lo llevare a los aposentos de la niña
Serena_ sonrió él mientras lo conducía.
Darién fue llevado por extensos pasillos, pasó
por unos que estaba totalmente descubiertos de cualquier mueble. Si no fuera porque
notaba que estaban limpios e iluminados pensaría que esa zona del castillo
estaba abandonada.
Al llegar Artemis le abrió la puerta
después de que tocaran y escucharon respuesta, miro como Luna le sonreía también.
Esta salió dejándolos solos cuando su marido Artemis la llamo para dejarlos
solos. Observo toda la estancia y miro que solo ciertas cosas estaban dentro de
ella, era muy amplia y con mucho espacio.
Miro a la mujer que permanecía acostada en
la cama, pudo apreciar que portaba un fino camisón que dejaba ver su suave
figura. Ella se medio levanto y tomo una de las sabanas para cubrirse.
Eso lo molesto, trataba de fingir una pena
que no sentía. Se acerco a ella cuando apago las velas dejando solo el fuego de
la chimenea para que iluminara la estancia. Noto como ella temblaba ante su presencia
y cerró los ojos para contener la furia que lo embargaba.
Estaba ya acostumbrado a ese temblor en las
mujeres, odiaba lo que eso significaba. Y de pronto su mente retrocedió al
pasado. Un pasado que lo había marcado para siempre.
Estaba con Beryl disfrutando de sus labios, ella había
cedido un poco demostrando el fuego que mantenía en su interior. Sonrió ante
esto, ya que muy pronto tendría entre sus brazos a una mujer apasionada.
Alguien tosió disimuladamente a espaldas de el, de
inmediato se separo de Beryl mirando a su primo que sonreía ante el sonrojo de
su prometida.
_ ¿Se te perdió algo?_ lo miro molesto.
_No, en realidad no_ sonrió para mirarlo serio
después_ Tu padre desea verte, alguien trae noticias de sus propiedades.
_ Muy bien_ tomo a Beryl de la mano.
Al entrar miro como su padre hablaba con Kenji, se veían
serios y preocupados. Al acercarse los dos hombres dejaron de hablar.
_ ¿Qué pasa?_ pregunto el pelinegro.
_ Aquí no_ miro a todos lados, la gente disfrutaba de
la celebración y no querían arruinarla_ Vayamos a mi salón privado.
Y así lo hicieron, ahí adentro le explicaron a Darién
que algunos rebeldes que querían tomar tierras para tener ventaja ante los
soldados del rey, estaban tratando de invadirlas para desplegar sus tropas ahí.
_ ¡Iré!_ dijo Darién resuelto a no dejar que nadie
tomara lo que les pertenecía.
_ Debes quedarte aquí_ señalo su padre_ Ya mande
avisar que se preparen los hombres de allá y también Kenji nos brindara ayuda_
miro al mensajero el cual se veía nervioso_ Avisaremos al rey, el querrá saber
de esto.
_ ¡Pero no puedo quedarme así! ¡Con los brazos
cruzados!_ insistió el.
_ Muy bien_ suspiro su padre_ Debes tener cuidado,
estos hombres son traicioneros.
_ Lo sé padre_ sonrió el pelinegro_ He combatido con
ellos.
Esa misma noche partieron, al final a Kenji no lo vio más.
Al parecer surgió un problema que tenía que atender personalmente.
Al llegar casi a sus tierras les salieron al paso un
pequeño ejército, uno que los tomo desprevenidos porque la zona por la que
viajaban no era muy transitada por la dificultad del camino. La confrontación
fue brutal, los hombres los superaban y poco a poco observo como su gente caía
junto con la de Kenji.
De pronto a espaldas suyas sintió el golpe brutal de
una espada, lo cual provoco que cayera. Estaba demasiado cansado por haberse
mantenido en pie combatiendo a sus enemigos. Se volvió sobre su espalda a pesar
del dolor que sentía para ver a su enemigo.
Pero antes de hacerlo un golpe en su cabeza hizo que
su vista se nublara, provocando que solo viera figuras borrosas a su alrededor.
El sonido del metal y los gritos de agonía de los heridos le provoco un zumbido
en sus oídos.
_ ¡Mátalo!_ escucho a alguien
_ ¡No! Su sufrimiento será lento_ le pareció reconocer
esa voz.
_ ¿Qué harás?_ se oyó la burla en esa voz que en
momentos pareció reconocer también.
_ ¡Marcarlo para siempre!_ se oyó el inmenso odio en
el.
De pronto sintió de nuevo el golpe en su rostro que lo
hizo volverse de lado, escucho a través del zumbido que el arma bajaba
nuevamente hacia él y esta vez puso su brazo para detenerlo. Grito de dolor al
sentir que casi le arrancaban el brazo con el golpe.
Oyó las risas de ellos, cerró los ojos aguantando el
dolor de las heridas. Se volvió para tratar de ver al hombre que lo había
atacado a traición, pero solo vio como una sombra sostenía la espada en lo alto
para asestar el golpe final.
_ ¡Soldados! ¡Se acercan soldados del rey!_ grito
alguien poniendo en aviso a los demás.
_ ¡Maldita sea!_ gruño su verdugo.
_ ¡Déjalo! Morirá desangrado, sus heridas son fatales_
le dijo el otro.
_ Si, tienes razón_ lo escucho más cerca, eso quería
decir que se había arrodillado a su lado_ Y si sobrevive, no será igual.
Diciendo esto lo escucho alejarse riendo, Darién se acostó
esperando la muerte, sabía que sus heridas eran mortales. Y al final no supo
mas, se había desmayado.
El dolor era terrible, sintió como el hombre lo
pinchaba para ponerla las sanguijuelas en la parte afectada de su cuerpo.
Durante días sintió los tratamientos que le ponía ese anciano, cada uno de
ellos más doloroso cada vez.
El cuarto hedía debido a que las heridas se le habían
infectado, durante breves momentos estuvo consiente y pudo apreciar las miradas
llenas de lastima por parte de su progenitor. Cerró los ojos entregándose a la
desesperación. Sabía que su vida pendía de un fino hilo y por el momento era un
milagro que siguiera con vida.
En el rincón más profundo de su mente y corazón sabia
que moriría. A pesar de tener los ojos fuertemente cerrados, no pudo evitar que
unas lágrimas salieran. Más que el dolor por las heridas, era el dolor por
saber lo que pasaría con él.
Al abrirlos nuevamente miro que su prometida entraba
en la habitación, observo como ella lo
miraba llena de asco y horror.
_ ¡No puedo! ¡No puedo!_ chillo mirándolo _ ¡No puedo, padre!_ se aferro a kenji con ojos
suplicantes_ ¡Por favor padre!
_ ¡Sal!_ se oyó la furia en su voz_ ¡Vete de aquí!
¡Muchacha idiota!
Ella se volvió a verlo para mirarlo nuevamente llena
de repulsión esta vez. Darién cerró los ojos ante esa visión, la había perdido
y eso lo hirió aun más. Maldijo al cielo y al infierno por no haber muerto en
ese lugar. Beryl no merecía esto, el sabía que no soportaría ver el estado en
que se encontraba. Ella tuvo que ver sus terribles heridas y soportar el hedor
de estas.
_ Lo siento Kenji_ escucho a su padre_ Pero el
compromiso no se llevara a cabo.
_No te preocupes_ dijo Kenji.
_ Pero no habrá problema_ dijo Mamoru_ Cederé mis
bienes a Rubeus, así podremos unir nuestras tierras.
_ Beryl solo tendrá parte de ellas_ señalo Kenji ,
escuchando en su voz un tono de sorpresa_ Las tierras y posesiones de más valor
son para mi hija Serena.
_ Si, lo se_ se escucho tenso_ Pero con lo que cedas a
Beryl será suficiente, el rey desea ver un matrimonio que fortalezca su poder.
_ Entonces así será_ suspiro Kenji_ ¿Estas seguro
Mamoru? Tu hijo podría sobrevivir.
_ Aunque así lo hiciera, ninguna mujer podría
soportarlo. Esta condenado_ señalo su padre_ Lo mejor para el seria morir.
Darién abrió los ojos para ver como el hombre que le
dio la vida en ese instante lo enterraba en vida. Le daba la espalda cediéndole
todo lo que le pertenecía por derecho, todos sus bienes pasarían a ser de su
primo Rubeus. El hijo de la hermana de Mamoru Chiba.
Pero lo que más le dolía es que Beryl iría también en
ese nuevo compromiso. La mujer que él quería seguramente aceptaría ese
compromiso. Que mujer cargaría con él, Darién Chiba sabía que si sobrevivía sus
heridas lo dejarían marcado de por vida.
Siguió escuchando los planes de su padre, planes que
hacia frente a él. Sin importarle si lo escuchaba o no.
_ Sera mejor que salgamos Mamoru_ señalo Kenji_ Tu
hijo necesita reposo, además estas son cosas que no debemos tratar enfrente de
el.
_ Mi hijo seguramente ya está listo para entregar su
alma al creador_ se escucho la tristeza en su voz_ No puedo hacer mas, soy
viejo y debo asegurar que mis bienes al menos lo tendrán gente de mi sangre.
Diciendo esto salieron, dejando a un hombre lleno de
dolor. Dolor por la poca fe de su padre, por la mirada que lo seguiría de por
vida de la mujer que quería y porque prefería morir aunque esto fuera una cobardía
por parte de él.
Cerró los ojos entregándose a la profundidad del sueño
que le brindaba la poción que le dio el anciano. Poco a poco lo hizo pero antes
de perderse en la agonía de sus pesadillas, pero unos ojos llenos de luz inundo
sus pensamientos.
Y ahí estaba el, furioso ante su esposa. Sabía
que su aspecto no era agradable, con la mitad de su rostro destrozado tenía que
recurrir a pagar muy alto los favores de las mujeres.
En otros tiempos ella suplicaban por sus
caricias y favores, pero ahora esas damas que decían amarlo profundamente le habían
dado la espalda. Todas lo veían con miedo cuando el dejaba al descubierto esa
parte de su rostro, era como observar a un bello ángel y un demonio a la vez.
Se volvió un poco para dejarle ver la parte
que no estaba dañada. Suspiro tratando de controlarse y nuevamente se acerco a
ella. Ella levanto la vista y pudo ver que lo evitaba, al parecer prefería
mirar a otro lado que ver al demonio Chiba.
La tomo de los brazos cuando sintió que la
rubia intentaba apartarse, lo hizo fuertemente arrancándole un gemido de dolor.
_ Si gime_ la beso bruscamente.
Ella trato de patalear al sentir su peso
sobre ella, pero lo único que consiguió es que el la tomo con más fuerza. El de
inmediato al sentirla quieta debajo de el, le quito la sabana y le destrozo la
ligera bata que la cubría. Cuando la tuvo desnuda ante sí, no pudo más que
maravillarse ante la visión de esa diosa. Los senos plenos, la cintura
estrecha, la redondeada cadera y ese triangulo dorado que muy pronto gozaría.
Miro su rostro y miro sus labios hinchados
y enrojecidos por el beso, pero sus ojos los mantenía cerrados. Eso lo lleno de
furia, si así quería que fuera su noche de bodas así… así seria.
La tomaría como la mujerzuela que era hasta
saciarse de ella, tenía mucho tiempo que no estaba con una mujer…Demasiado
tiempo. Se arrojo sobre ella, abriéndole
las piernas con su muslo y la beso
nuevamente con violencia.
Tomo, beso, mordió sus senos hasta hacerla
gemir de dolor. Solo seguía con su propio deseo, ignorando los sollozos de
ella. Suplicándole que se detuviera, que la estaba lastimando.
Pero el estaba en un punto que no podía dar
marcha atrás, la deseaba. Su olor lo tenía sumamente excitado y sentir la
calidez de su cuerpo lo hizo delirar de deseo por sentirse hundir en ella.
Hacia tanto tiempo que no sentía esta necesidad de sentir la calidez de una
mujer y Serena simplemente lo tenía hechizado. Se coloco para poder tomarla y sintió
la diminuta membrana que lo detenía, por un momento se quedo quieto al
sentirla.
¡Su esposa era virgen! Pero ya no podía
contenerse, así que siguió pujando sin prestar atención al dolor que provocaba
en Serena. Cuando ella grito, él le cerro los labios con un beso y siguió.
Una y otra vez entro en ella hasta que por
fin se libero dejando que su semilla la inundara. Al terminar, se dejo caer a
un lado de ella.
Serena sollozo quedo, no quería despertarlo
y que la tomara de nuevo. Había sido muy doloroso, Luna le había dicho que así
seria, pero no que sería tanto el dolor que sentía que cumplir en la intimidad
seria una tortura muy dolorosa.
Serena se levanto poco a poco
silenciosamente, a tientas localizo una de las sabanas y se envolvió en ella.
Se dirigió a la chimenea, quería sentir el calor que esta le brindada para no
llorar. No tenia caso hacerlo, entendía que Darién la tomara de ese modo. Después
de todo termino casado con la fea Tsukino.
Permaneció de pie, dominado el deseo de
ponerse a llorar. Al recordar las palabras de él en el pasado, unas palabras
que le dolieron hasta lo profundo de su corazón. Tan concentrada estaba en sus
recuerdos que no escucho cuando su esposo se acercaba a ella.
Darién se movió en la cama, tratando de
abrazar a la mujer que hacía poco yacía con él. ¡Se había ido! Y al pensar en
esto sintió que lo llenaba de dolor el abandono de ella. Sabía que la había
tratado mal, pero saber que su esposa se comportaba como una doncella virginal,
cuando él pensaba que no lo era lo lleno
de rabia.
De pronto miro la sombra que formaban las
llamas de la chimenea y miro a su bella esposa la cual permanecía quieta y
ausente. La miro ahí tan pequeña y solitaria que se sintió peor. Prácticamente
la había violado, aunque sabía que estaba en su derecho por ser su esposa no
debió tomarla así. Pero al sentirse burlado por el trato que lo obligaban a
cumplir no pudo evitar comportarse así, además el inmenso deseo que sintió por
ella no lo dejaron razonar al final cuando se dio cuenta que ella era virgen.
_ Serena_ dijo acercándose a ella.
La rubia de inmediato se tenso y camino
hacia la cama, no quería enfrentarse a la ira de su marido por no estar a su
lado. Pero sin darse cuenta tropezó con algunas cosas que no estaban antes en
su camino. Sin poder levantarse, trato de acercarse a la pared para poder
hacerlo.
Darién nuevamente se enfureció al ver como
ella se arrinconaba. Su esposa le temía, huía ante la visión de su marido. Un
hombre lleno de cicatrices en su cuerpo, tan profundas que a simple vista
causaban repulsión a quien las mirara. Era la primera vez que una mujer lo
miraba por completo desnudo desde el día en que fue herido.
Ninguna de las mujeres a las que les pagaba
acariciaba su cuerpo, como hacerlo si con trabajo soportaban estar con él sin
atreverse a verlo a la cara. Siempre cerraban los ojos para imaginar
seguramente que las poseía el bello hombre que una vez fue.
Pero su esposa no podía verlo así, ella
debía aceptarlo tal como era. Debía aceptar al demonio Chiba.
_ ¡Mírame!_ la sujeto del pelo bruscamente para levantarla_ ¡Mírame!
La tomo de los brazos una vez que estuvo de
pie y con una mano tomo su rostro.
_ ¡Abre los ojos, esposa!_ la miro con
rabia_ ¡Que los abras!_ la sujeto una vez mas del pelo para que levantara el rostro que ella
mantenía fijo al piso sin atreverse verlo.
Lentamente ella lo hizo, dejando ver el
bello azul de sus ojos. La miro embelesado ante la hermosa visión y el recuerdo
fugaz que tuvo. Pero algo no estaba bien, su mirada era ausente…vacía.
Miro como ella derramaba unas lagrimas y la
soltó. Pudo ver su mirada de confusión y temor, ella buscaba a su alrededor
desesperada.
_ ¡Dios mío!_ gimió el.
Y ante esto, ella lo miro. O al menos ubico
donde estaba el. Su esposa Serena Tsukino… ¡Era ciega!
CAP.
3
Darién observo a la rubia dormir, le había
costado mucho dejarle ver que no la lastimaría nuevamente. Había sido un bruto
con ella, sin importar su condición debió de respetarla. Pero las constantes
burlas por su físico y el dolor por la pérdida de lo que creyó seguro, lo
cegaron.
_Serena, por favor cálmate_ le dijo quedo para que
dejara de llorar.
_Yo…lo siento_ susurro ella, tratando de llegar al
lecho nupcial.
_No tienes por qué sentirlo_ trato de tomarla entre
sus brazos, pero vio que la alteraría más.
_ Si…yo…Setsuna me dijo que te molestaría ver que soy
una inútil_ estuvo quieta cuando al avanzar una prenda de él la detuvo_ Pero
hay cosas que no había antes.
_Si, son mías_ de inmediato el se apresuro a levantar
las prendas que se había quitado.
Ahora entendía el por qué la habitación solo contaba
con pocos muebles y los pasillos no tenían nada, más que los tapices y uno que
otro florero puesto en las esquinas.
_Se que mi condición te avergonzara_ agacho la mirada_
Mi padre solo deseo dejarme protegida, no quería recurrir a ese acuerdo.
_ ¿Tu condición?_ la miro detenidamente, el largo pelo
ocultaba en parte su desnudez. Pero aun así se veía exquisita, simplemente era
hermosa.
Como rechazarla por algo que en ese momento era una
bendición. Su ceguera le daba la oportunidad de tener una vida normal. Se
sentía egoísta al alegrarse porque su esposa fuera ciega.
_Si_ camino un poco mas _ Yo se que un caballero como tú,
querría una bella esposa como Beryl_ una lagrima resbalo por su mejilla_ Se que
soy una mujer que nadie desearía, no solo por mi físico si no también por mi
desgracia al estar ciega.
_ ¡Jamás digas eso!_ se aproximo a ella, sin evitar
abrazarla la abrigo con la manta y sintió su temblor_ ¡Eres bella Serena! Tu
falta de visión no me importa.
_ ¡Lo siento! ¡Lo siento!_ sollozo fuertemente.
_ ¡Perdóname pequeña! No debí tratarte así_ le beso la
mejilla_ Fui un bruto, pero te tratare como mereces_ la separo un poco de él
para mirarla_ Mi bella y dulce esposa.
Ella solo sonrió, trato de poner una mano en su rostro
y el de inmediato lo evito. No quería que tocara sus cicatrices y que lo
rechazara al imaginarse la clase de monstruo con el que se caso.
_ Vayamos a la cama_ la cargo delicadamente_ Mañana
hablaremos mas tranquilamente.
Y así
lo hicieron, no la volvió a tocar dejándola que descansara. Toda la noche
estuvo en vela tratando de entender qué demonios había pasado con ella. ¿Por
qué Setsuna le dijo que no era virgen? ¿Por qué no avisarle sobre la ceguera de
la rubia? Suspiro tratando de entender que pasaba.
Está de acuerdo…cásate
hijo, se feliz. Fueron las palabras de
su progenitor.
Ahora entendía el por qué su padre le sonrió.
Estaba seguro de que el, sabia sobre esto. Seguramente pensaba que con eso
remediaría los años de dolor que vivió en el infierno que lo arrojo cuando
deseo su muerte.
¡Maldito sea! Pensó el pelinegro al mirar
que su padre intentaba manipular su vida una vez más. Rubeus y Beryl no tenían
hijos y ahora intentaba que su sangre no muriera con él.
Mamoru imagino que estando ella ciega no vería
al hombre con el que se caso. Ella solo imaginaria que estaba casada con el
hombre que conoció tiempo atrás. Ella no vería
nunca su rostro marcado, ni las de su cuerpo.
Sonrió imaginando que tal vez podría tener
una vida normal, una vida que durante tanto tiempo pensó que jamás podría
tener. Una vida que envidiaba al más humilde de los hombres por tener a su lado
una mujer que los aceptara sin volver la vista horrorizada o asqueada por el
rostro del hombre que las poseyera.
Pero aun así necesitaba saber que había pasado con esa niña
que él conoció. Esa niña regordeta y llena de espinillas. Seiya tenía razón,
Serena era una de esas mujeres que florecía al igual como una mariposa, la cual
al salir de su capullo dejaba ver toda su belleza en todo su esplendor.
De pronto escucho que tocaban y sin que
esperaran respuesta varias mujeres entraron. Entre ellas Setsuna que se veía
complacida al ver acurrucada en un rincón de la cama a Serena.
_ ¡Buenos días!_ saludo; sin esperar respuesta dijo ella
mirando a Luna_ Quita la sabana.
Luna asintió y despertó a Serena, la cual
al escuchar la suave voz de ella sonrió. Pero rápidamente su sonrisa murió al
recordar lo que había sucedido anoche. Se tapo mas con la manta que la cubría, sabía
que había más gente ahí. De alguna manera las podía sentir.
_ ¡Levántate Serena!_ la apresuro Setsuna_ No tenemos todo el día,
mostraremos la sabana y dejaran saber a tu padre que la unión es válida.
Darién se hizo a un lado, el ya estaba
vestido porque sabía que interrumpirían en la mañana para realizar esa labor.
Miro como las mujeres lo miraban temerosas y se volvió dejando que su largo
pelo cubriera la parte de su rostro que causaba ese temor.
Setsuna ahogo un grito al ver la sabana y
miro al pelinegro con duda.
_ ¿Virgen?_ miro a Luna, tal vez Darién
estaba herido.
_ Si, así es_ tomo a Serena para dejarle
ver la mancha seca de sangre que había escurrido por sus muslos_ Una matrona
puede revisarla.
_ ¡Si!_ dijo ella con un chillido.
_ ¡No!_ se volvió el pelinegro mirando con
furia a la mujer ¿Qué demonios le pasaba?_ Mi esposa llego pura al matrimonio.
Mi palabra es garantía de ello.
_ S…si, muy bien_ se aclaro la garganta al
ver la ira reflejada en el rostro de él_ Hagan lo que tienen que hacer_ les
ordeno a las mujeres.
Y así lo hicieron, colgaron la sabana en la
ventana para que todos vieran que el matrimonio se había consumado. Una vez
terminada su labor, entraron varias siervas con baldes de agua para llenar la
tina que estaba en un rincón de la habitación.
Darién miro como las mujeres al terminar salían
mirando con lastima a Serena. Si, como no tenerla. Ella termino casada con un monstruo,
con un hombre lleno de odio. A pesar de su ceguera ella no merecía algo así.
Una vez a solas, Luna procedió a quitarla
la sabana que cubría a la rubia dejando al descubierto las marcas de él. Ella
reprimió un gemido de sorpresa al ver
las mordidas que él le había hecho en un momento de rabia y deseo.
Luna lo miro duramente y el solamente
agacho la mirada ¡Demonios! Jamás una mujer hizo que bajara la mirada y esta diminuta mujer lo había logrado.
_ Vamos, mi niña_ dijo tiernamente evitando
ya mirar al pelinegro_ Le daré un baño y la arreglare.
_Si_ sonrió ella y se dejo conducir para
poder entrar a la tina donde la bañaría Luna _
¿Darién?_ pregunto al no escuchar
ya a su esposo.
_ Aquí estoy pequeña_ se acerco mirando más
de cerca las marcas que dejo en sus senos y los moretones en sus piernas,
sintiéndose aun peor.
_ ¿Estas complacido con este matrimonio?_
lo miro ubicando donde estaba por el sonido de su voz.
_ ¡Claro que sí!_ dijo con pasión_ ¡Eres lo
mejor que me ha pasado!
_ ¡Gracias!_ sonrió ella dejando que Luna la bañara.
_ ¡Gracias!_ sonrió ella dejando que Luna la bañara.
Darién solo asintió y salió de ahí. ¿Cómo
ella le daba las gracias? La había tratado de la peor manera. Y ella
sencillamente le agradecía. No sabía que pasaba, pero lo averiguaría con la
nana de ella. Preguntarle a su suegra Setsuna sería una pérdida de tiempo.
Ella de una manera u otra no deseaba ese
matrimonio ¿Pero por qué? Le diría a Seiya que se mantuviera alerta. El sabía
como conseguir información con las siervas del castillo.
_ ¿Cómo te fue?_ lo encontró afuera en uno
de los patios_ Ya la vi.
_ ¿Ver qué?_ pregunto confundido.
_ La sabana_ le sonrió_ Eso quiere decir
que tu suegra mintió _ lo miro detenidamente al ver que no decía nada_ ¿Qué hiciste?
_ Yo…pues…_ no sabía cómo decirle_ ¡La forcé!
Me llene de furia por pensar que se burlaban de mí, que por mi aspecto estaría
dispuesto a aceptar lo que me entregaban.
_ ¡Maldición, Darién! Debes de frenar esos
impulsos que tienes_ dijo con rabia, Serena no merecía esto_ Si ella acepto
llevar a cabo la ceremonia sin oponerse por algo fue.
_ No podía decir nada_ sonrió triste_ Mi
esposa esta ciega.
_ ¿Qué? ¿Cómo es eso posible?_ lo miro confundido.
_ Al parecer mi padre sabia sobre esto, por
lo mismo creo que el mismo planeo todo_ miro a los habitantes del castillo que huían
temerosos de él_ No se qué paso con ella para que terminara así.
_ ¿Le preguntaras a Setsuna?_ miro a su
amigo que se veía pensativo.
_No, ella no me diría la verdad_ levanto el
rostro dejando de los rayos del sol le acariciaran su parte afectada_ No se por
qué mintió respecto a Serena.
_ Creyó seguramente que te negarías al
matrimonio_ dijo pensativo Seiya_ ¿Pero que gana con eso? Mas que la furia de
su marido si se entera que ella habla mal de Serena.
_Si, lo se_ recordó a Kenji Tsukino.
Era un hombre noble y justo. Se veía que
adoraba a sus dos hijas, aunque Beryl no llevara su sangre el no hacia ninguna
diferencia entre ellas. Pero no creía que el toleraría que se manchara el honor
de su hija y menos aun que lo hiciera alguien de su misma casa.
_ Darién, estas bendecido_ sonrió Seiya al
observas algo distinto en el.
_ ¿Bendecido?_ lo miro confundido_ Mírame
Seiya, soy un hombre marcado, mi padre me dio la espalda enterrándome en vida y la mujer que quería, se caso con el hombre que más odio.
_ Tus marcas no son tan horribles_ lo miro_
Son heridas de batalla Darién, además libraste una más dura con la muerte.
_ Y debí dejarme vencer_ dijo dolido.
_ Tu padre pensó que su sangre se
extinguiría y no quería que se perdieran sus bienes_ trato de consolarlo, pero sabía
que eso sería imposible_ En cuanto a Beryl…
Cayó cuando él lo miro furioso.
_Muy bien, muy bien_ levanto las manos poniéndolas frente a él_ No diré que Beryl no
te amo ni siquiera un poco para estar a tu lado en esos momentos_ y en cuanto
lo dijo se dio la media vuelta y se fue.
_ ¡Seiya!_ rugió el y miro como su amigo se
iba.
Suspiro cansado ante las cosas que le decía
Seiya. El tenía razón, su padre pensó que su sangre se perdería. Pero eso no
quitaba el hecho de que no mostro un
poco de compasión para su hijo ¡Su propio hijo! ¡Por Dios!
En cuanto a Beryl, que podía decir de ella.
Sabía que la quería o más bien dicho la deseaba. Con el tiempo se dio cuenta
que nunca la amo, no hubo tiempo de tener una relación que floreciera en ese
sentimiento. Pero aun así le dolía que ella se casara con Rubeus, como si él fuera
una cosa sin sentimientos a la que se pudiera tirar como si fuera basura.
Sus palabras de amor que le dijo esa noche
se las llevo ese mismo aire que se colaba entre ellos. Solo fueron palabras vacías
y sin ningún valor.
_ ¡Oh, Darién! Te amo_ susurro ella cerca de sus
labios.
_Mi querida Beryl_ la beso dulcemente.
_ Siempre te amare_ le dijo cuando se separo de ella_
Siempre
Siempre…
Siempre…
Siempre…
Sonrió ante el recuerdo de esa noche. Esas
palabras fueron olvidadas el mismo instante en que lo vio ahí tendido herido y
al borde de la muerte. Los enormes cortes del lado izquierdo de su rostro la habían
hecho retroceder ese día. Suplicando y llorando porque la sacaran de ahí,
diciendo que no podía ¿No podía que? Amarlo, aceptarlo o al menos tener un poco
de compasión hacia él.
Como sea el destino lo había puesto en ese
camino, solo Dios sabia porque Serena había perdido la vista. Y eso era algo que aprovecharía, amaría y
consentiría a su esposa. Era lo menos que podía hacer por ella. Ella…su ángel.
Su dulce ángel.
Al entrar encontró en uno de los pasillos a
Luna, la cual lo miro molesta.
_ No sé qué paso_ le dijo señalándolo_ Pero
no dejare que lastime a mi niña.
_ ¡Lo siento!_ bajo la mirada nuevamente
ante esa mujer_ Deje que la furia me cegara.
_ ¿Qué hizo mi niña para que la tratara así?
Al escucharla hablar con tanto dolor el
pelinegro levanto la vista.
_ ¡Dígame! ¿Qué hizo?_ sollozo ella_ Mi niña
no quería aceptar este matrimonio, debí apoyarla en vez de tratar de que…
_ ¿Ella no quería?_ bramo furioso y dolido.
Seguramente ella sabía sobre su defecto. Y el de tonto pensando que tenia
esperanza de llevar una vida normal.
_No por las razones que piensa_ señalo ella
adivinando lo que pensaba el hombre_ No quería obligarlo a aceptar un
compromiso en el cual usted había escogido a Beryl_ lo miro triste_ Ella sigue
pensando que es fea, tanto su madrastra Setsuna y Beryl le repiten
constantemente esa mentira.
_ ¡Pero ella es hermosa!_ la miro
confundido_ ¿Qué usted no le dice la verdad?
_ Claro que si_ sonrió ella_ Pero piensa
que el amor que le tengo no me deja ver su supuesta fealdad_ se acerco a una de
las ventanas del pasillo_ La señora Setsuna no deja que nadie se acerque a ella
para que no se den cuenta de que es
ciega.
_ ¿Pero porque?_ se acerco para ver lo que
ella miraba.
_ La señora Setsuna es muy supersticiosa,
piensa que mantenerla oculta evitara que la mala suerte caiga en este hogar_
miro como Setsuna daba órdenes a los criados.
_ ¿Y kenji? ¿Qué pasa con él? ¿Por qué lo
permite?_ pregunto tratando de ocultar su ira por esa mujer.
_ El no sabe sobre esto, después del
accidente de mi niña tuvo que partir_ dijo triste_ Ha venido solo en tres
ocasiones en todos estos años y solo por poco tiempo.
_ Pero aun así ¿Por qué usted no le dice?_
miro a la mujer que se notaba que haría cualquier cosa por Serena.
_ Los hombres tal vez sean fuertes y muy
listos en la batalla, pero al lado de una mujer como Setsuna se vuelven unos
mansos corderos que se dejan guiar hacia donde ella desee_ lo miro con burla,
dejándole ver que el también lo hizo al dejarse engañar_ No puedo hacer nada porque
me arriesgo a que no me crea el señor Kenji y me aleje de mi niña.
_ ¿Por qué esta así? _ pregunto sin negarle
nada de lo que ella le dijo_ ¿Era algo
que ya la afectaba?
Recordó que ese día no tuvo mucho trato con
ella y tal vez era una enfermedad que con el tiempo al final la dejo ciega.
_No, ella sufrió un accidente_ recordó ese día_
Fue el mismo día de su compromiso con Beryl.
_ ¿Qué paso?
_ Ella salió de la seguridad del castillo,
nunca supimos el por qué_ lo miro_ La encontraron en barranco profundo a las
orillas de la entrada del bosque.
_ ¿Un golpe? ¿Pero fue accidental o alguien
la arrojo ahí?_ apretó los puños para contenerse. Setsuna le había mentido
deliberadamente sin dejarle saber que eso sucedió cuando Serena solo era una niña.
Ahora entendía por qué Luna le señalo eso,
el hecho que fuera un cordero guiado al antojo de esa mujer. El había juzgado a
Serena sin averiguar la verdad, dejo que Setsuna lo manipulara
_ Ella dice que unos hombres trataron de
hacerle algo, que solo recuerda que retrocedió buscando una forma de escapar.
Pero solo sintió que se perdía en la oscuridad, que algo la jalaba y al final
nada mas_ unas lagrimas corrieron por las mejillas de la mujer_ Su padre no
quiso que nadie supiera lo que sucedió, ni siquiera quiso que la revisaran para
ver si había sido mancillada_ sollozo dolida_ No quería darle un golpe más a la
pobre niña cuando nos dimos cuenta que había perdido la vista.
_ Pero ella era virgen_ señalo el_ Aunque
Setsuna me dijo lo contrario.
_ ¿Qué le dijo esa bruja?_ se seco las lagrimas
al escuchar lo que le decía el pelinegro.
_ Que ella había salido y que no era casta
ya_ recordó que al volverse no aprecio con claridad la sonrisa de la mujer_
Pero no entiendo esa mentira.
_ Dejar a Serena casarse significa que ella
saldría a la luz_ sonrió ella _ Se sabría que ella no ve y además de que
perdería acceso a todas las propiedades que ella maneja con tanto orgullo._
miro hacia abajo mirando a Setsuna que ahora hablaba con su hija Beryl _ Ella quería que mi niña se metiera a un convento.
Y que Beryl con el tiempo tomara posesión de todo.
_ Pero eso no se hará_ dijo mirando también
a las dos mujeres_ Mi esposa tendrá el lugar que merece en este lugar.
_ Solo quiero que mi niña sea feliz_ lo
miro detenidamente_ No deje que sus cicatrices lo cieguen y no le dejen ver la
verdadera esencia de mi niña_ le sonrió_ Antes de su accidente ella veía mas allá
de lo físico y ahora lo hace mas. Jamás lo rechazaría, ella de niña lo admiraba
y ahora cuando supo que usted aceptaba el matrimonio lo empezó a querer.
_ ¿Aun siendo lo que soy?_ pregunto dolido.
_ A pesar de eso_ lo miro tiernamente_ Mi niña
sabe de sus heridas, su padre le dijo cuando le aviso lo del compromiso_ sonrió
ante el asombro de él_ El señor Kenji es un hombre justo y jamás dejaría que su
hija se casara ocultándole cosas. Pero como le dije, ella se negaba porque ella
deseaba que usted eligiera libremente.
_ Muchas gracias por sus palabras_ inclino
la cabeza con humildad ante esa mujer_
Me ha devuelto un poco de vida y me ha dado esperanza.
_ Solo ámela, solo pido eso y nada mas_
dijo ella y se retiro dejando a Darién sumido en sus pensamientos.
Todo eso había pasado ocho años atrás, ahora
entendía por qué esa noche que el partió a su destino fatal Kenji no se
encontraba. El estaba buscando a su hija, mientras el cabalgaba al lugar donde
quedo marcado de por vida. El destino era cruel y caprichoso, de eso no cabía
duda.
Camino a los aposentos donde estaba su
esposa y al entrar la encontró comiendo. Se veía casi etérea con la luz del día
iluminándola. Sentada ahí cerca de la ventana ella disfrutaba del desayuno.
Miro como tomaba las cosas, cada una de ellas colocadas estratégicamente para que
pudiera tomarlas.
_ ¿Qué haces aquí?_ se acerco tomando una
silla para sentarse junto a ella.
_ Desayunando_ señalo ella lo obvio.
_Si, eso ya lo sé_ tomo un poco de fruta_
Me refiero a que deberías bajar conmigo a desayunar.
_ ¿Enfrente de todos?_ se volvió
sorprendida, enfocando sus ojos hacia donde estaba el.
_ Claro que si, eres mi esposa y no pienso
mantener oculta a tan bella mujer_ la beso suavemente, dejando sorprendida a la
rubia.
_ Pero…yo…hace mucho que no bajo_ volvió su
rostro tratando de ocultar su tristeza_ Luna me ha enseñado como moverme aquí,
los otros lugares solo son recuerdos ya casi vagos de lo que una vez vi y
disfrute…Además… ¡No soy bella!
_ ¡Claro que sí! ¡Eres hermosa! Por lo
mismo quiero que bajes_ sonrió al verla entre decidirse o no_ Quiero que todos
envidien al demonio Chiba.
_ Entonces ¿Haces esto para lucirme? ¿Cómo
un trofeo?- dijo dolida.
_ ¡Claro que no!_ aclaro de inmediato ¿Como
hacerle entender que era lo más lógico?
_
¿Por qué lo haces entonces?_ le insistió.
_ Serena, mira tarde o temprano se sabrá la
verdad_ la observo, mirando lo suave de su rostro y sus ojos que a pesar de
estar ausentes seguían teniendo ese brillo que él vio solo un instante en ese
único baile que tuvo con ella_ Además, quiero que te desenvuelvas sin temer a
que los demás sepan de tu falta de visión, pronto iremos a mi hogar.
_ ¿A tu hogar?_ pregunto asustada.
_ Amor, no podemos vivir aquí_ sonrió y
tomo sus manos tratando de tranquilizarla_ Este es el hogar de tu padre y
quiero que tu tomes control del mío en cuento lleguemos.
_ Pero yo…
_Llevaremos a Luna_ la interrumpió_ No creo
que se oponga tu madrastra.
_ ¿En serio Darién?_ sonrió feliz.
El contuvo la respiración al ver ese ligero
brillo iluminarse más, un recuerdo fugaz lo hizo cerrar los ojos ante el dolor
de este. Esa misma mirada lo alentó en sus momentos de agonía, en esos días
cuando suplico la muerte a seguir viviendo. Una luz que lo alentó a continuar.
Al abrirlos vio que su esposa esperaba su
respuesta ansiosa.
_ Si, la llevaremos a nuestro hogar junto
con su esposo Artemis_ la beso fugazmente ganado con esto un sonrojo adorable
de ella_ Ahora desayunemos aquí, pero a la hora de la comida bajaremos ¿Estas
de acuerdo?
_ ¡Si! ¡Lo hare! Gracias Darién, por ser
tan bueno conmigo_ tomo las manos de él, las cuales sujetaban las suyas y las
beso.
_ ¡No hagas eso!_ dijo enojado_ ¡Eres mi
esposa! Es mi deber ver por tu bien, además no soy bueno_ bajo la mirada
avergonzado_ Anoche…
_ No pasa nada_ ella lo interrumpió_ Luna…
bueno ella me dijo… que seria así_ dijo temerosa de que el pelinegro se enojara
con ella.
_ Hacer el amor_ tomo su mano y la beso_ Es
algo dulce y suave_ le dio un beso mas_ Anoche
actué como un bruto_ beso la muñeca de su mano recorriendo suavemente su
brazo hasta llegar a su cuello_ Tendré cuidado esta vez.
Ella cerró los ojos dejándose llevar por
las sensaciones que sentía, su boca la hacía sentir cosas que nunca sintió.
_ No quiero defraudarte_ susurro ella
quedo_ Se que esto es una obligación para ti, sé que soy fea y…
_ ¡Serena! ¡Mi pequeña! _ la observo
mirando en su rostro el sufrimiento por las mentiras de Setsuna_ Esto no es una
obligación para mí, es un placer tenerte como esposa_ beso sus labios con pasión_ ¡Te deseo!
Ella sonrió levemente y Darién la levanto
en sus brazos para llevarla al lecho. Ahí poco a poco le fue quitando sus
prendas. Serena sintió escalofríos, pero también sintió que el cuerpo se
inundaba de un agradable calor.
_Deja que te muestre lo que es hacer el amor_ dijo con voz ronca
por la pasión contenida_ Deja que te de placer.
Ella se estremeció por la promesa
seductora, por sus palabras y su voz. La volvió a besar y ella gustosa lo recibió,
sentía que su cuerpo se abría para él. Cuando sus labios bajaron a sus senos
ella dio un respingo.
El se detuvo y miro sus marcas, apretó los
dientes para no soltar una maldición. Suavemente las beso, haciendo que la
rubia nuevamente se relajara.
Ella cerró los ojos dejándose llevar, al
sentir que besaba sus senos la hizo recordar lo que sucedió anoche. Pero ahora
eran tan suaves y delicados sus besos, que le habría gustado poder ver su
rostro para observar si le gustaba lo que veía. Sus pechos no eran muy grandes
y ella recordaba que a algunos hombres les gustaban las mujeres de senos
grandes. Además Beryl era muy voluptuosa, por lo mismo la había elegido a ella
en el pasado.
Pero no debía pensar en eso ya, ahora ella
estaba casada con él y haría todo lo posible por que el la quisiera, que jamás
se arrepintiera por haberla tomado como esposa.
Lentamente Darién lamia sus marcas tratando
con esto de demostrarle cuanto lamentaba haber actuado como un bruto con ella.
Su lengua comenzó a trazar líneas desde el nacimiento de sus pechos, un poco
por debajo de la axila, hasta llegar a uno de esos pequeños montículos, tomo
uno con su boca, succionándolo de forma seductora.
Ella gimió cuando sintió que el pelinegro acariciaba uno de sus senos
mientras bajaba a su vientre, sus labios la besaban y acariciaban. Nuevamente Darién
se metió un pezón en la boca y succiono, tuvo que reprimir un grito cuando de
pronto el uso los dientes con gentileza. Sentía que algo le faltaba y que
necesitaba que él se lo diera.
_ ¡Darién! ¡Por favor!_ gimió.
No supo que quería decir con eso, solo
sentía que las sensaciones y emociones se acumulaban en su parte intima.
_ Tranquila, pequeña_ sonrió al ver que
ella respondía tan bien a sus caricias, ella le dejaba saber de ese modo que
confiaba en el_ Te dije que te mostraría hacer el amor_ le dijo.
Lo sintió apartarse brevemente y él le abrió las piernas, nuevamente se tenso.
_ Tranquila, Serena_ beso su vientre_ Esta
vez seré gentil_ miro su rostro el cual se veía tenso, pero de pronto ella le sonrió.
Ella asintió y busco su rostro.
_ Confió en ti, esposo_ dijo suave con una
sonrisa, no había nada por qué temer.
Despacio le abrió las piernas y sintió que él
estaba cerca de ella, podía sentir su calor. Serena esperaba ese dolor que
había sentido en su noche de bodas, pero en vez de eso sintió que una de sus
manos se deslizaba entre sus piernas y ella gimió.
_ Relájate_ susurro él.
Se coloco a su lado y le alzo una pierna,
que apoyo en la suya, dejando que abriera su intimidad mas para él. Le siguió
acariciando la pierna hasta llegar a sus pliegues, ahora húmedas y palpitantes
por las caricias que le proporcionaba. Metió un dedo en su interior haciendo
que ella se mordiera los labios para no gritar por la sensación que la hacía
sentir.
Metió un dedo mas haciendo que se
retorciera de placer. Lentamente los deslizo en su interior, sacándolos y
metiéndolos una y otra vez. De pronto
uso su pulgar para frotar esa parte palpitante de ella y consiguió que su cuerpo explotara.
Serena se aferro a su brazo y se arqueo
contra sus dedos que el deslizaba en su interior. La rubia sintió una ola tras
otra de placer y él seguía acariciándola sin descanso. Sentía que moría ante lo
que el pelinegro había provocado y sonrió feliz al ver que su marido le
mostraba lo que era hacer el amor.
_ ¡Gracias!_ dijo quedo, casi sin aliento
después de recuperarse.
_ Eso solo fue el principio, pequeña_ llevo
sus dedos a su boca para saborearla_ Eres muy dulce, querida esposa.
_ ¿Qué
haces?_ Pregunto al sentirlo acariciarla nuevamente y sentir su
parte viril contra su cadera.
_ Amarte pequeña, solo eso…amarte_ y se
puso sobre ella mirando el rostro de su bella esposa_ solo eso pequeña.
Y así
lo hizo una y otra vez, hasta que ella creyó que moriría de placer. Al llegar
junto al clímax Serena tomo su rostro y lo beso. Darién se dejo llevar sin que
notara que la rubia acariciaba esa parte de su rostro que otras mujeres ni
siquiera soportaban verlas.
_ ¡Darién! …¡Darién!... ¡Te quiero!_ dijo
entre jadeos.
El pelinegro sintió que un agradable calor
inundaba su pecho. Hacia tanto tiempo que anhelaba escuchar esas palabras.
Palabras de amor que sabía que nunca más escucharía de una mujer. Lentamente se
dio cuenta que la rubia ahora lo acercaba a ella para besarle la mejilla.
_ ¡No!_ rugió.
_ ¡Darién! ¡Por favor!_ se aferro a él, al
sentir que se alejaba de ella_ Se lo que te paso, pero así te quiero.
_ ¿Cómo puedes quererme?_ salió de ella y
la miro.
Despeinada y sonrojada después de haberla
tomado, hacia que su miembro se pusiera nuevamente erecto ante esa imagen.
_ ¿Y por qué no?_ pregunto ella notando el
dolor en sus palabras_ De niña te admiraba por tus acciones, no por tu físico.
_ Serena, mi dulce Serena_ sonrió ante su
confesión_ Eres simplemente un ángel.
_ Darién, dame una oportunidad de
demostrarte que a pesar de ser ciega puedo ver con los ojos de mi corazón_ se
acerco a él.
_ ¡Gracias, pequeña!_ la abrazo fuerte,
deseando con todo su corazón que la vida esta vez fuera justa con el_ ¡Te juro
que intentare dejar mis demonios atrás!
Y así los dos se entregaron al amor una vez
más, Darién al fin sentía que tocaba el cielo de una manera que nunca antes lo
hizo. Las mujeres en su pasado se entregaron a el por un momento de pasión,
aventura o interés. Pero Serena le daba todo, porque lo quería y sentía que el
ya la amaba. Amaba a su adoraba esposa la cual esta vez besaba las cicatrices
de su cuerpo.
Y sin que ella supiera con esta simple
acción curaba unas heridas que a pesar de estar sanas, siempre estuvieron
abiertas y muy presentes para el pelinegro.
_ ¿Qué haces?_ pregunto el rubio, mirando a
la mujer vestirse.
_ ¿Qué no es obvio?_ sonrió con picardía_
Eres muy bueno, pero nadie debe enterarse querido.
_ Como quieras_ encogió los hombros_
Cualquiera de las siervas me puede complacer.
_ ¡Idiota! Ellas no se comparan conmigo_ se
acerco a él con sus uñas como garras.
_ ¡Tranquila fierecilla!_ sonrió ante los
celos de la mujer, su vanidad era enorme.
_Ninguna mujer se puede comparar conmigo_ sonrió
segura de sí misma_ Soy bella y se como excitar a un hombre hasta hacerlo que
haga lo que yo quiera.
_ Pues, lo segundo creo que si_ dijo
pensativo_ Pero lo primero, no lo creo_ sonrió al ver como ella lo miraba
interrogante_ Tu hermana Serena, es hermosa.
_ ¡Esa ciega!_ bramo llena de rabia.
_ Si, ella_ se empezó a reír_ Ese Darién
tiene una suerte, mira que casarse con una bella mujer aun siendo lo que es.
_ ¡Un monstruo!_ dijo ella sintiendo un escalofrió al recordar
el día que lo vio ahí tendido casi muriendo por esas heridas.
_ ¡Eres una perra!_ señalo él, mirando a la
mujer que le provocaba tantos sentimientos.
_ ¡Cállate! Nadie en su sano juicio se casaría
con él_ le sonrió_ Bueno solo alguien con una incapacidad lo
haría.
_ Eres muy cruel_ sonrió mirando como ella
nuevamente se alejaba de el para seguir arreglándose_ ¿Cuándo llega Rubeus?
_No lo se_ encogió los hombros indiferente_
Sabes cómo es el.
_ Bueno, por el momento será dejar de
vernos_ se levanto también el_ No quiero que mi amigo se enoje conmigo por
revolcarme con su mujer.
_ El piensa que le soy fiel_ sonrió mirando
a su amante vestirse.
_ ¿En serio? Lo dudo, Rubeus no es tonto_
la miro, esa mujer era una estúpida_ ¿Por qué crees que cuando se mete contigo
para preñarte no sale de viaje?
_ ¿A qué te refieres?_ lo miro seria.
_ Quiere estar seguro que lo que cargas en
tu vientre es de él_ le dijo sonriendo mirando como la pelirroja enrojecía_
¿Crees que él no sabe sobre la mujer que vas a ver? Ya sabes, esa que te ayuda con tus problemitas.
_ ¡Idiota!_ dijo ella enojada y salió de
ahí.
¿Seria cierto? ¿Su esposo sabia sobre sus
actividades? Tendría que mantener las apariencias por un tiempo. Mamoru Chiba
estaba muriendo y debía embarazarse para asegurar su futuro como señora de las
propiedades de los Chiba. Si no lo hacía, sabía que tarde o temprano Rubeus la
dejaría para buscar otra mujer.
¿Y si…? Podría efectuar el plan que tenía
en mente. Después de todo, el también lo
odiaba. Tal vez el podría ayudarla.
Sonriendo se dirigió a sus habitaciones. Tenía
que poner en marcha pronto ese plan, con el matrimonio de Serena perdía las
propiedades que Kenji tal vez podría haber puesto a su disposición. Pero el muy
idiota se había dejado convencer por
Mamoru para que dejara a Serena casarse con Darién.
Pero eso no importaba ya. Era momento de cambiar de aires, tal vez en
la corte del rey encontraría nuevos prospectos para satisfacerla. Y tal
vez…encargar a ese heredero tan deseado por Mamoru, un heredero que le garantizaba
su posición. Solo era cosa de ser mas lista que Rubeus.
En la tarde Serena bajaba del brazo del
pelinegro el cual miraba al frente notando por el rabillo del ojo que varias
personas se detenían.
Era un verdadero espectáculo ver al hombre
marcado, al cual nombraban el demonio Chiba en batalla por enfrentar al enemigo
sin ningún miedo. Pero lo que los dejaba seguramente sorprendidos era que a su
lado llevaba a un hermoso ángel, a su querida esposa. La cual caminaba con la
frente en algo y una sonrisa en los labios.
_ ¿Dónde estamos?_ pregunto ella ansiosa_
¿Cerca del salón principal? Puedo escuchar varios objetos moverse y el olor de
la comida conforme nos acercamos es más intenso.
_ Sí, estamos cerca_ sonrió al ver como se
iluminaba su rostro_ Ten cuidado, te ayudare a bajar estos escalones y nos
sentaremos a disfrutar de esa comida tan deliciosa que también yo estoy
empezando a oler.
_ Hacia tanto tiempo que no estaba aquí_ cerró
ella los ojos tratando de recordar el día que estuvo ahí.
Ese día la marco para siempre, en ese lugar
se festejaba el compromiso de Beryl y ahora celebraban el matrimonio de ella.
No pudo evitar dejar de sonreír al recordar también el motivo por el que salió
del castillo.
_ ¿Sucede algo?_ pregunto al ver que se detenía.
_ No…es solo…_ dudo entre decirle o no_ No
es nada, es solo la nostalgia por lo que una vez tuve.
_ Eres una gran mujer Serena_ le dijo
acariciando su mejilla_ Has aprendido muchas cosas y quieres seguir haciéndolo.
Otras en tu lugar hubieran pasado su vida lamentándose y culpando a la vida por
su desgracia.
_ ¡Gracias, Darién!_ sonrió de nuevo.
_ Bueno, es hora de celebrar nuestra unión con
todos_ la condujo adentro del salón.
En cuanto entraron el silencio se hizo
presente, de inmediato Setsuna se levanto y se dirigió hacia ellos.
_ ¡Que demonios! ¿Qué haces fuera de tus
aposentos?_ miro con rabia a la rubia que se mantenía tranquila, sin notar la
ira reflejada en el rostro del esposo de esta_ ¡Sabes perfectamente que no
debes…!
_ ¡Mi esposa ira a donde yo vaya!_
intervino el pelinegro_ ¡Mas le vale que no se meta mas con ella!_ dijo quedo
para que nadie más escuchara.
_ P...p…per…pero_ los miro atónita.
_ Con permiso_ la hizo a un lado y avanzo
hacia la mesa principal.
Ayudo a la rubia a sentarse y se coloco a
un lado de ella. Luna de inmediato le coloco las cosas exactamente a como
Serena estaba acostumbrada y empezó a servirles de comer.
Beryl entro justo cuando Darién defendía a
Serena.
¡Zorra! Pensó al ver como la rubia sonreía encantada ante
las atenciones del pelinegro.
Los observo detenidamente, pero Darién era
el que llamaba su atención. Su rostro oculto por el pelo no dejaba ver sus cicatrices,
solo dejaba ver lo que una vez fue. Un bello hombre al cual deseaba, pero en
cuanto Kenji la llevo a ese lugar todo sentimiento que pudo despertar en ella
murió.
_Debemos ir con los Chiba_ le dijo su padrastro
mientras daba órdenes de arreglar todo.
_ ¿Qué paso?_ lo miro nerviosa ¿Acaso se daría cuenta
de su pequeño desliz?
_Darién fue gravemente herido_ miro hacia la torre
donde estaba Serena_ Desearía quedarme, pero es el hijo de mi mejor amigo y el
quiere que vayas a verlo.
_ ¿Para qué?_ detestaba viajar así de pronto sin
arreglar sus cosas adecuadamente.
_ ¡Eres su prometida! ¡Debes estar con él!_ la miro
furioso.
Durante días lo hicieron, fue un viaje realmente muy
incomodo y deseo que solo fuera algo sin importancia y poder disfrutar unos
días tal vez celebrando que Darién se recuperaría muy pronto.
Al llegar observo que la gente oraba y se mostraba muy
triste ¿Habría muerto? ¿Ahora qué haría? Darién era el caballero más rico y el que le proporcionaría una vida que ella
deseaba. Una vida llena de lujos, riqueza y poder.
Rápidamente la ayudaron a bajar de la carreta,
sacándola de sus pensamientos. Miro como Kenji hablaba con alguien y le negaba
con la cabeza.
_ ¡Vamos!_ la tomo del brazo Kenji para llevarla a los
aposentos de Darién donde reposaba_ Debes ir con tu prometido.
_ ¿Es muy grave? ¿Morirá?_ pregunto ella mirando la
cara de tristeza de todos.
_No lo sé, pero como su prometida debes estar ahí y
apoyarlo_ le dijo mientras saludaba a Mamoru.
Mientras hablaban entre ellos, un olor nauseabundo
inundo el pasillo cuando un hombrecillo abrió una puerta. Lentamente se acerco
y miro adentro de la habitación de donde provenía ese olor. Un hombre o lo que
fuera yacía en esa cama, miro detenidamente y pudo notar que se trataba de…Darién.
Estaba con las heridas abiertas, la de su brazo era
horrible casi podía ver el hueso de este. Yacía de lado donde pudo apreciar un
poco de la herida de su espalda que
seguramente era horrorosa. Pero al observar su rostro miro como dos cortes
enormes cruzaban su lado izquierdo, uno se podría decir que le destrozo el ojo
y el otro que cruzaba desde su pómulo hasta su barbilla eran asquerosos por el
color amarillento, lleno de pus y por el
olor que de ellas provenía.
¿Cómo podía ser prometida de…esto? ¡No podía! ¿Que tal si se casaba y sobrevivía? Estaría
atada a un fenómeno.
_ ¡No puedo! ¡No puedo!_ chillo mirándolo al notar que
el pelinegro la miraba suplicante _ ¡No
puedo, padre!_ se aferro a kenji desesperada, no aceptaría jamás casarse con
esa cosa_ ¡Por favor padre!
_ ¡Sal!_ se oyó la furia en su voz_ ¡Vete de aquí!
¡Muchacha idiota!
Volvió a verlo una vez más y sintió ganas de vomitar.
Ella salió de ahí, corrió por los pasillos llegando por fin a un jardín.
Respiro profundamente tratando de alejar de ella esa imagen y el olor de putrefacción
que inundaba su nariz.
_ ¿Y ahora que harás?_ dijo alguien a sus espaldas.
_Nada_ le contesto, no tenía necesidad de volverse
sabia quien era.
_ ¿No serás la dulce prometida que consolara a ese
hombre?_ pregunto con un tono de burla en su voz.
_Es que…yo… ¡No puedo! ¡No quiero eso por prometido!_ señalo
hacia el interior del castillo_ ¡Es asqueroso! ¡Estará deforme de por vida!
_ No te preocupes querida_ sonrió _ Tu compromiso esta
anulado.
_ ¿En serio?_ pregunto llena de alegría.
_ Así es, celebraremos uno nuevo_ se acerco a ella tomándola
en sus brazos.
_ ¿Uno nuevo? ¿A qué te refieres?_ miro los labios de
ese hombre que la hacía arder.
_ El nuestro_ le dijo besándola.
Poco después se celebro su boda con Rubeus,
y ese mismo día el tomo posesión de todo. Mamoru pensaba que Darién no
sobreviviría y quería dejar asegurado sus posesiones en manos de alguien que
llevara su sangre.
Pero tiempo después el pelinegro se
recupero, abandono el castillo de su padre y se embarco en cruzadas para el
rey. Ganando con esto ser uno de los favoritos de su majestad y por lo cual le
había brindado propiedades que podían competir con la de los Tsukino o Chiba.
Al menos eso había escuchado de los labios
de sus distintos amantes. Tal vez Darién no fuera el bello hombre que una vez
fue, pero en el campo de batalla era admirado por todos sus hombres.
Y eso era algo que le atraía a ella de
cierto modo, Darién Chiba manteniendo oculta esa parte de el era excitante.
Miro como Darién le ofrecía de su copa a la rubia y sonrió pensando en un plan
para borrarle esa sonrisita de felicidad a su pequeña hermanita.
Se acerco a ellos y se sentó a un lado de
Darién. Le sonrió y pudo notar que este se quedaba sorprendido. El aun la
deseaba, eso lo podía notar. Y eso era un punto a su favor, algo con lo que
haría sufrir a esa rubia tonta.
_ Serena, hermanita_ le hablo dulcemente_
¿Me pasas la jarra de vino?
La rubia de inmediato se tenso, trato de
buscar la jarra la cual seguramente se encontraría donde Luna le ponía la de
agua, a su lado derecho junto a el vaso donde ella se servía.
Pero al hacerlo tiro la copa, esta era más
alta que el vaso y no se acordó que en ese momento disfrutaba de un poco de
vino.
_ Yo… lo siento_ se levanto al sentir el
liquido mojarla.
_ No te preocupes hermanita_ sonrió ella
con malicia_ No la viste, es una lástima que Luna no te enseñara un poco más
para evitar estos accidentes por tu ceguera.
Al decir esto todos los miraron, Darién
miro con rabia a la pelirroja que mantenía su cara de inocente. Mientras que
Setsuna se ponía pálida y empezaba a dar órdenes para que limpiaran el
desastre.
_Esta
ciega_ susurro alguien.
_Con
razón se caso con el_ dijo otro.
_Pobre,
ciega y casada con ese demonio_ se oyó la voz de una mujer.
_ Y
es hermosa, no cabe duda que tuviera suerte de conseguir una mujer ciega que lo
aceptara.
Los murmullos aumentaban y Serena se tapo
los oídos. ¡No quería escucharlos! ¡No quería!
_ ¡Basta!_ grito haciendo que todo quedara
en silencio.
Darién la observo y se mantuvo tranquilo,
el la había llevado a esto y era momento de ver si ella aceptaría también lo
que se decía a espaldas de el. Quería ver si su esposa tenía el valor para
llevar esa vida donde siempre los señalarían.
Y así quedo, mirando como todos esperaban
lo que esa pequeña rubia podría decirles sobre su pobre destino al lado del
Demonio Chiba.
CAP.
4
_ ¡Basta! ¡Basta!_ grito la rubia abriendo
los ojos tratando de concentrarse ante los ruidos que iban cesando_ ¡No
permitiré que sigan hablando así, como si estuviera ausente! ¡Ni dejare que
hablen de mi esposo de esta manera!
_ Mi niña_ se acerco Luna para ayudarla a retirar
la silla y llevársela.
_No Luna, déjame_ tomo las manos de su
nana_ No dejare que manchen el honor de mi padre, ni que sigan hablando así de Darién.
Luna se retiro, pero se mantuvo cerca. Miro
a la pelirroja que sonreía mirando al pelinegro, el cual se mantenía quieto y
sereno ante los invitados que habían asistido ayer a la boda de ellos. Gente
que simplemente vinieron para ser parte de un espectáculo que esperaban
ver.
_ Mi padre me dijo todo sobre mi esposo_
dijo ella mirando hacia el frente_ Ustedes que dicen ser amigo de él, saben que
jamás permitiría que una de sus hijas fuera en contra de su voluntad o con
mentiras.
Varios asintieron y agacharon la mirada
avergonzados.
_ Mi esposo es un gran guerrero y fiel
caballero de la corona_ siguió ella _ Creo que algunos de ustedes, sus hijos
tal vez, o un ser querido le deben la
vida a este hombre del cual se expresan tan horriblemente_ trato de
controlarse, no debía llorar para demostrarles lo orgullosa que estaba de ser
la mujer del Demonio Chiba_ La belleza con el tiempo se marchita y ser perfecto
no existe_ dijo seria_ Pero el honor y la valentía que mi esposo ha demostrado
en el campo de batalla y fuera de este, durara por siempre.
Otros tantos se miraron entre sí, era
cierto. Algunos de ellos debían la vida a ese hombre, otros que sus hijos
regresaran sanos y salvos a su hogar, otros pocos sabían que ese hombre hizo
todo lo posible por que los hombres que peleaban a su lado regresaran a sus
hogares.
_No tolerare que en la casa de mi padre se
insulte a mi esposo_ dijo la rubia buscando la mano del pelinegro que de
inmediato la tomo_ Quiero a este hombre por sus acciones, a pesar de ser ciega
se quien es mi marido…un hombre valiente que ha sabido salir adelante.
Todos siguieron callados ¿Qué podían decir?
Serena Tsukino tenía razón, habían ido al hogar de un buen amigo para celebrar
la boda de su hija y ellos solo estuvieron hablando sobre el rostro deforme de Darién
Chiba y lo bella que era la mujer con que se había casado.
'
'
_ ¡Bravo!_ aplaudió alguien_ ¡Ya era hora
de que alguien les hablara claro a estos estirados!_ dijo Seiya sonriendo al
ver con que pasión la rubia defendía a su amigo.
Varios más aplaudieron, empezaron a vitorear
a la pareja y Darién sintió dentro de su corazón una inmensa admiración por su
pequeña esposa. Sintió el fuerte agarre de la rubia, la cual se veía que estaba
muy nerviosa. Pero aun así lo defendió, dejo atrás su miedo y enfrento a toda
esa gente.
Subió su mano a sus labios y la beso
suavemente.
_ Gracias_ susurro cerca de su oído
mientras le daba un beso en la mejilla_ Gracias, pequeña.
_ ¡Te quiero, Darién! ¡Siempre estaré para
ti!_ sonrió ella subiendo su mano para acariciar su mejilla dañada_ ¡Siempre!
Beryl se levanto molesta, las cosas no habían
salido como planeo. Salió de ahí furiosa maldiciendo la suerte de la rubia. De
pronto fue detenida por su madre.
_ ¿Cómo te atreviste?_ le dio una bofetada.
_ ¡Madre!_ la miro sorprendida poniendo su
mano en la mejilla lastimada_ ¿Por qué?_ le pregunto, sabía que ella también no
toleraba a Serena.
_ Pusiste en evidencia algo que evite
durante tanto tiempo_ la miro con rabia_ ¡Sera nuestra perdición!
_ ¡Eso son tonterías!_ se dio la vuelta con la intención de seguir su camino. Ella no creía en esas tontas supersticiones, pero nuevamente Setsuna la detuvo.
_ ¡Eso son tonterías!_ se dio la vuelta con la intención de seguir su camino. Ella no creía en esas tontas supersticiones, pero nuevamente Setsuna la detuvo.
_ ¡No lo son! _ la enfrento_ Has querido
ponerla en vergüenza y lo único que conseguiste es que todos la admiren en vez
de compadecerla.
_ Pues que disfrute su momento_ sonrió ella
segura_ Porque le daré en lo que más le duele.
_ ¿A qué te refieres?_ observo como la
pelirroja miraba hacia el salón.
_ He notado que Darién aun siente algo por
mi_ miro la mueca de asco de su madre_ No te preocupes, no hare nada con él. Jamás
podría estar con él, necesitaría estar ciega como Serena para soportarlo.
_ ¡No me importa que hagas!_ le grito_ Deberías
preñarte y asegurar la fortuna de los Chiba con un heredero_ miro hacia su vientre_ Has que uno de tus
amantes te ayude si el imbécil de Rubeus no puede_ sonrió al ver la palidez de
la pelirroja_ ¿Pensabas que no sabía? ¡Por Dios Beryl! Te revuelcas con medio
mundo, es lógico que los rumores lleguen a mis oídos.
_ Solo son eso…rumores_ le dijo tratando de
no dejarle ver su nerviosismo.
_ Como sea_ la miro seria_ Asegúrate de
quedar embarazada, Mamoru podría cambiar de decisión si Serena le da ese nieto
que tanto desea.
Setsuna se fue dejando a Beryl llena de
rabia y frustración. Tenía razón, su posición cada día estaba más en peligro si
no le daba un heredero a Rubeus. Tal vez
si pondría en marcha su plan, quedarse preñada de otro hombre. Pero primero tendría
que poner en marcha el otro…Y para eso tendría que hablar con él.
El también lo odiaba y estaba segura que la
ayudaría. Con tal de tener lo que siempre quiso lo haría, el era un hombre
lleno de odio por que Rubeus tenía lo que él siempre amo…a Ella.
Los días pasaron lentamente, Serena se
acostumbraba poco a poco a memorizar los pasillos que desde hacia años no frecuentaba
ya. Con ayuda de Luna y las demás siervas que gustosas le ayudaban poniendo
ciertos objetos para que ella reconociera donde estaba o donde debía tener
cuidado con los escalones.
Darién en lo tanto adiestraba a los nuevos
guardias, junto con Seiya. Desde ese día que Serena lo defendió no hablaba de
otra cosa de la suerte que tenia Darién y la envidia que muchos le tenían al
ver lo maravillosa y valiente que era la rubia.
En ocasiones Darién iba al jardín donde su
esposa se sentaba y les contaba maravillosos cuentos llenos de aventura y
romance a los niños del castillo. Era como estar en esas historias, las contaba
con tal pasión que incluso algunos adultos entre ellos fieros soldados se
acercaban discretamente para escucharla.
Luego en las tardes la acompañaba a la área
donde hacían los bordados y tapices. Ahí también pudo apreciar la paciencia que
tenia para hacer tan hermosos diseños con solo sentirlos con sus manos. No cabía
duda de que Luna le había ayudado mucho, pero también era consciente de que la
fuerza de voluntad de la rubia había logrado que ella no se hundiera por
completo en esa oscuridad.
Por las noches sentía que su corazón poco a
poco sanaba. Ella con sus caricias y palabras de amor lo hacían tener la
esperanza de que olvidaría ese día en que las personas que más quiso le dieron
la espalda…su padre y la mujer que había elegido para que fuera su esposa:
Beryl.
_ Darién, me da tanto gusto ver que eres feliz_ dijo
la pelirroja mirándolo con una suave sonrisa en los labios_ Durante años me ha
atormentado la culpa.
_ ¿Culpa? ¿Por qué?_ la miro confundido.
_ Por no haber sido valiente_ suspiro ella
profundamente_ Kenji me tuvo entre algodones y no tuve el valor para enfrentar
lo que sucedió ese día_ miro hacia la nada_ Pero créeme, durante mucho tiempo
he deseado regresar a ese día y hacer lo correcto.
_ Olvídalo_ le dijo el notando como la mano de ella se
posaba en su brazo_ Eso ya es pasado, tu estas casada con mi primo y ahora yo
lo estoy con Serena.
_ Mi querida hermanita_ dijo ella quedo agachando la
mirada_ Me da tanta pena.
_ ¿Por qué?_ se tenso.
_ Porque…mira no lo tomes a mal_ lo miro directo a los
ojos_ Pero solo por su ceguera Mamoru la tomo en cuenta, ningún otro la tomaría
como esposa_ poso ahora su otra mano en el fuerte pecho del pelinegro_ Si ella
no fuera ciega seguramente muchos hombres la pretenderían.
_ Si, tienes razón_ estuvo de acuerdo con ella y se
hizo a un lado para que no lo tocara. Su toque lo hacía sentir en el pasado_
Pero la vida nos ha puesto aquí y es por algo ¿No crees?
_ Si, así es_ sonrió ella pasando suavemente su lengua
por los labios_ Espero que algún día veas que no soy esa niña tonta que no supo
defender lo que amaba…una niña que debió estar al lado del hombre que siempre
amaría.
Las dulces palabras de ella no lo dejaban
estar tranquilo ese día ¿Cuánto no hubiera dado por escucharle eso mismo en su
lecho de agonía? Tener la esperanza que la mujer que quería lo apoyaría. Sacudió
la cabeza, no debía pensar en ella. Serena no merecía que el tratara de revivir
su pasado, un pasado donde era feliz y
sentía que podía conquistar al mundo.
_ Tus cosas llegaron_ la voz de Seiya lo
saco de sus pensamientos.
_ ¿Qué cosas?_ lo miro sin saber que decía.
_ Las que no trajiste porque pensabas
casarte y salir de aquí inmediatamente_ le aclaro su amigo.
_ ¡Oh! Esas cosas_ sonrió.
_ Las mande colocar en tus aposentos_
camino junto a él cuando Darién se encamino hacia el campo de entrenamiento_ Por
cierto ¿Cuándo partiremos?
_ En cuanto me avisen que mi propiedad esta lista, necesito que
acondicionen ciertas áreas para Serena_ pensó él, sonriendo al recordar lo
emocionada que ahora estaba la rubia por la aventura de viajar y sentir nuevos
lugares.
A
pesar de su falta de visión, notaba que ella disfrutaba ampliamente de un
sonido. Ya fuera solo el viento o las risas de los niños. Así como también
disfrutar de los olores y sabores de las cosas que probaba. Pero el que más le
gustaba a él en lo personal, era el del tacto. Ese que cada noche ponía en práctica
en el. Sintió que se ponía duro de solo pensar en ella, en sus caricias ávidas
y llenas de ansiedad por amarlo.
Siguieron caminando saludando a los
soldados que se encontraban al paso. De pronto se oyó el sonido de las
trompetas anunciando la llegada de un miembro de la familia ¿Seria kenji? ¿Habría
terminado su cruzada?
Pero justo en ese momento entre en un
brioso corcel un hombre que hacía mucho no veía, pero el cual siempre tenía
presente…Rubeus.
_ ¡Hola, primo!_ se bajo del caballo y se
dirigió hacia el_ Supe de tu boda ¡Felicidades!_ se acerco y lo abrazo.
_ Gracias_ dijo entre dientes, aceptando el
abrazo.
_ Sabes…creo que ustedes hacen la pareja
perfecta_ lo miro detenidamente, hacia mucho que no lo veía.
Para ser precisos el día que lo vio ahí
tendido con sus heridas abiertas e infectadas. Pensó que moriría, pero no fue así.
_ Si, así es._ sonrió el pelinegro a su
primo_ Serena es perfecta para mí.
_ Sí, eso sí_ suspiro pensativo_ Ese Kenji
supo manejar sus cartas…mira que obligarte a casarte con Serena.
_ No fue una obligación_ lo miro serio.
_ Vamos, Darién. Confiésalo ¿Quien en su
sano juicio se casaría con una mujer así?
_ ¿Así? ¿A qué te refieres con eso?_
pregunto entrecerrando los ojos ¿Acaso el sabia de la ceguera de Serena?
_ Pues a que es horrible_ soltó una risa_
Mira que tu también no te quedas atrás_ miro al otro hombre que estaba junto a Darién
que lo miraba furioso_ Pero no por eso debías cargar con la fea Tsukino.
_ ¡Darién!_ se oyó una suave voz que lo
llamaba.
Rubeus se volvió y miro a una bella mujer
acompañada de Luna, la nana de Serena. Su piel era blanca como la nieve, su
cabello rubio era como el color del sol, sus labios eran como el capullo de una
rosa listos para ser besados…Simplemente era hermosa. Seguramente una amante
pagada por su primo al notar como este le sonreía. Una sonrisa que solo era dirigida
a una mujer especial.
_Hola amor_ la saludo él.
El pelirrojo sonrió, no se había equivocado.
Era su amante, ya vería como quitársela y disfrutar de ella. Después de todo
que mujer se negaría a estar con él, en vez de con su deforme primo.
_ ¿Quién llego?_ se acerco lentamente
mientras Darién de inmediato se acerco para que Luna la dejara a su cuidado.
_ Es Rubeus_ sonrió ante la mirada de
admiración de su primo_ Esta felicitándome por mi boda_ miro atento al
pelirrojo para no perder ninguna expresión de su rostro en cuanto le dijera
quien era ella_ Nuestra boda, querida.
_ ¿Su boda?_ salió de su ensoñación al ver
la sonrisa de Darién y escuchar sus palabras.
_ Sí, mi boda_ recalco el pelinegro_ Deja
te presento a mi esposa…Serena.
Rubeus miro atónito a la mujer ¡Era
hermosa! Y ahora su primo disfrutaba de ella. ¡Malditas fueran esas mujeres!
Durante años mantenían engañados a todos con referente al físico de la rubia. Y
ahora Darién tenía la suerte de tenerla a su lado.
_ Mucho gusto_ sonrió ella.
_ El gusto es mío_ extendió su mano para
que ella se la diera, pero miro que la rubia mantenía su vista fija hacia él,
pero sin verlo en realidad.
_ No puedo ver_ dijo ella sonriendo.
Y con eso entendió todo, ahora entendía por
qué la boda fue precipitada y el no pudo llegar a tiempo para impedirla. El
matrimonio de su primo con la heredera principal de Kenji echaba abajo todos
sus planes.
_ Eso no tiene importancia mi lady, pero
ahora entiendo las cosas_ sonrió mirando como Darién se ponía tenso_ Su belleza
hace que ese detalle pase sin importancia_ tomo su mano y la beso, noto que su
primo lo miraba amenazadoramente.
_ Bueno, será mejor que nos veamos en la
comida_ señalo el pelinegro, notando como Rubeus desplegaba sus encantos con
Serena.
_ Es una cita en la cual no dejaría de
asistir_ miro la deliciosa silueta de la rubia cuando esta se volvió para que Darién
la condujera al interior.
_ ¡Jamás podrás tenerla!_ dijo Seiya
mirando con furia al pelirrojo.
_ ¿Disculpa? ¿Tu quien eres? ¿El perro guardián
de Darién?_ se empezó a reír.
_ Soy su amigo_ le dijo conteniéndose de
darle un buen puñetazo_ No te atrevas a acercarte a Serena.
_ Es de la familia_ dijo cínicamente_ Es la
hermana de mi esposa y ahora es mi…primita_ sonrió dándose la vuelta y dejando
al amigo de su primo hecho una furia.
Seiya miro al hombre que le había de algún
modo arrebatado todo a Darién. La mirada que le dirigió a Serena no le gusto
para nada, lo mejor sería mantenerse alerta. No solo vigilaría a Beryl, sino también
a Rubeus. Esos dos eran unas víboras que solo destilaban veneno para lastimar a
los demás, solo esperaba que Darién se diera cuenta de eso antes de que cayera
en las redes de Beryl.
Durante esos días noto como la pelirroja se
le acercaba a Darién, eran simples toques o roces que según ella los hacía sin
querer. Pero el veía mas allá de su belleza y pudo notar que su amigo de algún
modo disfrutaba de eso.
El quería recuperar lo que una vez tuvo y
si seguía pensando así perdería a la mujer que en verdad lo amaba. Serena no
merecía que Darién viviera atormentado y deseando que su vida hubiera sido
diferente. De una cosa si estaba seguro, si Darién la lastimaba el mismo se
encargaría de darle su merecido.
Suspiro molesto y frustrado, solo esperaba
que pronto estuviera todo listo para partir. Presentía que con la llegada de
Rubeus las cosas no estarían bien, ese hombre no le daba nada de confianza. Ver
su mirada llena de envidia y odio contra Darién, lo hizo pensar en el ataque
que dejo deforme a su amigo.
Según Darién le dijo el camino que
recorrían para llegar a su propiedad nadie lo sabía, o al menos sus enemigos no
tenían idea que irían por ese en vez del camino principal ¿Acaso alguien les
avisaría sobre la ruta que recorrerían? ¿Por qué al final nadie ataco la
propiedad de los Chiba? Según supo ese fue el motivo por el que Darién fue a
ese lugar.
Cuando llevaron al pelinegro a que le
curaran las heridas, nadie les dijo nada sobre rebeldes que estuvieran a los
alrededores y que todo estaba tranquilo. Todo eso se olvido por los
acontecimientos siguientes. Salvar a Darién y después la boda de Rubeus, así
como también el traspaso de todo al nombre de él.
Ahora al ver al primo de Darién lo hizo
pensar más en todo esto ¿Por qué el no fue? ¿Dónde estaba el cuando todo esto
sucedió? Camino hacia la parte donde estaban los soldados entrenando, mas al
rato iría a la cocina donde siempre escuchaba rumores muy interesante...unos
que seguramente Darién no creería.
_ ¿Estas bien?_ pregunto la rubia a su
esposo que se mantenía callado.
_ Si, ¿Por qué?_ miro a la mujer que lo tenía
conquistado.
_ Estas muy callado_ se acerco tomando sus
manos_ ¿Te molesta que Rubeus me vea? ¿Qué sepa de mi condición?
_ ¡Por supuesto que no!_ de inmediato le
respondió_ Es solo que sus palabras…
_ ¡Te quiero Darién!_ subió sus manos hasta
llegar a su rostro_ No me importan lo que digan.
_ Serena, si vieras mi rostro no pensarías
igual_ se aparto de su lado bruscamente_ Tal vez imagines que mis cicatrices no
son tan horribles y que solo son marcas sin importancia.
_ Para mí no lo son_ se levanto ella
tratando de acercarse escuchando su voz y su respiración agitada.
_ Si vieras Serena, no creo que pensarías
igual_ la miro notando que se ponía tensa.
_ Si Dios hiciera ese milagro se lo
agradecería_ lo miro llena de dolor por su poca fe en ella_ Pero también le
agradecería por dejarme ser una esposa completa para ti.
_ ¡Me dejarías! ¡Tu mirada me evitaría!_
bramo con rabia.
_ ¡Te quiero, Darién! ¿No lo entiendes?_ le
grito_ De niña te admiraba y durante estos años mi admiración se convirtió en
amor al ver que no te dejaste vencer_ unas lagrimas se deslizaron por sus
mejillas_ Saber que a pesar de que todo se te quito, tu luchaste por seguir
adelante. Eso me hizo también luchar por no ser una inútil.
_ Serena…yo…_ no sabía que decirle, las
palabras de Rubeus y las cosas que Beryl le decía lo tenían confundido_ ¡Perdóname!
Se acerco a ella y la abrazo, debía dar
gracias a Dios por darle esta oportunidad y no dejar que las palabras o el
anhelo de revivir el pasado lo hicieran lastimar a su mujer.
_ ¡Darién! ¡Te quiero tanto, que me duele!_
sintió las suaves caricias del pelinegro al limpiar sus lagrimas_ Tengo miedo,
mucho miedo_ le confesó abrazándose a él.
_ ¿Miedo? ¿Por qué, mi amor?_ la condujo a
la cama y la hizo que se sentara mientras él se arrodillaba frente a ella.
_ No lo se_ sintió como su esposo le besaba
las manos.
_ No tengas miedo querida_ sonrió al ver
como una ligera sonrisa se formaba en sus bellos labios_ Te tengo una sorpresa_
le dijo levantándose.
_ ¿Una sorpresa?_ recordó que hacía rato habían
llevado unos baúles_ ¿Son tus cosas?
_ No, en realidad estaba entre traerlos o
no_ abrió uno de los baúles y saco una caja pequeña del fondo de uno de
ellos_ Pero estaba seguro de una cosa.
_ ¿Cuál?_ sintió a su esposo acercarse a
ella.
_ Que tu merecías llevar esto_ se acerco y
le puso un collar en sus manos_ Era de mi madre_ le dijo mirando la emoción en
ella_ Se que ella habría querido que tu lo llevaras.
_ ¡Sera un honor!_ sonrió e hizo a un lado
su trenza_ ¿Me lo pones?
_ Claro que si_ al hacerlo beso su cuello_
Sabes…me gustaría…_ acaricio sus senos_ Verte solo con el collar puesto_
lentamente la desvistió dejándola como quería.
Serena solo sintió las suaves manos de su
esposo y sus labios que besaban cada parte de su piel. La suave brisa que se
adentraba en la habitación la hizo temblar ligeramente y sintió el cálido
abrazo de su esposo y el peso de su cuerpo. Lentamente entro en ella dejándole
sentir la pasión que había entre ellos.
Cerró los ojos dejándose llevar y oro en
silencio para que su esposo la amara del mismo modo en que ella lo hacía. Que
no la viera como una obligación y que se diera cuenta que siempre lo querría,
sin importarle sus cicatrices que sabía perfectamente lo hacían encerrarse en
ocasiones en sí mismo.
_ ¡Serena! ¡Serena, mi querida esposa!_ sintió
el cálido aliento de su esposo cerca del lóbulo de su oreja y se estremeció_
¡Te deseo tanto! ¡Eres simplemente exquisita!
La rubia sonrió, deseando en lo más
profundo de su alma escuchar palabras de amor.
_ ¡Yo también Darién!_ jadeo ella sintiendo
las fuertes embestidas del pelinegro_ ¡Mas…mas…ohhh…Darién…!
Juntos se entregaron al éxtasis y llegaron
al mismo tiempo al clímax máximo. Darién beso la frente de ella y la miro
dormir. Observo el cuerpo desnudo de ella, el cual solo portaba el collar que
le había regalado. Sonrió notando que nuevamente estaba listo para ella, jamás
había sentido esto con ninguna mujer. El solo verla le hacía sentir no solo la
necesidad de ella, si no también un sentimiento que se negaba a reconocer.
No podía amarla, no debía. Porque si lo hacía
le daría un poder que jamás le daría a nadie en su vida. No quería que algún día
ella le diera la espalda.
Se recostó y trato de dormir, no bajarían a
comer. Mandaría pedir que les subieran la comida, así podría disfrutar de la
vista que solo él podía disfrutar.
_ ¡Maldita sea!_ Rubeus aventó una silla_
¡Maldito seas, Darién!_ se sirvió mas vino.
Había asistido puntual al salón para comer
junto a la esposa de su primo. Pero estos no se presentaron y se entero luego
que habían pedido que les subieran a sus aposentos la comida. El muy maldito
deforme disfrutaba seguramente de las caricias de la rubia. ¿Cómo desaprovechar
esa oportunidad? Serena Tsukino era hermosa y lo mejor para el…ciega.
_ ¿Qué te pasa?_ entro Beryl mirándolo
confundida, había llegado de pésimo humor y durante la comida había estado
peor.
_ ¿Por qué me mintieron?_ la sujeto del
brazo fuertemente lastimándola_ ¡Contesta, idiota!
_ ¿A qué te refieres?_ pregunto con un
gemido por el dolor causado por el fuerte agarre de su esposo.
_ Sabes a lo que me refiero, perra_ le dio
una cachetada que la tiro al piso_ Tu madre y tu mantuvieron oculta a Serena,
no dejaron que nadie viera que era ciega_ se acerco a ella amenazadoramente_
Pero también ocultaron lo hermosa que es.
_ ¡Ella no es hermosa!_ le dijo furiosa y
llena de celos.
_ ¡Por Dios!_ se empezó a reír_ Creo que
aquí no tenemos solo una ciega ¿Cuándo veras que ante ella no eres nada?_ miro
como Beryl lo miraba con odio_ De haber sabido todo esto hubiera pedido la
anulación de nuestro matrimonio.
_ ¿A qué te refieres?_ se levanto mirando
como el pelirrojo se servía un poco de vino.
_ Si estaba contigo era porque sabía que
tarde o temprano Kenji te dejaría sus propiedades_ se volvió para mirarla con
asco_ He soportado que te revuelques con tus amantes, dejándote pensar que no sabía
nada.
Beryl palideció cuando su esposo se acerco
a ella.
_ Yo…no…yo jamás…_ trato de negarlo todo.
_ ¡Cállate!_ la sujeto de la barbilla con
fuerza_ No vale la pena seguir contigo, no cuando ya no tienes lo que me atraía
de ti_ sonrió al ver la mueca de dolor de ella_ Debí esperar y no tomar las
sobras de Darién, ahora estaría yo casado con Serena…_ miro como los ojos de
Beryl se abrían enormemente_ Si, yo gustoso habría aceptado a esa mujer.
_ ¡Esta ciega! ¡Es una inútil!_ le grito
tratando de soltarse de su agarre.
_ En la cama no necesito que vea_ sonrió al
imaginar lo que pudo haber hecho con la rubia_ ¡Pero por idiota tome a una
zorra como esposa! Ahora Darién disfruta de una bella mujer, mientras que yo tengo que estar con una cerda que se
revuelca con todo aquello que tenga un
falo que la satisfaga.
_ ¡Cállate!_ se revolvió mirando los ojos
vidriosos de él._ ¡Suéltame! ¡Suéltame!
Rubeus arrojo la copa y le empezó a
desgarrar el vestido. Beryl se revolvía asustada, pero a la vez excitada. Le
gustaba el sexo rudo y sabia que esto le serviría a sus planes, si el trataba
de castigarla lo dejaría. Pero de pronto la aventó a la cama, la hizo volverse
sobre su estomago y se puso sobre ella.
_ Pensabas que te lo haría normalmente_ sonrió
cuando la sintió ponerse tensa_ ¿Crees que dejare que me cargues el hijo de
otro?
Rápido y
sin aviso la penetro por detrás, arrancándole un grito de dolor y agonía.
Miro como Beryl se aferraba a las sabanas, se excito mas al oírla llorar.
Duramente la penetro una y otra vez oyendo sus gemidos de dolor. No tenia duda
alguna que Beryl era una perra en celo, tal vez había sido el primer hombre en
su vida, pero sabía perfectamente que no era, ni sería el único que disfrutaba
de sus caricias.
Tal vez sin querer le había hecho un favor
a Darién, pero muy pronto le quitaría lo que ahora disfrutaba. Pensando en la
bella mujer de su primo se vino dentro de Beryl. Sin ninguna contemplación la hizo a un lado
como si fuera un bulto, sin importarle las lágrimas derramadas por ella.
Durante mucho tiempo soporto las burlas de
los demás cuando hablaban a sus espaldas sobre los favores recibidos por Beryl.
Lo había dejado como un cornudo y este era su castigo, solo la trataba como
merecía.
Pensó que tendría que pedir la anulación de
su matrimonio, alegando sobre la infidelidad de ella y la falta de hijos.
Soporto humillaciones de parte de sus conocidos que sabían o habían disfrutado
del cuerpo de su mujer porque pensó que algún día lograría tomar posesión también
de las cosas de los Tsukino.
Pero el matrimonio de Darién y Serena habían
terminado con sus planes a futuro. Ahora se quitaría de encima a una mujer que
ya no lo excitaba, una mujer que simplemente odiaba.
Sin remordimiento alguno se durmió, sin
notar la mirada llena de odio entre la oscuridad de la pelirroja. Una mirada
llena de una promesa que de algún modo u otro llevaría a cabo, mañana hablaría
con él. Lo convencería de que Rubeus no merecía vivir y una vez libre de su
esposo, ellos podrían vivir felices. Como debió ser en el pasado, o al menos lo
convencería de que así era.
A la mañana siguiente Beryl busco a él
pelinegro, debía empezar con su plan y cuanto antes mejor. Sabía que a cierta hora del día iba a los
jardines a contemplar los rosales, camino hacia allá y lo miro ahí sentado. Se
acerco del otro lado para aparentar que solo había salido a caminar también.
_ ¡Buenos días!_ saludo el pelinegro al ver
a Beryl caminar cerca de ahí.
_ ¡Oh! Hola, Darién. Buenos días_ sonrió
ella acercándose_ No sabía que estaba ocupado este lugar_ hizo el intento de
irse_ Con tu permiso.
_No, déjalo_ se apresuro a llegar a su
lado_ Este lugar es tu hogar, tienes más derecho de estar aquí.
_ Gracias por tus palabras_ sonrió triste.
Darién al aproximarse miro el moretón que tenía
en su mejilla y de inmediato se encolerizo.
_ ¿Quién te hizo esto? ¿Rubeus?_ sujeto su
rostro con delicadeza.
_ ¡No! ¡Déjalo así!_ dijo con un gemido de
dolor_ No pasa nada, esto no es nada_ lo miro a los ojos_ Es lo que merezco por
haber sido una cobarde.
_ ¡Ninguna mujer merecer ser tratada así!_
sujeto sus brazos y ella volvió a gemir_ ¿Pero que te hizo?
_ ¡Nada! ¡Nada!_ sollozo ella y se refugió
en sus brazos_ ¡Soy tan infeliz, Darién! Pero sé que lo merezco por no haber
luchado por ti, por dejar que todos manejaran mi vida.
_ ¿A qué te refieres?_ la separo un poco de
él para mirarla, según tenía entendido ella había accedido al matrimonio con
Rubeus gustosa.
_ Al verte herido me llene de temor, pero
no por lo que crees_ se apresuro a corregir al ver su rostro tenso_ Yo te
quería, deseaba tener una vida contigo. Pero Kenji me tenía en un lugar donde
nunca vi maldad, sufrimiento y dolor. Por lo mismo se asuste ese día y salí de
ahí corriendo, pero cuando recapacite llego Rubeus informándome que tu habías
cancelado el compromiso.
_ ¡Yo no lo hice!_ recordó que muy en el fondo
deseaba que ella se hubiera mantenido a su lado, deseaba que al menos una mano
gentil lo consolara en esos momentos de dolor.
_ Pero el me dijo que si_ le dijo mientras
acariciaba el brazo que tenia la herida_ Pensé que no me querías y decidí
aceptar por qué no soportaría estar lejos de ti, así al menos tendría el
pretexto de verte_ sonrió al ver como el pelinegro cerraba los ojos ante las
suaves caricias de ella_ Pero te fuiste y me dejaste_ dijo muy triste, causando
que Darién abriera los ojos y la mirara profundamente_ Pero ahora estas aquí.
Y sin decir más, ella se paró de puntillas
y le beso suavemente la barbilla. Sonrió satisfecha al sentir como se
estremecía, no tenía ninguna duda. Sería muy fácil conseguir lo que quería.
_ ¡Beryl! Yo…lo siento_ la aparto de su
lado.
_ ¡Oh, Dios mío!_ se tapo ella el rostro
con las manos_ ¡Lo siento! ¡Perdóname!_ y salió de ahí corriendo entre lágrimas.
Darién solo la miro marcharse, por un breve
instante se sintió como ese día. Esa noche cuando todo era felicidad y
disfrutaba de las caricias de ella. Sintió el deseo que ella despertó en esa
ocasión y el cual fue interrumpido por Rubeus cuando le llevo ese mensaje.
¡Era un idiota! No debía sentir esto, el
tenia a una maravillosa mujer que lo quería. O al menos eso ella pensaba. No
quería tener la esperanza de que así fuera, después de todo Serena no lo veía
como los demás, ella seguramente solo imaginaba parte de sus heridas. Jamás vería
que su rostro que ella noche a noche acariciaba estaba deforme de un lado.
Cerró los ojos pensando en las palabras de
Beryl ¿En verdad lo amo? ¿Aun lo haría? Ella podía verlo claramente y no noto
ninguna muestra de repulsión hacia él.
Pero ya no podía pensar en el pasado ni en
lo que pudo ser. Serena era su esposa y no merecía que él tuviera estas dudas,
le había prometido estar con ella y así lo haría. Su pasado ahí se quedaría,
donde debía estar. Era momento de pensar en su futuro y entre más pronto
partieran dejaría atrás todas estos sentimientos y dudas que cada día aumentaban
con la presencia de Beryl.
Salió de ahí siendo observado por un par de
ojos que lo veían con repulsión. En cuanto lo vio desaparecer, salió de su
escondite.
_ ¡Que asco!_ se limpio los labios_ Todo sea
por asegurar lo que quiero_ miro hacia la torre donde descansaba su esposo_ Muy
pronto pagaras lo que me hiciste, muy pronto.
Con una sonrisa salió de ahí también, era
momento de ejecutar la otra parte de su plan. Necesitaba su ayuda, en cuanto le
contara lo que le hizo Rubeus estaba segura que el aceptaría gustoso. Después
de todo el la amaba.
CAP.
5
Seiya escuchaba atento la conversación de
las siervas y de los hombres que se encontraban en la cocina. Todos estaban
presurosos debido a la llegada de Rubeus, el cual decían se sentía dueño del
castillo debido a la ausencia de su señor, Kenji.
Pero a pesar del temor que le tenían, no
evitaba que entre ellos hablaran sobre lo que sentían por sus señores.
_
Escuche gritos que provenían del pasillo que dirigen a los aposentos de los
señores_ dijo una de las siervas_ Creo que el señor estaba muy tomado.
_
Seguramente ya se dio cuenta de que ella lo engaña_ dijo otra sonriendo_ Me
daría gusto para que dejara de darse esos aires de puritana.
_ Eso
sí, se atreve a juzgarnos cuando ella siendo una dama es peor que nosotras_ sonrió
otra mientras le coqueteaba a uno de los mozos_ Al menos nosotras no estamos
casadas, pero ella… ¡Dios! ¿Vieron el golpe de su cara?
_ ¡Cállense!
¡Y pónganse a trabajar!_ entro un rubio mirando con rabia a las mujeres_ Si su
señora se entera de lo que dicen de ella, las mandara azotar.
Rápidamente todos siguieron con sus labores
bajo la atenta mirada de Jedite. Al confirmar que todos continuaban salió de
ahí y en cuanto lo hizo uno de los hombres sonrió.
_ ¡Es
un idiota!_ le dijo a los demás_ Piensa que es el único que disfruta de las
caricias de ella.
_ ¿Acaso
tú has estado con ella?_ pregunto la cocinara regordeta con una mirada llena de
asco_ ¿Por qué los hombres prefieren una mujer así? ¿Por qué no buscan una
buena mujer, con que sentar cabeza?
_ Porque
nos gustan las zorras_ sonrió este ganándose que la cocinera le aventara una
vasija.
Todos estallaron en carcajadas y
continuaron con los suyo. Comentando esta vez de que estaban contentos de que
Serena tuviera el mando de algunas de ellas. Después de todo ella era la
verdadera dueña de todo eso, además de que las trataba bien y mostrándoles
respeto a pesar de solo ser parte del servicio.
Algunas expresaban cierta admiración por Darién,
decían que a pesar de sus cicatrices era un hombre muy varonil. El cual,
cualquiera de ellas aceptaría gustosa. Después de todo se necesitaba un
verdadero hombre para tener la seguridad de un hogar y no vivir de sueños
esperando a un bello hombre que las rescatara y al final las dejara solas y
embarazadas criando a sus hijos bastardos. Y no cabía ninguna duda de que Darién
Chiba era todo un hombre en toda la extensión de la palabra.
Seiya solo sonrió, si su amigo escuchara
todo esto no tendría ese miedo e inseguridad por sus cicatrices. Esas mismas
que presentía Rubeus usaría en su contra, el también noto lo molesto que se
encontraba durante la comida y la cena de ayer. Observo como se había puesto
sus mejores galas y había mandado preparar verdaderos manjares para según
el festejar esta vez junto a los nuevos
esposos.
Pero al ver que no llegaron se la pasó
tomando durante la cena y solo vio como se retiro. Seguido poco después por su
esposa.
Salió de ahí para ver dónde estaría su
amigo, debía convencerlo de salir pronto hacia su hogar. El castillo se estaba
llenando de víboras y no quería que de algún modo Darién lastimara a Serena. Se
dirigió hacia el campo de entrenamiento y miro correr a varios hombres hacia el
lugar a donde iba.
_ ¡Rápido!_ dijo uno de ellos_ ¡Apresúrate!
_ ¿En serio lo está haciendo?_ dijo
jadeando el otro tratando de tomar aire.
_ ¡Si!_ siguió el otro_ El demonio Chiba está
peleando con Rubeus_ le grito mientras empezaba a correr una vez más.
Seiya palideció ante esto ¿Qué rayos había
pasado? ¿Por qué Darién estaba peleando con Rubeus? Corrió detrás de los
hombres y al llegar miro como varias personas presenciaban la pelea.
A pesar de que se miraba que estaban con
armas de entrenamiento, se veía claramente que los golpes eran con rabia y
violencia. Trataban tanto uno como el otro desarmarse y atestar el golpe
vencedor.
_ ¡No debiste lastimarla!_ dijo entre
dientes recibiendo el golpe en su escudo_ ¡Ella no merece que la trates así!
_ ¡Es mi mujer, primito!_ sonrió tratando de desconcentrarlo.
_ ¡Es mi mujer, primito!_ sonrió tratando de desconcentrarlo.
_ ¡No dejare que la lastimes!_ lo aventó
con su escudo y le dio un golpe con la espada logrando tambalearlo.
_ ¿Crees que a tu esposa le guste esto?_ dijo
con dificultad tratando de reponerse.
_ ¡Es a su hermana a quien defiendo!_ señalo el pelinegro_ Ella me apoyara.
_ ¿Crees que lo haga cuando sepa las
intenciones de Beryl?_ le dijo aventándole el escudo para tratar de hacerlo
caer.
_ ¿A qué te refieres? _ evito el golpe y
dejo caer el suyo para estar en las mismas condiciones.
_ ¡Olvídalo! _ sonrió_ Pero si la quieres…_
lo miro con burla_ Te la regalo, no me interesa una yegua que cualquiera puede
montar.
_ ¡Maldito cerdo!_ se arrojo sobre el
dándole un duro golpe con su espada, logrando que la de el pelirrojo cayera de
sus manos por la fuerza del mismo golpe a la vez que caía también.
_ ¡Darién!_ grito Seiya al mirar como su
amigo intentaba darle un golpe fulminante.
_ ¡Estoy bien!_ dijo jadeando, por el
cansancio y la ira contenida_ ¡Estoy bien!_ dijo quedo, mirando a su primo
quien solo sonreía.
_ Ha sido un placer entrenar contigo,
primo_ se levanto sacudiéndose el polvo _
Y lo que dije…es en serio, te la puedes
quedar.
Darién lo miro marcharse mientras Seiya corría
a su lado ¿Beryl seria libre? Pero eso no debía importarle, el ya era un hombre
casado. Felizmente casado con una mujer que lo quería, una mujer que nunca sabría
si lo amaba por un recuerdo de su niñez o por lo que era ahora.
Bajo la mirada al ver la forma en que lo
observaba Seiya ¿Qué podía decirle?
Que tenía dudas, que tenía miedo de que
Serena un día al sentirse libre lo dejara, que ella al fin saliendo de esas
paredes se diera cuenta de que podría tener al hombre que quisiera a pesar de
ser ciega. O que las dulces palabras de Beryl le daban esperanza de recuperar
lo que una vez tuvo.
_ ¿Qué demonios haces?_ le grito Seiya_
¿Por qué peleas por esa mujer?
_ Rubeus la golpeo_ bramo lleno de rabia_
No dejare que la lastime.
_ ¿Y Serena?_ pregunto mirándolo muy
molesto_ ¿Acaso castigaras a Setsuna y Beryl por mantenerla encerrada en su
propio hogar?
_ Ella ahora cuenta con mi protección_ desvió
la mirada avergonzado_ Nadie la lastimara.
_ ¿Ni siquiera tú?_ diciendo esto se retiro
molesto.
Dejando al pelinegro en un caos de dudas,
no sabía ya que pensar o sentir. Miro hacia donde se localizaba la torre donde
seguramente estaría Serena, ella no merecía que tuviera dudas con su
matrimonio.
Empezó a caminar hacia sus aposentos, tenía
mucho que hacer. Primero mandaría un mensaje para avisar que llegaría en unas
semanas, necesitaba que se apuraran con las reformas al castillo. Arreglaría
todo para que pronto partieran, y por el camino le enseñaría a Serena los
lugares de una forma que ella pudiera verlos con solo sentirlos.
Siguió su camino trazando planes y pensando
que sitios podría visitar durante su trayecto. Seria emocionante ver esos
lugares conocidos por él a través de su esposa. Serena le hacía notar cosas tan
sencillas que nunca antes hizo.
Sonrió al imaginar la emoción y alegría de
ella al saber que partirían en unos días. Sí, eso haría. Le avisaría y ordenaría
que todo estuviera listo para que su esposa viajara cómoda.
_ ¿Cómo se atrevió?_ miro a la mujer que
lloraba_ ¿Por qué no acudiste a mi lado?
_ ¿Cómo hacerlo?_ sollozo ella_ ¡Te mataría!
¡Y, eso no lo soportaría!
_ ¡El jamás me pondrá un dedo encima!_
dijo acariciando su mejilla_ Se
demasiadas cosas para que se atreva a retarme.
_ ¿Qué cosas?_ dejo de sollozar mirándolo
con curiosidad.
_Nada con importancia_ encogió los hombros
_ ¡Oh, Beryl! ¡Mi pequeña arpía!_ le dijo con cariño_ Deja que te cure tus
heridas.
Lentamente la acaricio y poco a poco la
desnudo besando su piel expuesta en el proceso. Ella sonrió satisfecha al ver
como jadeaba al ver el moretón en su brazo.
_ ¡Maldito perro!_ dijo con rabia_ ¡Te juro
que pagara!
_ ¡Oh, Jedite!_ sollozo ella _ Y…y…eso…no
fue lo peor_ se sentó en la cama y empezó a llorar.
_ ¿Qué te hizo?_ pregunto sujetándola de los
brazos_ ¿Qué te hizo?_ le grito con impotencia al ver que ella lloraba mas.
_ ¡Me violo!_ dijo con un grito desgarrador
y lleno de impotencia_ ¡Abuso de mi!_ gimió llena de dolor y se abrazo a él con
desesperación.
_ ¡Maldito infeliz!_ la abrazo con la mirada
llena de odio_ ¡Lo matare! ¡Te juro que lo matare!_ dijo con una rabia inmensa.
_ ¿En serio?_ se separo de el un poco_ ¿Harías
eso por mi?
_ ¡Te lo juro Beryl!_ la miro y ella pudo
apreciar en sus ojos la promesa dicha_ ¡Ese perro, no te tocara nunca más!
_ ¡Oh, gracias! ¡Gracias amor!_ lo abrazo llorando_
No podría soportar otra noche con él, no tolero su contacto.
Jedite la sujeto y en silencio planeaba
como deshacerse del hombre que lastimaba a la mujer que amaba. No noto la
sonrisa de la pelirroja mientras según ella lloraba.
Sin darse cuenta había caído en su juego,
el solamente era una pieza de ajedrez en su plan para asegurar su futuro.
Despacio ella lo empezó a besar, necesitaba
que la dejara preñada. Necesitaba un hijo que le diera la oportunidad de ser la
albacea de todo, si no era Jedite seria cualquier otro. El chiste era estar
embarazada en estas fechas para que todo saliera como tenía planeado.
Jedite pronto respondió a sus caricias, el
era feliz dándole consuelo y un poco de paz a la mujer que adoraba. Se entrego
en cuerpo y alma, siendo tierno y detallista con ella, Beryl no merecía la vida
que le daba Rubeus.
El sabía sobre los amantes de Beryl, pero
sentía que ella lo hacía por buscar el cariño que Rubeus no le daba. Por lo
mismo a veces el, con sus palabras la lastimaba y trataba de provocarle celos,
quería que ella viera cuanto la amaba. Y esta era una oportunidad que no
desaprovecharía, le demostraría que la amaba tanto, que se desharía del hombre
que la hacía sufrir. Y una vez que se diera cuenta, ella tal vez…llegaría
amarlo como él a ella.
Rubeus miraba con lujuria a la rubia que
paseaba por el jardín. Su nana Luna se encontraba junto a ella, esa vieja
metiche no la dejaba nunca sola. Aun así podría decirle unas cosas que seguramente
le harían ver que su amado demonio no era lo que ella creía.
Con una sonrisa en los labios se acerco a
las dos mujeres, la mayor lo miro con duda. Y discretamente le aviso que tenían
compañía.
_ ¡Hola, Rubeus!_ saludo sonriendo.
_ ¡Hola!_ dijo sin dejar de notar lo
hermoso de esa sonrisa, tan simple y sencilla. Pero que transmitía en el muchas
sensaciones_ No cabe duda que este hermoso jardín palidece ante ti ¡Estas muy
linda esta mañana!
_ ¡Que tonterías dices!_ se sonrojo ella y
bajo la mirada.
_Es la verdad_ le dijo acercándose más a
ella, pero su nana se puso discretamente en su camino_ ¿Y Darién? _ miro con
rabia a la mujer.
No lo dejaría acercarse a ella, pero
sembraría la duda en la rubia. Miro con burla a la mujer que lo miraba
duramente.
_ Creo que está arreglando unas cosas_ dijo
pensativa.
Darién le había dicho que partirían en unos
días, aprovecharían el viaje para describirle los lugares que habían cambiado
durante ese tiempo y algunos más que ella no conoció de niña. Eso daría tiempo
de llegar cuando el castillo de su esposo estuviera listo para cuando ellos
llegaran.
_ ¿Qué cosas?_ pregunto confundido mirando
como su nana sonreía.
_ Para nuestro viaje_ sonrió ella con
ilusión volviendo su rostro hacia donde provenía la voz de él.
_ Pensé que esperaría a que tuviera todo
listo_ le dijo pensando que decirle, como dejarle la duda en su corazón.
_Si, así es_ asintió entusiasmada_ Pero él
quiere mostrarme cosas que no conozco.
_ Sera toda una experiencia para ti_ sin
previo aviso la tomo del brazo dejando a Luna sin la menor oportunidad de
evitarlo_ ¿Por qué no caminamos? Desearía escuchar sobre esos famosos cuentos
que a tantos tiene cautivados.
_ Solo son historias que imagino_ sintió un
estremecimiento nada agradable ante su toque, pero disimulo para no ofenderlo_
No es nada.
_ Claro que si_ sonrió mirando de cerca a la rubia, su piel se sentía suave
al tacto, su aroma era exquisito y seductor, sus labios pedían ser besados.
Como desearía sentir sus labios en cada parte de su cuerpo_ Mi primo es un
hombre con suerte, tiene una esposa bellísima.
_Beryl es muy hermosa_ dejo que la
condujera por los jardines, pero sentía
la presencia muy de cerca de su nana Luna_ Usted también es muy
afortunado.
_Tal vez_ dijo con un suspiro_ Pero mi
esposa no me ama_ miro a la rubia para ver su reacción y sonrió ante esta_
Siempre lo supe, pero aun así acepte todo porque yo si la amaba.
_ Pero… ¿Acaso no has tratado de
conquistarla?_ pregunto tratando de no pensar en lo que su corazón sentía.
_ ¡Claro que sí!_ dijo con fervor_ He
tratado diferentes manera para llegar a su corazón, pero sé que nunca me amara
como a Darién_ callo de repente_ ¡Perdón! ¡Lo siento…yo…!
_No…está bien_ dijo con dificultad la
rubia, ella se sujeto de su brazo y escucho un gemido quedo de dolor_ ¿Está
bien?
_ Si, es solo que mi brazo quedo un poco
maltrecho por la pelea con Darién_ sonrió ante la palidez de la rubia.
_ ¿Pelearon?_ pregunto sorprendida_ ¿Por
qué?
_ No sé qué le dijo Beryl_ dijo con dolor_
Se que tenemos problemas y tal vez por la desesperación al ver su alejamiento
no medí mis fuerzas.
_ ¿La golpeo?_ le miro, en su voz notaba dolor…pero no lo
sentía sincero.
_ Fue en un momento de ira_ trato de sonar
arrepentido_ Pero jamás lastimaría a Beryl con intención.
_ ¿Qué le dijo Darién?_ no estaba segura de querer saber la
respuesta.
_ Que no debía lastimarla_ miro la
confusión y dolor en el rostro de ella ante sus palabras_ Se que tal vez Darién
sienta aun algo por la mujer que le arrebate_ luego dijo arrepentido_ ¡Perdón
Serena! Sé que no debo decirte esto, pero siento que me ahogo si no saco esto
que traigo dentro…tanto miedo…y dolor.
_No te preocupes_ sonrió tratando de no
dejarle ver lo mucho que le afectaban sus palabras_ Se que en un matrimonio hay
problemas y que mi esposo está actuando con honor al tratar de defender a mi
hermana_ le dijo tratando de sonar segura, pero más que nada para convencerse a
sí misma_ Después de todo, Beryl es un miembro de su familia.
_Si, así es_ siguió caminado sujetándola, su
calor lo inundaba y sentía la necesidad de tomarla ahí mismo. Si no fuera por
esa arpía que no los dejaba solos y se mantenía alerta_ Pero debe entender que
es mi matrimonio y que antes de actuar de esa manera debió preguntarme a mí,
que pasaba ¿No lo cree así? _ miro la confusión en el semblante de la rubia_ Después
de todo yo soy su primo, no soy ningún desconocido.
Serena solo asintió ¿Cómo negar lo que le
decía? Darién no debió enfrentarlo sin saber los motivos, sin importar los que
fueran sabía que no estaba bien que Rubeus agrediera a Beryl. Pero también
debía reconocer que ante todo esto, Darién debió primero entablar una
conversación con su primo y luego tomar acciones.
Nunca se entero que Rubeus golpeara a
Beryl, siempre escucho que era un matrimonio tranquilo y que él viajaba constantemente. También había
escuchado que Beryl engañaba a su esposo mientras este se ausentaba en esos
viajes. Pero… ¿Seria cierto? ¿Beryl jamás amo a Rubeus? ¿Entonces por qué se
caso?
No quería sentir este dolor ante la duda
que tenia ¿Darién aun amaría a Beryl? Tal vez ahora que se habían encontrado el
amor del pasado había vuelto a renacer.
_Bueno, será mejor que me retire_ le beso
la mano_ Debo ir a ver a mi esposa y tratar de arreglar esto ¡Por favor! Olvida
mis palabras y solo piensa que hablo mi miedo a perder a Beryl.
_Si, no te preocupes_ le sonrió tratando de
contener las lagrimas.
Lo sintió alejarse y escucho sus pisadas
que se perdían a la distancia. Levanto el rostro hacia el sol, tratando de
capturar un poco de calor que la hiciera desaparecer el dolor que sentía en su corazón.
_ Serena, niña_ escucho a su nana hablarle
con dulzura_ ¿Está bien?
_Si, estoy bien_ suspiro sintiendo la suave
caricia de los rayos del sol, no quería preocuparla por las dudas que ella tenía.
_ ¿Quiere ir adentro?_ la tomo de la mano.
_Si, quiero estar linda para mi esposo esta
noche_ sonrió dejando atrás sus temores.
Luna asintió y la condujo a sus aposentos,
ahí hizo que le prepararan un baño de pétalos de rosas. También dispuso de uno
de los trajes de gala para que estuviera muy hermosa esa noche. Una vez lista
con cuidado le hizo un hermoso peinado, para terminar le puso el collar que le
había regalado el pelinegro.
_ ¿Cómo me veo?_ pregunto ansiosa.
_ Te ves bellísima_ contesto el pelinegro
mirando embelesado a su esposa.
_ Así es mi niña, te ves muy linda_ sonrió
satisfecha Luna, mirando al pelinegro acercarse a su mujer_ Con su permiso_ se
retiro dejándolos solos.
_ Te vez…tan hermosa_ acaricio su suave
pelo, su mejilla y por ultima los labios de la joven_ Eres exquisita, mi
querida esposa.
_ ¡Oh! ¡Darién! Estoy tan feliz de oírte
tan complacido_ sonrió acariciando su rostro y notando la sonrisa que se
formaba en sus labios.
_ Bueno, bajemos_ la tomo de la mano y la
coloco en su brazo.
Al entrar Serena escucho a las personas
murmuran sobre ellos, eran palabras de admiración y respeto. Sonriendo se sentó
junto a su esposo, y a su lado se coloco Seiya quien con sus alegres historias
hizo de la noche muy divertida para ella. Le gustaba oír sobre las cosas que le
platicaba, cada aventura, travesura o simplemente convivencia que el joven
Seiya compartió con Darién en esos años de duras batallas.
Darién siempre intervenía cuando quería
platicar sobre ciertas situaciones vergonzosas y Seiya solamente sonreía diciéndole que algún día
que se descuidara Darién le diría todo sobre su amigo.
Serena simplemente estaba feliz, tanto que
las palabras y dudas que Rubeus le había sembrado en su corazón se fueron
desvaneciendo. De pronto todo mundo quedo en un quedo silencio, escuchaba los
murmullos sobre quien había entrado al salón de banquetes.
_
¡Oh! ¡Dios! Era cierto_ escucho a una de las damas de Beryl_ Su marido la
lastimo.
_Según
me dijo uno de los soldados_ dijo otra_ El demonio Chiba enfrento a Rubeus por
haber lastimado a Beryl.
_ Eso
quiere decir que aun la ama_ intervino otra_ No cabe duda que Beryl es una
mujer muy bella.
_Serena
también lo es_ dijo la primera_ Lastima que sea ciega, es solo una carga_ dijo
con desprecio.
La rubia intento que las palabras de esas
mujeres no la lastimaran. Tal vez había quedado ciega, pero sus demás sentidos
estaban muy desarrollados, pero en ese momento hubiera querido no escuchar esas
suaves palabras que sabia solo pudo escuchar ella.
Sintió que Darién se tensaba y tomo su
mano, la cual estaba cerrada en un puño. El cual no dejaba que la tomara como
ella hubiera querido, quería sentir su calor y saber que estaba ahí con ella.
Pero solo sentía una ira contenida…y sabía el motivo de esta.
La gente siguió platicando y a pesar de que
Seiya quiso alegrar a la rubia, el noto que esta se encontraba ausente. Miro a Darién
el cual no perdía detalle de la pareja que había entrado, era una suerte que
Serena no lo viera. Porque si lo hiciera, estaba seguro que se le destrozaría
el corazón al ver la mirada ardiente que Darién le dirigía a Beryl.
La noche paso tranquila para todos, menos
para una joven rubia que lloraba en silencio. Conteniendo las lágrimas al
sentir el rechazo de su esposo cuando intento tomar su mano una vez más y este
solo la hizo a un lado dejándola que ella buscara a tientas el contacto de él.
Al final se dio por vencida y solo entrelazo sus manos en el regazo.
La música empezó a sonar lenta y suave,
Serena pensó que Darién la sacaría a bailar. Pero nunca llego la invitación, de
pronto el aroma del perfume que usaba Beryl le inundo su sentido del olfato.
_ ¡Darién!_ saludo ella alegre_ ¡Muchas
gracias! Se lo que hiciste, pero no era necesario. Como te dije es solo una
penitencia por haber sido tan tonta_ dijo ella con un tono triste, que para
nada convenció a Serena y mucho menos a Seiya.
_ No estás sola Beryl_ dijo el pelinegro,
ignorando el tono aun mas pálido de su mujer_ ¿Te gustaría bailar?
_ ¡Oh! No se…tal vez Serena…_ miro a la
rubia que permanecía con la mirada baja, observo el collar y por un momento se
puso roja por de envidia por ver tan hermosa prenda en ella _ Tal vez ella
quiera bailar ¿Te molesta, hermanita?_ dijo con burla, tratando de lastimarla.
_No, claro que no_ miro hacia donde
provenía la voz de la pelirroja_ Además, estoy cansada.
Darién de inmediato sonrió y se levanto
para bailar con Beryl, este observo a su primo sonreír dejándolo desconcertado
¿Eso qué significaba? Ignorándolo se perdió en el baile, recordando que ahí en
el pasado estuvo con ella. Que había planeado tantas cosas en ese mismo lugar,
para su futuro junto a ella.
Beryl sonrió cuando miro a Serena retirarse
de la mano de Seiya, había logrado lastimarla. Le demostraría que nadie se
podría fijar en ella, por muy hermosa que fuera. Nadie dejaría de notar que su
ceguera era un estorbo y que solo sería un lastre en la vida de cualquier
hombre, eso se lo dejaría en claro…muy en claro a su querida hermanita.
Serena se empezó a quitar todo, no dejo que
Luna la ayudara. Quería estar sola y que nadie la compadeciera, no quería que
nadie viera lo mucho que sufría. Hacia tanto tiempo que había escondido su
dolor por haber quedado así…ciega.
Quedo por completo desnuda y busco la silla
donde Luna siempre colocaba su camisón, con cuidado se lo puso y se acostó. Por
largo rato espero a Darién, tal vez al notar
que se había ido subiría con ella. Pero no fue así, unas lágrimas
rodaron por sus mejillas y las limpio de inmediato al escuchar la puerta
abrirse.
Sabía que era Darién por su olor, al
parecer estaba un poco tomado. Escucho como se quitaba su ropa y poco después sintió
su peso en la cama.
_ ¿Por qué peleaste con Rubeus?_ la
pregunta salió de sus labios sin poder detenerla.
_ Porque lastimo a Beryl_ dijo con rabia_ Y
eso no lo puedo permitir.
_ Pero es tu primo, debiste ver qué pasaba,
antes de recurrir a la violencia_ le dijo tratando de sonar calmada_ Eso no
solucionara nada.
_ ¿Y
dejar que lo hiciera de nuevo?_ la miro entre la oscuridad_ Si lo vuelve hacer,
yo también lo golpeare hasta que le quede claro que no debe tocarla ¿Esta
claro?
_Si, muy claro_ contuvo su enojo ante la
actitud de el_ Pero aun así debes de entender que atraviesan por problemas,
nunca antes escuche que Rubeus la golpeara y tal vez hablando con el podría el
arreglar sus diferencias con Beryl sin necesidad de la violencia.
_Tal vez
nunca escuchaste chismes sobre que Rubeus lastimara a Beryl_ le
respondió con rabia_ Además fueron pocas las veces que Beryl visito el castillo
de tu padre, tú que sabes si mi primo la ha lastimado antes en su hogar.
_ Darién no puedes…
_ ¡Maldita sea! ¡Entiende de una vez!_ se
levanto furioso_ ¡No dejare que la lastime! ¿Entendiste?_ sin dejar que le
contestara se alejo de ella.
Serena escucho que se vestía con rabia y
rapidez, se había molestado por algo que tranquilamente pudieron hablar. Sintió
sus pasos alejarse y escucho como abría y cerraba al ultimo la puerta
fuertemente.
La rubia lloro en silencio ¿Cómo podía
pelear por un hombre que no la amaba? ¿Cómo enfrentar a una mujer que siempre
tendría el corazón de su esposo? Se acostó dejando que las lagrimas salieran
libremente, no se dejaría vencer. Lo conquistaría, lo amaría de una manera que
le dejara en claro que ninguna otra le daría lo que ella le entregaba con todo
su corazón…su alma y su vida por completo.
Así, poco a poco el llanto y el cansancio
la hicieron que se rindiera al sueño. Ya casi amanecía cuando sintió el peso
del pelinegro a su lado cuando este entraba al calor de las mantas. Serena se acerco
a él para abrazarlo y olio el aroma de una mujer en el…Beryl.
Pero lo peor fue sentir que el pelinegro se
volteaba dándole la espalda, Serena se mordió los labios para no llorar, no
quería su lastima ni compasión… solo quería que la amara, pero sentía que eso
se volvía tan lejano e imposible para ella.
A las pocas horas Darién se levanto, se
sentía fatal. Le había gritado a Serena, cuando ella solamente quería ayudarle
a resolver un problema familiar. Pero le daba tanta rabia que Rubeus lastimara
a la mujer que pudo haber sido su esposa, además nunca dejaría que nadie
lastimara a una mujer por los motivos que fueran.
Cuando salió de ahí furioso se encontró con
Beryl, ella sonriendo se acerco a él cotoneando sus caderas y mirándolo con una
promesa contenida.
_ ¡Darién! ¡Mi querido, Darién!_ lo abrazo_ Ahora sé
que mis ruegos fueron siempre escuchados, que tu corazón aun siente algo por mí.
_ Beryl, solo hice lo justo_ la aparto un poco_ No
dejaría que nadie lastimara a una mujer, sin importar los motivos.
_ Aun así, se que lo hiciste por mi_ se acerco mas
apretando sus senos contra su fuerte torso_ ¡Mi dulce Darién!_ ella cerró los
ojos y se aferro al cuello del pelinegro.
Fue un beso suave, que poco a poco fue subiendo de
tono cuando la pelirroja se restregó contra la virilidad de Darién, la cual
estaba más que lista.
_ ¡Te deseo! ¡Te deseo tanto!_ dijo ella apasionada.
_Lo siento Beryl_ Darién la aparto_ No puedo…yo estoy
con Serena y…
_ Pero no la amas_ le dijo ella_ Me amas a mí, siempre
será así.
_ ¡No Beryl! Déjalo así_ se separo de ella por
completo_ Lo nuestro no fue, ni siquiera hubo tiempo de ver lo que nuestra
relación pudo ser. El destino nos puso en diferentes caminos, yo estoy con una
mujer que me ama y tú debes tratar de solucionar tus problemas con Rubeus.
_ ¿Pero tú la amas? ¿O solo estas con ella por
compromiso? ¿O por compasión, tal vez?_ le pregunto mirándolo con burla.
_ Eso…es asunto mío y de nadie más_ le dijo entre
dientes_ Con tu permiso_ paso a un lado de ella_ Buenas noches, Beryl.
Después de eso, estuvo platicando con
Seiya. El cual se la pasó diciéndole lo estúpido que era por lastimar a Serena.
Le platico como ella se retiro en silencio a sus aposentos, negándose a que
Luna la acompañara. Después de todo el siempre lo hacía ya, el la desnudaba y
deshacía su peinado para poder estar con ella, una costumbre que dejo de lado
por estar con Beryl. Por tratar de revivir un pasado donde era feliz y lo tenía
todo.
Miro al pequeña figura de su esposa que se
encontraba bajo las mantas, despacio salió de la cama para no despertarla. La
había lastimado al darle la espalda, el
escucho sus suaves sollozos. Pero no había hecho nada para consolarla, no podía
dar marcha atrás a lo que le había dicho.
Tiempo atrás su padre en cierta forma lo
había manipulado para formar una familia, después lo había hecho a un lado como
un despojo. Luego nuevamente lo hacía obligándolo a cumplir un trato que le abría
viejas heridas por su necedad de un heredero. A pesar de que esta vez probaba
un poco de felicidad que pensó no gozaría, aun así no dejaría que nadie
gobernara su vida. Serena debía entender que sus acciones serian respetadas sin
la menor duda.
Se vistió y salió de ahí, no sin antes
mirar nuevamente a la pequeña rubia que dormía plácidamente. Sonrió al ver su
rostro tranquilo, iría al jardín y le cortaría unas hermosas rosas para
alegrarle el día. Con esto en mente salió hacia los pasillos y se dirigía hacia
allá, cuando los gritos de Seiya llamaron su atención.
_ ¡Darién! ¡Darién!_ se acerco corriendo,
se veía conmocionado.
_ ¿Qué sucede?_ miro a la demás gente que corría
hacia afuera, más bien hacia donde se encontraba la puerta principal.
_ ¡Es Rubeus!_ dijo sin aliento_ Alguien lo
encontró en el pozo que rodea el castillo_ lo miro atento_ ¡Esta muerto!
_ ¿Muerto?_ corrió hacia el lugar_ ¿Cómo?
_No lo sé_ se fue detrás de el_ Alguien lo
vio flotando, vine a decirte en cuanto me avisaron.
Darién freno su carrera al llegar, miro como
Artemis sacaban el cuerpo de Rubeus junto con varios hombres del pozo. Se acerco despacio y sintió
escalofríos cuando lo voltearon sobre su espalda, ahí estaba tendido el hombre
que de una manera u otra había sellado su destino al quitarle todo lo que él
quería.
_ ¿Qué paso?_ pregunto a Artemis quien
empezaba a revisar el cuerpo.
_No lo sabemos señor_ contesto uno de los
hombres que habían ayudado_ Uno de los guardias lo noto cuando fue hora de
cambiar de turno, nadie se dio cuenta ni sabemos desde cuando está ahí.
_ Seguramente fue después de la media
noche_ dijo otro_ Yo lo vi muy tomado, pero él se dirigía a sus aposentos_ se
quedo pensativo_ Seguramente salió a cazar así como estaba y cayo.
_ Si yo también lo vi muy tomado_ afirmo el
primero_ Estaba con su caballero Jedite, pero él se retiro primero.
_ Solo fue un accidente_ dijo Artemis al
terminar de revisar el cuerpo_ Seguramente cayo, se supone que debieron
cerrar las puertas o levantar el puente.
_Si, pero el señor Rubeus dio órdenes de
dejar todo así_ señalo uno de los guardias_ Según temprano saldría de caza y no quería tardar
en salir en lo que se abrían las puertas y bajaba el puente.
_Pues ahora tendremos que lamentar esto_
dijo Artemis mirando con lastima el cuerpo inerte de Rubeus.
_ ¿Beryl, ya lo sabe?_ pregunto el
pelinegro mirando a su primo ¡No lo podía creer!
_No, aun no_ dijo uno de ellos_ Son pocos
los que saben y parece que aun ella no se levanta.
_Muy bien _ dijo y camino hacia adentro,
debía comunicarle la noticia_ Preparen todo_ ordeno antes de retirarse por
completo.
Seiya lo miro caminar por el patio y luego
dirigirse hacia la torre donde se encontraba la habitación de Beryl, desvió la
mirada y observo a Rubeus ¿Seria un accidente o alguien lo llego hasta ese
lugar? ¿Dónde estaban los guardias que
vigilaban el puente? Se acero a Artemis
para dejarle saber sus dudas, sentía plena confianza en él y presentía que también
tenía sus dudas sobre ese accidente.
Darién no sabía cómo decirle esto a Beryl,
se acerco a sus aposentos y toco a su puerta. Escucho ruidos adentro como si estuviera
alguien más con ella ¿Ya vendría alguien a darle la noticia? De pronto la
puerta se abrió, Beryl no se notaba que hubiera apenas despertado y trato de
mirar al interior, seguramente era Setsuna.
_ ¿Pasa algo?_ pregunto confundida.
_ ¿Estás sola?_ le pregunto mirando que
solo tenía puesto un ligero camisón.
_Si _ dijo con un ronroneo sensual_ Rubeus
al parecer salió a cazar desde muy temprano_ se acaricio el borde de los senos
mientras pasaba su lengua por los labios, en una clara invitación para el
pelinegro.
_Beryl…yo…_ no sabía cómo decirle ignorando
sus intentos de seducción_ Sucedió un lamentable accidente.
_ ¿Qué accidente? ¿Es Rubeus?_ lo miro
confundida.
_Si…el…
_ ¡Beryl! ¡Beryl! ¡Rubeus está muerto!_ los
gritos de la madre de Beryl lo interrumpieron.
_ ¡No! ¡No!_ gimió desesperada la pelirroja
y casi enseguida se desmayo.
Darién la alcanzo a sujetar antes de que
cayera al piso, de inmediato la coloco en su cama mientras Setsuna le daba
sales para que reaccionara. Miro su rostro delicado y vulnerable, ahora se
había quedado sola y sentía que debía protegerla.
Setsuna lo miraba con odio, mientras
atendía a su hija. El pelinegro la ignoro y poco después observo cómo
reaccionaba Beryl, al mirarlo se lleno de horror y se cubrió el rostro.
_ ¡No es cierto! ¡No es posible que este
muerto!_ gimió desesperada_ Debe ser un error.
_ ¡No hay ningún error!_ le contesto
Setsuna acomodándola entre las almohadas_ ¡Tu marido está muerto! _ miro al
pelinegro_ ¡Y es su culpa!
_ ¡Oh por Dios! ¡Lo mataste!_ dijo Beryl
con un brillo de alegría en sus ojos que no paso desapercibido para Darién.
_ ¡Por supuesto que no!_ la miro con rabia_
¡Murió ahogado! Al parecer tomo demasiado y cayó al pozo que rodea el castillo.
_Si, tal vez sucedió así_ intervino
Setsuna_ Pero por haber sacado a la luz a la ciega de Serena solo trajo mala
suerte.
_ ¡Cállese! ¡Maldita mujer!_ la enfrento_
¡Usted y sus supersticiones me tienen harto!
_ ¿Qué paso?_ se escucho la voz de Serena
que entraba a ver a su hermana.
Luna le había avisado lo que sucedió y de
inmediato fue a ver a Beryl, ella necesitaba el apoyo de la familia en esos
momentos. Desde que se iba acercando escucho las voces de su esposo y Setsuna
que discutían.
_ ¡Tú! ¡Eres la culpable de todo esto!_ la señalo
como si fuera el mismo demonio_ ¡Tu desgracia a marcado a esta familia!
_ ¿Por qué lo dices?_ pregunto confundida
_ Cuando quedaste ciega, días después
sufrió ese ataque el prometido de Beryl_ señalo al pelinegro que permanecía
callado_ Darién quedo herido de muerte y marcado de por vida ¡Mi hija tuvo que
casarse con un hombre cruel y malvado! _ siguió con sus palabras hirientes y
llenas de odio_ Pero cuando por fin todo se calmaba, nuevamente tu desgracia
nos afecta a nosotros.
_ Pero…yo…
_ ¡Solo traes la mala suerte!_ la
interrumpió_ Tal vez mi hija este embarazada y ese hijo nazca sin su padre
¿Estas contenta? ¿Te gusta sentir que todos sufren como tú? ¡Maldita ciega!
Estaba por golpearla cuando Darién la
detuvo, la miro con rabia y Setsuna solo se encogió en su sitio sintiendo en
esa mirada llena de promesas que acabaría con ella si tocaba a su mujer.
_ Sera mejor que se tranquilice Setsuna_
dijo calmado, pero en un tono amenazante_ No dejare que lastime a mi esposa por
sus ridiculeces_ miro a Beryl que se encontraba callada_ Todo se está preparando para velar a tu marido, si
estas esperando al futuro heredero de los Chiba me encargare de tu protección.
_ ¡Gracias Darién! ¡Muchas gracias!_ sonrió
complacida y miro a la rubia que permanecía detrás de Darién_ Sabia que nunca
me dejarías sola, tu nunca podrías dejarme_ dijo notando el dolor en las
facciones de su hermana.
_ Bueno, nos retiramos_ tomo a Serena de la
mano y la condujo hacia afuera donde los esperaba Luna_ Descansa, si te sientes
bien baja para poder estar al lado de tu esposo_ dijo al salir.
Después de que se fueron Beryl se levanto
molesta, camino de un lado a otro bajo la atenta mirada de su madre.
_ ¿Has intentado estar preñada?_ miro a su
hija que se veía molesta.
_ ¿Qué si lo he intentado? ¡Claro que sí!_ le contesto molesta_ Pero
esto arruina todo.
_ ¿Por qué lo dices?_ la miro interrogante.
_ Debo quedar embarazada pronto_ dijo
pensativa ignorando a su madre_ La cuentas deben coincidir ¡El muy idiota!
_ ¿Qué pasa Beryl? ¿Algo me ocultas?_ le
pregunto mirando como la pelirroja se paseaba más nerviosa por el cuarto.
_ ¡Vete madre! ¡Déjame sola!_ le grito y la
saco a empujones_ No necesito de tus sabios consejos ahora_ le dijo con ironía.
Una vez sola pensaba la manera de poder
lograr su objetivo. El idiota de Jedite se había adelantado a sus planes, en la
madrugada entro a sus aposentos y ella pensando que era Rubeus se hizo la
dormida.
_ ¡Beril!_ se oyó su nombre en un susurro.
_ ¿Jedite? ¿Qué demonios haces aquí?_ se levanto y de
inmediato bloqueo la puerta.
_No te preocupes_ sonrió ante su acción_ El, no
vendrá.
_ ¿Estas seguro?_ sonrió con sensualidad y se acerco a
él.
_ Muy seguro_ la abrazo y de inmediato se lanzo sobre
ella.
No hubo juegos previos, simplemente el deseo por
satisfacerse por parte de ella. Casi amanecía cuando miro que él la miraba
fijamente.
_ ¿Qué sucede?_ pregunto levantándose.
_ Nada, solo que ahora esto será muy placentero de
ahora en adelante_ sonrió acariciando sus senos.
_ ¿Por qué lo dices?_ lo aparto y lo miro seria.
_ Que ya no ocultaremos lo nuestro_ se acerco a ella
acariciando su rostro ahora_ Tu y yo seremos libres.
_ ¿Qué hiciste?_ pregunto furiosa, tenía un mal
presentimiento al mirar la sonrisa en el.
Iba a contestar, pero de pronto los golpes a la puerta
la hicieron que olvidara lo que pensaba. Hizo que Jedite se fuera por un
pasadizo secreto, de inmediato se arreglo y abrió la puerta. Sorprendida miro a
Darién y sonrió al pensar que tal vez había cambiado de opinión. Pero al ver la
seriedad de su rostro se preocupo nuevamente.
Esto había estropeado todo, Jedite hizo
todo antes de tiempo. Por un momento pensó que Darién tal vez lo había
enfrentado una vez más, pero esta vez en un duelo. Pero no fue así, el idiota
de su amante había echado todo a perder. Ahora tendría que quedar embarazada lo antes
posible, tenía que tener al heredero Chiba que tanto le había pedido Mamoru. O
si no perdería todo.
Beryl se acaricio el vientre plano, tal vez
ahora estaría la semilla de Jedite dentro de ella. Pero eso no aseguraba que un
niño crecería en su interior. Sonrió pensando que sería divertido buscar al
futuro padre del heredero de todo lo que poseyó Rubeus en vida. O si, seguramente
Rubeus se revolcaría en la tumba, cuando
el hijo bastardo de alguien tome todo lo que él tuvo.
Con esto en mente salió y llamo a sus
damas, tendría que mostrarse como la más dolida viuda. Haría que Darién
sintiera tanta piedad por ella que seguramente la tomaría como su protegida, a
ella y su futuro bebe.
Soltó una carcajada al pensar que todo esto
haría sufrir a Serena, sería tan dulce dejarle ver que Darién siempre seria
suyo…Siempre.
CAP.
6
Todo paso lentamente, varios conocidos de
los Tsukino cercanos a sus tierras fueron a presentar sus condolencias. Beryl
se mostro como ida, ausente, dolida por la pérdida de su amado esposo, mientras
que Setsuna le decía a todo mundo que su hija estaba así también por que perdía
no solo al esposo y compañero, si no también al padre de su futuro hijo.
Varios empezaron a decirle que contaran con
ellos para cualquier cosa, sabían que si Beryl daba a luz al ansiado heredero
de los Chiba ella sería una mujer muy poderosa por que quedaría como la albacea
de todo, hasta que el niño tuviera la edad suficiente para tomar las riendas de
su fortuna.
Serena permanecía con Darién, ella sentía
lejano a su esposo ¿Acaso las palabras de Setsuna tuvieron poder en él? Tal vez
si era cierto que su desgracia fue la causante de cada tragedia en su familia, tenía
tantas ganas de hablar con él. Pero desde que paso todo esto no tenía tiempo
para ella, y lo entendía por qué el ahora estaba a cargo de todo en lo que su
padre regresaba.
Ya era tarde cuando Luna la llevo con ella,
no tenia caso estar ahí cuando no podía ayudar en nada en ese momento. Una vez
en su habitación se recostó para esperar a Darien, el también tenia que
descansar.
Pero nuevamente el cansancio la venció,
quedo dormida sin notar que el pelinegro entraba y al verla se recostó con
ella. La abrazo y Serena se acomodo para estar en sus brazos, Darién suspiro
pensando en todo lo que estaba pasando.
Por el momento el retorno a su hogar
tendría que esperar, había mandado un recado a su padre para avisarle sobre la
muerte de Rubeus y estaba segura que Mamoru viajaría para comprobar el embarazo
de Beryl.
Beryl tendría el ansiado heredero que su
padre tanto quiso. Miro a Serena que dormía tranquila, también ella podría
estar embarazada, miro hacia la ventana concentrándose en la oscuridad de la
noche. No se había puesto a pensar en que formaría una familia con Serena, con
su defecto había dado por sentado que jamás se casaría. Sonrió imaginando a una
muñequita igualita a su mujer o tal vez
un hombrecito a su semejanza al cual le enseñaría
todo lo que el sabia.
Con esto en su mente y corazón se quedo
dormido, inconscientemente puso una mano en el vientre de la rubia.
A la mañana siguiente todo estaba listo
para trasladar el cuerpo de Rubeus a su lugar de nacimiento, sus restos
descansarían junto a sus padres y antepasados.
_ ¿Qué opinas de todo esto?_ miro al peli
plateado que observaba a unos hombres.
_ Que tienes razón_ le contesto sin perder de
vista a la gente que iba y venía_ Esto no fue un accidente.
_ Es raro que Rubeus cayera y que nadie se
diera cuenta, en el silencio de la noche los soldados que vigilaban debieron
escucharlo ya fuera su caída o tal vez sus intentos por salir_ dijo pensativo.
_Bueno, tal vez no estaban en sus puestos_
lo miro notando su duda_ Pero también se me hace raro lo de que Rubeus
estuviera tan tomado.
_ ¿No tomaba hasta embriagarse?_ Lo miro
desconcertado.
_No, al menos no tanto como para perder la conciencia_
se quedo pensando un momento_ Rubeus era un hombre con varios enemigos y no
quería que lo tomaran desprevenido.
_ Puede que se sintiera seguro aquí_ miro a
su alrededor.
_ Aquí es donde tiene a la mayoría_ dijo con un tono irónico y señalo con la mirada a algunos hombres_ Además algunos
vecinos también lo odiaba, pudieron poner gente a nuestro servicio para en
algún momento poder actuar.
_ Esto está muy complicado_ se rasco la
cabeza, tratando de entender todo_ Tengo un presentimiento sobre quien podría
ser.
_ ¿Alguien en especial?_ lo miro sabiendo
su respuesta.
_ Beryl_ dijo sin más_ Ella tenía muchos
problemas con Rubeus, además por ahí se dice que este planeaba dejarla, pensaba
pedir la separación por infidelidad y falta de hijos.
_ Si, también escuche algo de eso_
entrecerró los ojos tratando de mostrarse frio ante la situación, no podía
acusar a nadie sin pruebas_ Alguien debió ver o escuchar algo…alguien debe saber_
miro a todos los del servicio.
_ Pero tal vez tenga o tengan miedo_ miro
hacia él lo hacía, tal vez alguien vio quien manipulo todo para provocar la
muerte de Rubeus ¿pero quién?
Los dos siguieron platicando, mientras
Setsuna seguía diciéndole a todo mundo de que la pobre de Beryl tal vez
enfrentaría un duro embarazo ahora con la pérdida de su esposo. Beryl decidió
irse a dormir al pasar junto a su madre la llevo con ella.
_ Acompáñame mama_ la miro con dulzura.
_ Si hija, claro que si_ le sonrió y se despidió
de unos amigos_ Necesitas descansar, mas ahora con lo de tu bebe.
_ Si, mama_
no dijo más y se retiro. Una vez en su habitación confronto a su madre_
¿Cómo te atreves? ¿Estas loca o qué?
_ ¡Cállate! ¡Eres una estúpida!_ la
abofeteo_ ¡Por tu idioteces estamos metidas en un problema!
_ ¿A qué te refieres?_ dijo tocándose la
mejilla mirándola confundida.
_ Me he enterado que todo lo que poseía
Rubeus pasara de nuevo a Darién si no estás embarazada ¡Perderás todo sin un
heredero!_ le grito furiosa_ No te tocaría nada ¡Nada! Solo el titulo de viuda
de Rubeus_ dijo con ironía lo último.
_ ¡Eso no es posible! ¿Qué pasara con mi
dote?_ se paseo nerviosa por su habitación hablando consigo misma _ ¡No puedo
perder todo! ¡No puedo! ¡No puedo! ¡Maldición!
_ Por lo mismo debes quedar preñada_ la
sujeto para dejarle las cosas en claro y le pusiera atención a lo que decía_ Recurre a tus amantes… a quien sea
¡Pero debes tener un hijo!
_ Lo sé, lo se_ deshizo de su agarre_ Estoy en eso, pero ahora
debo quedar en este mes_ la miro furiosa_ Me has acorralado al decirle a todos
que lo estoy.
_ ¿Y que esperabas? Tenía que darte tiempo para que Darién no se
apodere de todo, Rubeus te dejo en esta casa una semana antes de la boda_ le
recordó mirando la confusión en su rostro_ Las cuentas consideran si ponen empeño
en hacer algo que siempre haces gustosa_ la miro detenidamente y le dijo _
Incluso has tratado de seducir a Darién.
_ El solo es un juego, algo para lastimar a
la idiota de Serena_ se volvió haciendo una mueca de asco_ Le hare saber que a
pesar de todo Darién siempre será mío.
_ ¡Déjate de juegos estúpidos! ¡Debes de
embarazarte!_ se quedo pensativa_ Hay una mujer a las afueras de la aldea, tal
vez ella pueda ayudarte.
Beryl solo asintió, ella conocía
perfectamente a esa mujer. La anciana en algunas ocasiones le ayudo con
sus…problemas.
Miro a su madre salir y de inmediato tomo
una capa, tenía que salir sin que nadie se diera cuenta. Entre más pronto
solucionara su problemas estaría tranquila en espera de el nacimiento de ese
bebe para asegurar su posición.
Salió por el pasaje secreto y término cerca
de los jardines, de ahí paso por el puente sin que los guardias la notaran.
Entre la entrada y salida de la gente que los estaba visitando para darles el pésame,
era un poco complicado que se fijaran en
una persona más.
Camino rápido, tenía que llegar antes de
que partieran las personas que llevarían el cuerpo de su difunto marido. Ella
no viajaría por lo cansado del viaje y claro estaba que también se quedaría
para que guardara reposo y no corriera riesgo alguno con su embarazo.
Llego a la cabaña de la mujer, frunció la
nariz por el olor tan fuerte de las hierbas que la anciana preparaba. Era una
mujer muy temida por los aldeanos y ella siempre los miraba con burla por las
cosas que decían a su espalda.
_ Sabía que vendrías_ dijo la mujer sin
siquiera volverse para ver quien había entrado.
_ Necesito de tu ayuda_ ignoro el escalofrió
que sintió, la anciana tenia cierto aire que la intimidaba_ ¡Quiero un hijo! _ dijo sin más.
_ Tu esposo puede dártelo_ le respondió sin
mirarla_ Es una lástima que este muerto.
_ No es necesario que sea de él_ sonrió
acercándose hacia donde la anciana preparaba sus pociones_ Quiero algo que me
ayude a que mi vientre reciba la semilla de un hombre.
_ Mi lady_ se volvió para mirarla_ Has
forzado a la naturaleza y has retado a nuestro señor por ser una mujer muy
ligera_ la barrio con la mirada.
_ ¡No necesito tus sermones anciana!_ le
grito y miro varios de los frascos que tenía en una mesa_ ¿Cuál me puede
ayudar?_ tomo uno y se lo mostro.
_ Por el momento nada_ se acerco a ella_
¡Estas seca!_ puso su mano con firmeza en el vientre de Beryl_ Tu cuerpo debe
mantener un periodo de descanso antes de que puedas retener una vida en ti.
_ ¡Entiende anciana!_ la confronto_
¡Necesito lo que sea! ¡Debo tener un heredero!
_ Habrá uno, de eso no tengas duda_ sonrió
y se dio la vuelta_ Toma esto, te ayudara a que tu cuerpo se restablezca_ le
dio un poco del brebaje que preparaba.
_ ¿Con esto tendré al heredero?_ se abalanzo
sobre ella y prácticamente le arrebato el vaso donde le había servido la bebida
para poder tomárselo.
_ Habrá un heredero, es todo lo que te
puedo decir_ siguió con lo suyo ignorándola y solo le tendió un frasco con un
poco más_ Toma esto cada noche, pero solo un poco.
_ Mas te vale que funcione_ la amenazo_
Escucha bien Zirconia, si me fallas te mandare echar de estas tierras.
_ Ya te lo dije, habrá un heredero_ le
contesto sin volverse, pero su mirada estaba ausente. Era como si viera mas allá
de lo que estaba viendo en ese momento_ Un bello varón que conquistara al
Demonio Chiba.
Beryl sonrió ante esto, seguramente era el
hijo que ella tendría. Una vez que naciera estaba segura que Darién quedaría
prendado a él, dejando de lado a Serena. Sería tan agradable ver como la rubia
vivía olvidada mientras su esposo brindaba toda su atención a ella y su hijo.
Sin demora llego a su habitación, no tuvo
ninguna dificultad nuevamente. Abrió el frasco y tomo de él con desesperación,
era mejor asegurar las cosas. Hoy en la noche buscaría a Jedite o a cualquier
otro que estuviera dispuesta a consolarla, después de todo necesitaba un poco
de cariño la pobre viuda.
_ Tenemos todo listo_ dijo Seiya mirando a
los demás que montaban_ ¿Partimos ya?
_Si, solo deja me despido_ el pelinegro se
encamino a su habitación.
_ Muy bien_ le dijo su amigo_ Iremos
adelantando, nos vemos en el camino.
Darién solo le hizo un gesto con la mano,
unos minutos después se encontraba frente a la puerta de sus habitaciones. Tenía
miedo de entrar y ver el dolor en la mirada de Serena, desde esa noche que
discutieron no habían tenido tiempo de aclarar todo ¿Cómo disculparse con ella
sin dar marcha atrás a su decisión de cuidar de Beryl? Ahora más que nunca ella
necesitaba de él y no quería que Serena se mostrara molesta por esto.
Sin más abrió la puerta, al entrar Serena
se levanto de la cama en la cual estaba sentada como pensativa. Ella le brindo
una sonrisa dulce y tranquila, con eso se sintió peor por haberle gritado sin
razón alguna, cuando pudo haber hablado con ella tranquilamente.
_ Vengo a despedirme_ noto como su
semblante se entristecía_ Regresare en un mes, tratare de que el viaje sea
rápido_ se acerco a ella y la tomo de la barbilla para levantarle su rostro
hacia él.
_ ¡Te extrañare mucho! Pero entiendo que es
tu obligación como pariente de Rubeus de llevarlo a la tierra de sus ancestros
a que descanse_ dijo tranquila acariciándole la mejilla.
Darién la beso apasionadamente y en ese
beso Serena le entregaba todo de ella, con ese beso quería trasmitirle lo mucho
que lo amaba.
_ ¡Darién! ¡Te amo!_ una lagrima se deslizo
por su mejilla dejando a Darién con un dolor en el corazón_ ¡Te amo!
_ ¡Serena! ¡Mi querida esposa!_ fue todo lo
que pudo decir, tenía miedo…mucho miedo.
La rubia solo asintió y se soltó de él, era
momento de dejarlo partir y esperaría ansiosa su regreso.
_ Mi padre tal vez venga_ dijo tratando de
olvidarse de sus palabras.
_ ¿No estaba enfermo?_ pregunto confundida.
_ Sí, pero creo que solo fue un ardid por
su parte_ no pudo evitar sonreír ante lo que hizo su padre.
_ Lo esperare y le daré la bienvenida que
se merece_ sonrió con gusto al saber que el padre de su esposo vendría.
_No bajes el puente y déjalo afuera_ señalo
el pelinegro sonriendo al ver el rostro sorprendida de ella_ No es cierto
pequeña_ le dio un suave beso_ Sera mejor que me vaya, debo alcanzarlos para
ponernos en marcha.
_ Está bien_ lo abrazo_ Ten cuidado.
_ Lo hare pequeña _ salió de ahí.
En el
camino se encontró con Beryl, la cual se veía como perdida mirando por la
ventana al escuchar sus pasos se volvió para saludarlo.
_ ¿Ya te vas?_ le pregunto triste.
_ Si, en unas semanas regresare_ le dio
tanta pena verla así, decaída y sin ánimo de nada_ Sera mejor que descanses,
debes pensar en tu hijo.
_ Si, tienes razón_ bajo la mirada y se acaricio el vientre_ Tal
vez su padre fue una bestia conmigo, pero él no tiene la culpa de nada_ levanto
la vista para ver el rostro de Darién_ Este bebe me dará la fuerza para
soportar mis errores del pasado, me imagino que si hubiera actuado de otra
manera este bebe podría ser nuestro.
_ Nos vemos Beryl_ se despidió de prisa de
ella, no quería escucharla. Dejarle sentir lo que puso ser confundía sus
sentimientos.
Al salir a uno de los patios se encontró
con Artemis, el cual tenía listo su caballo para que el partiera. Con destreza subió
a su montura y miro desde arriba al hombre que le era fiel a Kenji.
_ Estarás a cargo mientras regreso o en su
caso cuando el señor de la casa vuelva_ le dijo mientras tranquilizaba a su
semental.
_ Muy bien señor_ le dijo serio_ Me ocupara
de la seguridad y bienestar de las señoras.
Con un asentimiento de cabeza Darién salió
de ahí a galope, debía alcanzar a los demás y tratar de apresurar el viaje.
Los días pasaron lentos y con las
actividades normales del castillo, Beryl buscaba cada oportunidad para poder
quedar preñada. Jedite se mostraba complacido y gustoso pasaba día a día con
ella, sería el padre del hijo de Beryl y con eso sería un lazo que nadie podría
romper.
Beryl no notaba ningún cambio en su cuerpo,
pero decía las clásicas quejas de toda mujer embarazada para hacer más creíble
su estado, decía tener antojos, que le dolían los pechos o que estaba muy
cansada. Pero sabía que tarde o temprano Darién o el mismo Rey la obligarían a
que una matrona la revisara para ver si el producto venía bien.
Tal vez a Darién lo podría convencer que
eso le afectaba y la dejaría en paz, pero el Rey ya era otro asunto. El querría
asegurarse que esas tierras y fortuna contaban con un heredero antes de que
fueran motivo de conflicto, si no estaba embarazada pasaría todo nuevamente a
manos de Darién. Y eso no lo iba a permitir, jamás dejaría que Serena fuera
dueña de todo lo suyo.
Miro a Jedite que dormía plácidamente a su
lado, estaba agotado y por más intentos que hizo para que la montara él se negó
diciendo que no podía más. Con cautela se levanto y salió al pasillo, miro a
uno de los soldados que vigilaban uno de los patios y con una amplia sonrisa se
acerco a él.
_ ¿Necesita algo mi señora?_ dijo el
soldado mirándola embelesado al ver el delgado camisón que dejaba ver sus
suaves curvas.
_ Sí, claro que necesito algo_ y sin decir más
se abalanzo sobre él, besándolo con pasión salvaje y llena de necesidad.
El hombre solo la empujo a la oscuridad que
le brindaba un rincón y se desprendió de sus prendas para poder tener más
acceso a ella. Beryl era una mujer hermosa y si ella quería consuelo, se lo
daría con mucho gusto.
Con una embestida brutal entro en ella,
arrancando un gemido de placer de la pelirroja que se aferraba al hombre que
devoraba sus senos. Una y otra vez arremetió contra ella, Beryl se mordía los
labios para no gritar por el placer que sentía. El orgasmo fue arrebatador y sintió
como la semilla del soldado la inundaba, sonrió al pensar que esta vez tendría
a ese bebe que tanto buscaba.
Una vez que estuvieron satisfechos ella se
separo de él, se acomodo sus prendas y el pelo quedando lista y salió de ahí como si
nada hubiera pasado. El soldado solo sonrió al imaginar lo que dirían los demás
cuando les contara que había estado con Beryl, la señora del castillo.
_ ¡Buenos días, mi niña!_ saludo Luna
mirando a la rubia concentrada en su costura.
_ ¡Hola nana, buenos días!_ sonrió al
sentir el abrazo cálido de ella_ ¿Tienes noticias de Darién?
_ Si_ miro como ella dejaba todo para
escucharla con atención_ Artemis dice que llego un mensaje ayer en la noche
diciendo que en una semana vendría.
_ ¡Oh, nana!_ se levanto y dio vueltas en
la habitación_ ¡Me siento tan feliz!
_
¿Lo quieres mucho, verdad?_ miro la felicidad reflejada en su rostro.
_
¡Con todo mi corazón!_ se quedo quieta y pensativa_ La admiración que
sentía por el de pequeña se transformo día a día en algo mas, no supe en qué
momento se convirtió en amor_ con cuidado se sentó de nuevo_ Cuando mi padre me
dijo sobre la unión, me dio una inmensa alegría. Pero también me dio miedo a
que el me rechazara por obligarlo a cumplir algo que estuvo planeado para su
unión con Beryl.
_ ¡Mi niña! Las cosas pasaron por algo,
Beryl tomo una decisión abandonándolo cuando más la necesito_ dijo recordando las cosas que decía
la pelirroja de Darién, de lo horrible que estaba y el asco que provoco en
ella_ Ahora debes pensar en que tu y el serán felices.
_ ¡Si! ¡Estoy tan emocionada! _ sonrió y de
nuevo se puso a trabajar en el diseño que estaba elaborando para su nuevo
hogar_ Se que por unos meses estaremos aquí hasta que Beryl este tranquila y su
embarazo no corra riesgo alguno, pero después podremos partir a las tierras de Darién.
_ Me alegro que estés tan contenta_ se
acerco a ella y miro su bordado_ ¿Qué es?
_ ¡Un fénix!_ con sus manos sintió el
bordado que apenas estaba comenzando_ Sera un emblema que representara a Darién.
_ El ave que resurge de sus cenizas_ dijo
quedo, mirando como nuevamente Serena se ponía a seguir con su trabajo.
Alguien toco a la puerta y al instante
entro una de las siervas.
_ Disculpen_ hizo una reverencia _ Pero
acaba de llegar un hombre.
_ ¿Quién es?_ pregunto Luna.
_ Parece que es Mamoru Chiba_ la sierva
miro como Serena se levantaba presurosa.
_ ¡Darién me dijo que vendría!_ dijo
emocionada_ ¡Vamos nana! Debemos recibirlo adecuadamente.
_ El señor Artemis ya dispuso donde dormirá
y que estuviera todo listo para la comida_ sonrió al ver la alegría en su
señora.
_ Bien, entonces vamos_ sintió como Luna la
sujetaba para conducirla, aun había partes del castillo que no tenia
memorizadas.
Al entrar al amplio comedor oyó las voces
de varios hombres, entre ellas la de Artemis que se escuchaba tenso. Una voz se
oía dura y llena de duda.
_ ¿Buenas tardes?_ saludo la rubia haciendo
que los hombres callaran.
_ ¡Serena Tsukino!_ escucho la voz que hace
años había escuchado, pero se sentía cansada y diferente_ ¡Eres tan hermosa
como tu madre Selene!
_ ¡Gracias!_ sintió como se sonrojaba _ Señor
Mamoru, es triste tenerlo de visita en estas circunstancias.
_ Si_ dijo triste, pero Serena sintió que
su tristeza era por otra cosa_ Pero nada de señor Mamoru_ dijo con alegría_
Dime papa, después de todo eres la esposa de mi hijo.
_ Yo…si…
_ No temas, Kenji no se molestara_ sonrió
al verla dudar_ Ese viejo zorro deberá luchar para que vea a quien querrás mas.
Serena solo sonrió, se escuchaba alegre a
pesar de que el motivo de su visita era por la muerte de Rubeus.
_ ¿Dónde está Beryl?_ dijo serio, dejando
atrás la alegría en su voz.
_ En sus habitaciones_ entro Setsuna
mirando con reproche a todos por no avisarle sobre la llegada de Mamoru_ La
pobrecita está muy triste por Rubeus, además de preocupada por su embarazo.
_ ¿Todo bien? ¿Ha sido ya revisada?_
pregunto mirando fijamente a la mujer que ahora se retorcía los dedos de las
manos en señal de nerviosismo.
_ Bueno como su madre que soy he decidido
que este tranquila y no presionada por que vean si llegara al término de su
embarazo_ miro al hombre que la veía con duda_ Me preocupa más su salud que las
tontas tradiciones de ver que nacerá el ansiado heredero que usted desea.
_ Solo quiero ver que todo esté bien_ dijo
Mamoru y luego le hizo una seña a uno de sus acompañantes_ Este es el consejero
del Rey, el padre Nicolás.
_ Un honor tenerlo en esta humilde hogar_
hizo una reverencia.
_ Gracias, estoy aquí para ser testigo de
que la viuda de Rubeus esté en condiciones de soportar este embarazo.
_ Pero ella está bien_ dijo desesperada al
ver la decisión del hombre_ Un poco cansada y desolada por la pérdida de su
esposo, pero…
_ Se hará lo que se tiene que hacer_ dijo
firme_ No forzare una situación, pero tampoco me iré de aquí sin llevarles
noticias a su majestad.
_ Muy bien_ dijo resignada, al menos
tendría un poco de tiempo_ Iré avisarle a mi hija que están aquí.
Mamoru y el padre Nicolás asintieron, se
miraron entre sí al ver salir a Setsuna presurosa y muy nerviosa. Artemis
noto también todo esto, le habían
llegado rumores pero no podía decir nada sin pruebas o que al menos alguien
enfrentara cara a cara a Beryl.
_ Bueno_ suspiro Mamoru_ Quiero que me
cuentes todo mi querida niña_ se acerco a la rubia y la tomo del brazo pidiendo
con la mirada permiso a Luna que aun la sujetaba.
_ ¿Qué desea escuchar?_ sonrió ella ante el
tono tan cariñoso del hombre.
_ El cómo has convertido a mi hijo en un
hombre diferente_ sonrió feliz al ver que su plan había funcionada, en el
pasado cometió un terrible error el cual pensaba corregir al costo que fuera_
Me has dado esperanza Serena, me das la dicha de ver a mi hijo fuera de ese infierno que yo mismo
arroje.
_ ¡No diga eso!_ apretó su mano y le
agradeció su ayuda al conducirla a la mesa para disfrutar de los alimentos_ Darién
lo quiere y respeta, pero sufre por algo que va mas allá de la perdida de lo
material.
_ Si, lo sé_ bajo la mirada avergonzado_ Se
que a mi hijo eso no le importa. Pero sé que perdió la fe en mi, al ver cómo le
di la espalda y di por hecho su muerte_ levanto el rostro para observar a la
rubia que se veía tranquila y serena, transmitía tanta paz_ Mi hijo murió ese día,
y en su lugar renació un hombre lleno de odio y amargura_ luego sonrió feliz_
Pero ahora es diferente, tiene nuevamente la ilusión de vivir de ser el hombre
que un día fue.
_ Y lo lograra_ le dijo sonriendo_ Es un
hombre fuerte y lo hará.
_ Si, el lo hará_ suspiro profundamente,
sacando parte del dolor y la culpa_ ¡Ahora! ¡Disfrutemos de esta comida! Que se
ve exquisita.
Serena asintió y empezaron a degustar los
deliciosos platillos que habían preparado. Estuvieron platicando sobre
diferentes cosas, entre ellas las anécdotas de Darién cuando era niño, Serena
quería saber todo sobre su esposo.
Darién había sido un niño amado y muy
querido, de grande tuvo lo que todo hombre desea; mujeres y fortuna en la vida.
Tal vez por lo mismo aun no superaba lo que le había pasado, maldecía ese día
por que de un modo u otro le arrebataron todo lo que él sentía seguro en su
vida.
Pero ella le demostraría que no importaban
sus cicatrices, nunca se fijo en el físico de alguien. Tal vez haber sido una niña
poca agraciada años atrás le hizo ver que había más cosas, que a pesar de no
ser hermosas eran muy importantes. Ella de alguna manera la vida le dio la
oportunidad de apreciar todo sin fijarse en lo caro o bello que era,
simplemente tenía que disfrutar de algo para ser feliz.
Feliz siguió escuchando al padre de su
esposo, Mamoru tenía tantas cosas que decir de su hijo. Y sentía que de alguna
manera le desearía volver el tiempo atrás y actuar de otra manera con Darién.
Serena recordó el día que kenji regreso de
las tierras de los Chiba.
_ ¡Beryl se ha casado!_ dijo sin más.
_ ¿Acepto a Darién?_ pregunto Setsuna con un tono de
incredulidad_ ¡Mi hija se ha casado con un monstro!_ dijo alterada.
_ ¡Cállate mujer!_ grito con rabia_ ¡Tu hija me ha
dejado decepcionado!_ soltó un profundo suspiro_ Se caso con Rubeus, ha abandonado
a su prometido dejándolo solo en su dolor.
_ ¿Y qué esperabas?_ dijo Setsuna_ ¿Qué se hundiera
con él? Darién algún día encuentre una esposa de su… _ dudo por un momento_
condición.
_ ¿Pero qué clase de mujer eres? ¿Me abandonarías si
algún día fuera herido en batalla?_ pregunto a Setsuna.
_ ¡Claro que no! Es diferente Kenji, entre nosotros
existe cariño_ dijo en tono meloso_ Pero Darién y Beryl solo estaban
conociéndose, no puedes exigirle a mi hija que haga algo que no quiere.
_ Tienes razón_ dijo el _ ¿Cómo esta?_ puso atención a
su hija que estaba con la vista perdida.
_ Mejor, pero deberías hacerla revisar_ le dijo quedo.
Pero ella la había escuchado y reprimió un sollozo al
imaginar lo cerca que estuvo de que abusaran de ella. Tal vez la mano divina de
Dios la protegió, por lo mismo no maldecía su destino al quedar ciega. Pudiera
ser que su destino quedara sellado con esa desgracia, pero no le importaba.
Ella afrontaría todo.
_ No, olvídalo_ se acerco a la pequeña rubia y tomo su
mano_ Hija, todo estará bien.
_ Lo sé padre, lo se_ le sonrió.
_ Setsuna se hará cargo de todo_ le dijo besando con
amor su mejilla_ Tengo que partir, pero tratare de hacer viajes que me permitirá
ver que todo está bien.
_ Muy bien padre_ dijo triste, sabía que estar al
cuidado de Setsuna era garantía de vivir encerrada. Después de todo lo hacía
para evitar que la avergonzara_ Esperare con ansias tu regreso.
_ ¡Te quiero, mi linda niña!_ la abrazo con
delicadeza.
En cuanto escucho que se retiraban, permaneció a solas
pensando en el matrimonio de Beryl ¿Por qué lo abandono? ¿No lo amaba? Si no
era así… ¿Por qué acepto ese matrimonio?
_ ¡Serena! ¡Mi niña!_ escucho la voz de su nana_ Tu
madrastra me ha dado la orden de hacerme cargo de ti, nos pondrán en una de las
torres.
_ Nos encerrara_ ni lo pregunto, sabía que eso
pasaría.
_ No…bueno en parte si_ se sentó junto a ella en la
cama_ Pero tendremos toda esa torre para nosotras, la acondicionaremos de una
manera en que puedas andar tu sola_ le acomodo su pelo_ Además te enseñare
varias cosas ¿Podrás hacerlo?_ le pregunto.
_ Si, lo hare_ se volvió sonriéndole_ Sera divertido.
_ Si mi niña, será divertido_ escucho su voz cortarse,
pero al parecer quería sonar alegre y positiva.
Cuando su padre la visitaba le contaba
sobre las hazañas de Darién, de sus triunfos en los campos de batalla y de cómo
el Rey lo consideraba uno de sus más fieles y aguerridos caballeros. Cada
batalla ganada por el, ella se esforzaba también por mejorar. Día a día se
enamoro del hombre que había conseguido vencer a la muerte y enfrentaba la vida
con orgullo.
Lo amaba, a pesar de que tal vez nunca
escucharía palabras de amor de su parte…lo amaba. Siempre lo amaría.
Setsuna miraba con rabia a Beryl, había ido
a buscarla y la encontró en brazos de Jedite. Se revolcaba como una cerda con
su amante poniendo en riesgo que cualquiera los descubriera.
_ ¿No sé por qué te pones así?_ sonrió ella
levantándose_ Después de todo tu misma lo sugeriste.
_ ¡Si! ¡Pero debes tener cuidado, idiota!_
miro al rubio que se levantaba desnudo en todo su esplendor.
_ Nos veremos después amor_ se despidió
saliendo por el pasaje secreto.
_ ¿Y bien?_ pregunto la pelirroja al ver
que su madre no decía nada_ ¿A qué se debe tu visita?
_ Mamoru está aquí_ le dijo y vio su rostro
palidecer.
_ ¿Qué no estaba moribundo?_ pregunto
mientras se apresuraba a arreglarse.
_ Al parecer un milagro lo tiene en pie al
maldito viejo_ se acerco a ella_ Trajo consigo al consejero del Rey, quieren
revisarte.
_ ¿Y qué les dijiste?_ la miro aterrada_ No
pueden hacerlo, hace dos semanas tuve mi periodo_ recordó como tuvo que limpiar
ella misma sus cosas, no podía permitir que nadie se diera cuenta.
_ Podemos hacer que nazca antes de tiempo,
si quedas preñada en este mes_ le empezó a cepillar el pelo_ Así coincidirán
las cuentas, pero tiene que ser en este mes ¿Entendiste?
_ Si, si mama_ dijo pensando en que tenía
poco tiempo.
_ Pero primero báñate_ frunció la nariz_
Hueles a sexo como las mujerzuelas_ la miro fijamente_ Jedite no es el único ¿Verdad?
_ Como te lo dije madre, tú misma lo
sugeriste_ sonrió al sentir como se tensaba su madre_ No importa quién sea el
padre, debo quedar preñada y dar a luz a ese niño.
Setsuna salió de ahí sin decir nada, no
sabía en que había fallado con su hija. Desde pequeña la consintió bastante y
nunca le puso un límite, ahora debía pagar las consecuencias y tratar de
ayudarla. A pesar de que no estaba de acuerdo con ella, no podía dejarla sola.
Después de todo…era su hija.
Beryl grito a sus damas que tuvieran listo
un baño para ella, ahora tenía que hacerlo sola. No podía dejar que la ayudaran
por que se darían cuenta que en su cuerpo no había ningún cambio.
¡Maldito Mamoru! Pensó al imaginar al
anciano ansioso por saber si un heredero venia en camino, pensaba que tenía aun
más tiempo para poder quedar embarazada. Pero con la llegada de Mamoru y el
consejero del Rey tendría que poner en marcha un plan que rondaba en su cabeza.
Podría asegurar su posición y además
obtener un poco más…muchísimo más. Después de todo, los accidentes siempre
pasaban. Nadie podría sospechar nada y más si una pobre ciega sufría uno que le
arrebatara la vida.
Sonrió para si misma al imaginar el cuerpo
inerte de la rubia, había tantas maneras de deshacerse de ella. Una vez libre Darién,
la desposaría para asegurar el bienestar
del bebe, además de que recuperaría a la mujer que una vez deseo en el pasado.
Si, eso sería lo que pasaría. Al final las
cosas terminarían como debió ser, ella seria esposa de un Chiba sumamente rico
y poderoso. Pero también cargaría con la nausea y desprecio por un hombre que
nunca podría ver a la cara sin tener ganas de devolver el estomago, pero eso
sería lo de menos. Después de todo pediría habitaciones separadas para solo
tener intimidad cuando ella quisiera y tuviera antojo de algo…raro.
Se empezó a reír como loca imaginando al
pobre Darién rogando por sus caricias, seguramente la boba de Serena era una
torpe en la cama. En cuanto la probara la primera vez, sería su esclavo para
siempre.
Pero primero debía ver la manera de deshacerse
de su querida hermanita, dos muertes accidentales podrían llamar la atención de
alguien y no podía correr ningún riesgo. Observaría cada detalle que le diera
la oportunidad para llevar a cabo su plan.
_ Mi lady_ la interrumpió de sus
pensamientos una de las siervas_ Su baño está listo.
_ Bien, retírate_ dijo de manera brusca y cerró la puerta, se
adentro al pequeño cuarto para poder desnudarse.
Se adentro en la enorme tina y empezó a
tallarse, la imagen de Darién del pasado inundo sus pensamientos.
_ Fue una lástima lo que te paso_ miro la
ligera marca en su seno hecha por su amante y sonrió_ Jedite.
Se quedo pensativa recordando la noche que
llego tomado, según le habían llegado rumores de que ella estaba con otros
hombres aparte de él y estaba furioso.
_ ¿Cómo te atreviste?_ la sujeto fuerte de los brazos
cuando entro y la encontró peinándose su pelo _ ¡He hecho mucho por ti! ¿Y así
me pagas?
_ ¿A qué te refieres?_ se soltó y siguió con lo suyo.
_ ¿A que me refiero?_ se empezó a reír_ He sido un
tonto, un idiota al pensar que un día verías lo mucho que te amaba.
_ Se lo que sientes por mi_ le dijo seria_ Pero eso no
justifica que entres así y me grites.
_ ¡Eres mi mujer!_ le grito.
_ ¡No soy nada tuyo!_ lo enfrento mirándolo furiosa.
_ ¡Maldición, Beryl! ¿Qué no te has dado cuenta? _ se
arrodillo junto a ella_ He hecho tanto por ti, he matado, he conspirado contra
todo para poder verte feliz_ la miro profundamente_ Sin importarme que acabaras
en los brazos de otro.
_ Pues te lo agradezco_ sonrió cínicamente, ignorando
sus palabras_ Pero aun eso no te da el derecho de actuar como si fueras mi
dueño.
_ ¡Lo soy!_ la miro y sujeto su rostro para que
evitara verlo_ Hace mucho ayude a Rubeus
a facilitar su camino y así tenerte cerca.
_ ¿Qué hiciste?_ puso atención a lo que decía.
_Solo te diré que en parte ayudamos a que el nombre
del Demonio Chiba fuera más que un nombre_ sonrió al ver la mueca de horror de
ella_ Si, Beryl…ahora sabes de lo que soy capaz por ti_ la abrazo fuertemente_
Si alguna vez me traicionas con otro hombre de nuevo _ susurro a su oído_ ¡Te
matare Beryl! ¡Te juro que te matare!
Un escalofrió recorrió su cuerpo ante el
recuerdo de esa platica, tenía que tener cuidado con Jedite. Tal vez por amor
había hecho muchas cosas por ella, incluso ignorar a sus amantes cuando estaba
con Rubeus. Pero sabía que no lo haría si el que engañaba era a él.
Tenía que ver la manera de alejarlo por un
tiempo, tal vez pedirle que fuera a ver las tierras de su difunto esposo y que
prepara todo para su regreso.
Sí, eso funcionaria.
Eso le daría tiempo para pensar y tratar de
resolver y poner en marcha. Una vez que Darién la tomara bajo su protección le
diría que Jedite fue quien lo ataco junto a Rubeus ese día. Seguramente Darién
lo mataría sin darle ni la oportunidad de decir nada, sobre todo algo de ella y
su relación.
Sonrió al pensar que solo era cuestión de
tiempo…solo eso.
Mamoru disfrutaba de las pláticas con
Serena, era un ser humano excepcional. Dio gracias a Dios por haberla puesto en
su camino y que kenji le tuviera confianza para platicarle todo lo que paso con
la pequeña Serena.
Cuando se entero de que era ciega vio la
oportunidad de darle a su hijo un poco de felicidad, algo que el mismo le había
arrebatado en un momento de miedo y pánico al ver que su sangre y herencia se extinguiría.
Maldecía el día en que no fue lo
suficientemente fuerte para enfrentar junto a su hijo a la muerte. Prefirió el
camino fácil dándole todo su poder y títulos a Rubeus pensando que este llevaría en algo en nombre
de los Chiba.
Pero solo fue una decepción, Rubeus era un
señor cruel con su gente, un hombre lleno de ambición tratando de tener más y
por lo mismo se había aliado con enemigos del Rey. Beryl era igual a él, solo viendo lo que le convenía
sin pensar en los demás.
Tal vez estaba mal o no sabía que pensar,
pero dudaba que Beryl estuviera embarazada o que el hijo tuviera fuera de
Rubeus. Durante esos días quiso verla, pero Setsuna decía que estaba muy
cansada y triste. Por lo mismo era mejor que guardara reposo.
Le daría tiempo, tarde o temprano todo se
resolvería. Si Beryl estaba embarazada se le daría el lugar que le correspondía
como la futura madre del heredero. Sabía que su hijo Darién no diría nada
debido a que el tenia poder y fortuna que casi igualaba a la de los Chiba,
además el jamás le quitaría nada a la viuda de su primo.
Por el momento solo le interesaba la
felicidad de Darién, solo eso. Ya no le interesaba si un Chiba heredaba sus
tierras o no, lo único importante es que su hijo fuera feliz. Y sabia que
Serena era la única que podría hacer volver al hijo que dejo morir ese día.
Su leal sirviente Kelvin lo mantenía
informado de todo, el había asistido a la boda de Darién sin que este supiera, además
le informo de cómo marchaba la relación de Serena y Darién. Pero también le
escribió de cosas que nunca imagino, cosas que ignoro por el simple hecho de nunca
admitir que se equivoco.
Kelvin regresaría pronto, había ido a
visitar a un familiar y por lo mismo no sabía exactamente qué había pasado
desde el accidente de Rubeus. En cuanto
llegara confirmaría con él las cosas que decían los habitantes del castillo,
todos ellos dejándole ver que Beryl no sería ni ahora ni nunca la señora que
rigiera las tierra de los Chiba.
Necesitaba hablar con él sobre el mensaje
que le mando diciéndole que debía
prevenir a su hijo ¿Pero de qué? ¿Qué tipo de peligro enfrentaba aquí? Suspiro
cansado, miro a la rubia que estaba rodeada de varias niñas que trenzaban su
largo pelo. Sonrió imaginando que en un futuro no muy lejano algún día podría
ver a su nieto y nietas rodeando a la joven, la cual se veía que sería una
amorosa madre.
Con una sonrisa en su rostro se unió a
ellos, debía relajarse y descansar. Tal vez no estaba al borde de la muerte, pero tampoco era ya un
jovencito para torturarse con algo que por el momento no podía solucionar. Pero
se encargaría mas delante de que todo marchara como debía ser.
Era casi el día de que llegara Darién, uno
de los soldados informo que alguien había avisado que el estandarte de los
Chiba y Tsukino estaba no muy lejos de ahí. Serena acaricio su bordado, dentro
de algunos días lo tendría terminado y se lo regalaría a Darién cuando la
llevara a su hogar.
Se apresuro a guardar todo para que no lo
viera y espero que Luna viniera por ella para que la ayudara a arreglarse un
poco. Camino hacia la ventana para sentir la suave brisa, muy pronto el invierno
llegaría y se alegraba de que Darién regresara sin ningún contratiempo de su
viaje.
Quería que la abrazara y la sintiera sentir
segura de el cariño que le tenía o al menos que no la dejaría en la oscuridad
como Beryl le daba a entender. Cerró los ojos para evitar llorar, no debía
tener duda de las palabras de Darién, pero era tan difícil.
_Serena, hermanita_ la abrazo_ ¡Soy tan feliz! Cada día
que pasa mi bebe se aferra a mí y sé que Darién no nos dejara desamparados.
_Claro que no_ le sonrió cuando se separo de ella_ Darién
cuidara de ti hasta que tu hijo nazca y tomes control de las cosas.
_ ¡Oh! ¿No te lo dijo?
_ ¿Decirme que?_ pregunto con temor al escuchar su
tono de voz sorprendido.
_ Bueno, Darién tal vez me lleve a su hogar_ dijo
feliz.
_ ¿A nuestro hogar?_ dijo ella confundida, su tono era
de burla más que nada.
_Si, ya sabes_ sujeto sus manos_ Darién ve en mi
embarazo lo que pudo ser, el se hará cargo de todo mientras mi hijo toma las
rienda. Él lo educara como si fuera su hijo.
_ ¡Su hijo!_ dijo quedo ya ajena a todo.
_ No te preocupes Serena, es lógico que Darién lo
haga_ se separo de ella y camino hacia la puerta_ Después de todo su vida
futura la planeo conmigo ¿O no recuerdas que tu matrimonio solo fue por un
error?
Salió de ahí riendo y dejando a Serena pálida ante sus
palabras.
¿Y
si fuera cierto? Si Darién se diera cuenta que su matrimonio fue un error y que
ahora libre Beryl podría reclamarla suya. Podría dejarla por su defecto, era
ciega y no podría con la carga de llevar un hogar como debía ser.
Darién podría repudiarla y pedir la
anulación.
Se tapo los oídos en un intento de no
escuchar la risa de Beryl que parecía perseguirla al igual que sus palabras.
Solo fue un error
Un error
Eres un error.
_ ¡Llego Darién!_ grito alguien.
Serena abrió los ojos confundida ¿Era Luna
quien le había avisado? Si, seguramente ella venia por ella, lo mejor sería
salir y encontrarla abajo.
Al salir se apoyo en la pared para bajar
las escaleras, bajo con un poco de prisa sin darse cuenta que alguien al final
de la misma sonreía feliz al verla bajar.
Solo un grito se escucho en todo el lugar,
después solo silencio.
Lentamente la figura que observaba a la
rubia bajar, se acerco al cuerpo inerte que yacía en el piso. Subió de prisa
los escalones y tomo el banquillo que había colocado en su camino. No debía
dejar ninguna prueba de lo que sucedió.
Bajo de nuevo y quiso ver que estaba
muerta, pero las voces de alguien hicieron que huyera. Como fuera la persona no
creía que tuviera tanta suerte para sobrevivir a esa caída. Sonriendo salió de
ahí dejando detrás el cuerpo inerte de Serena.
_ ¡Serena! ¡Mi niña!_ Luna corrió a su
lado_ ¡Oh, Dios mío!_ dijo cuando la volvió hacia ella.
_ ¡Serena!_ grito Mamoru al ver correr la
sangre por su sien_ ¡Rápido, traigan ayuda!
_ ¡Mi niña!_ Luna la abrazo besando sus
mejillas_ ¡No! ¡No Dios, no me la quites!
_ ¡Avisen a mi hijo!_ bramo Mamoru al ver a
la gente asomarse curiosa_ ¡Que apure el paso, díganle que su esposa sufrió un
accidente!
_ ¡Oh, Dios mío!_ gimió Beryl al entrar y observar a la rubia pálida y sin ningún rastro de vida_
¡Esta muerta! ¡Muerta!.
CAP.
7
_ ¿Cómo esta?_ dijo el pelinegro en cuanto
desmonto.
_ Sigue inconsciente_ dijo su padre mirando
el sufrimiento en su rostro_ Ya llamamos a una mujer que hace de curandera en
la aldea.
_ ¿Dónde están?_ camino hacia los aposentos
de la rubia.
_ En sus habitaciones_ fue todo lo que le
dijo antes de que el pelinegro saliera corriendo hacia allá_ ¡Hijo, espera!_
fue detrás suyo, camino lo más rápido que pudo para alcanzarlo.
En cuanto entraron olieron las hierbas
medicinales que la mujer preparaba, Luna estaba atenta a lo que hacia la mujer.
_ ¿Cómo esta mi esposa?_ se acerco a la
cama y se arrodillo a su lado tomando su mano.
_ El golpe fue fuerte en la cabeza, además
sufrió varios raspones al caer por los escalones_ puso un poco de ungüento en
ellos_ Por lo demás está bien.
_ Pero… ¿Por qué no reacciona?_ acaricio su
rostro.
_ Como le dije, fue fuerte el golpe_ dejo
ver su herida y Darién gimió al verla.
_ ¿Estaba…? ¿Ella, estaba…? _ no pudo ni
preguntar si Serena había perdido algún hizo si es que estaba embarazada.
_ No, su cuerpo aun no está listo_ sonrió
ella al ver el miedo reflejado en su mirada y el alivio ante su respuesta_
Pero no se preocupe, con el tiempo
tendrán los hijos que quieran sin ningún temor.
_ ¡Gracias!_ suspiro ante las palabras de
esa mujer.
Observo lo pequeña y delicada que era Serena,
aun mas lo era al verla ahí herida y lastimada. Esperaba que pronto despertara,
que esto no fuera un golpe que trajera consecuencias graves. Muchos hombres que
habían sido heridos en batalla quedaban locos o perdían parcialmente la memoria
por cierto tiempo o algunos por completo.
Cerró los ojos y apoyo su frente en la mano
de Serena, rezo por un milagro. Hacia tanto tiempo que no hablaba con Dios,
tanto tiempo odiando su mano divina por no haberlo protegido en esa ocasión y
haberlo arrojado al infierno.
Pero con gusto aceptaría todo eso de nuevo
si hacía que Serena recobrara el conocimiento y que abriera sus ojos dejándole
ver la luz que iluminaba sus días. Su infierno lo viviría de nuevo gustoso si
eso significaba ser parte de la vida de ella.
Esos días lejos de Serena le
hicieron ver lo mucho que la extrañaba, lo mucho, lo mucho…que la amaba.
Si ¡La amaba! Con todo su corazón, amaba su
sonrisa, su voz suave y tranquila que lo hacía sentir en paz, su piel, su
aliento cálido que noche tras noche le recordaba que no estaba ya solo, que
había alguien que lo quería sin importarle su condición.
¡Amaba a su esposa!
Pidió a Dios darle la oportunidad de decírselo,
de hacerlo tantas veces hasta que ella se cansara de escucharlo.
_ Hijo_ la voz de su padre le hizo abrir
los ojos y levantar el rostro_ Salgamos afuera, dejemos que las mujeres se
hagan cargo.
_ ¡No quiero separarme de ella!_ lo miro
ausente_ No la dejare sola, padre_ dijo con resentimiento y se sintió un poco
mal al ver palidecer a su padre.
_ Está bien, hijo_ dijo triste y se
encamino hacia la puerta_ Estaré aquí por lo que se ofrezca, cualquier cosa
hijo, cualquier cosa.
Darién lo miro salir, por el momento no tenía
mente para lidiar con la nueva actitud de su padre. Ahora debía enfocarse en
ver y encontrar alguien que ayudara a Serena, pero al ver la mirada de Luna
observo que tenía confianza en esa mujer.
_ Luna ¿De dónde es ella?_ pregunto al
verla salir.
_ No lo sé_ miro hacia donde había salido
la anciana_ Zirconia es un misterio para muchos, actúa de modo extraño.
_ ¿Extraño?_ la miro desconcertado_ ¿A qué
se refiere con eso?
_ Es una excelente sanadora_ miro a la
rubia que seguía inconsciente_ Pero también se que ayuda a ciertas mujeres en
algunos asuntos_ fijo su vista en el pelinegro_ Usted entiende.
_Si, creo que si_ suspiro y cerró los ojos.
_ Debería descansar, si reacciona lo
llamare_ le dijo al ver el cansancio reflejado en su rostro.
_ ¡No! Me quedare con ella_ dijo firme y
sosteniendo firmemente la mano de la rubia.
_ Entonces hare que le preparen un baño
para que este fresco y algo de comida_ sonrió al ver el amor que le tenía a su
pequeña_ Necesitara de su fuerza para mantenerse en pie.
_ Gracias_ le dijo y miro a su esposa que permanecía
como dormida.
Luna salió y ordeno que prepararan todo,
ella ayudaría a preparar la comida. Al pasar por la cocina miro a Seiya, Mamoru
y a su esposo platicando mientras
comían.
_ ¿Cómo sigue?_ se levantaron de inmediato al verla entrar.
_ Igual, pero dice Zirconia que es cuestión
de tiempo_ sonrió al ver relajarse sus rostros preocupados_ Mi niña es fuerte,
siempre lo ha sido_ aseguro mientras revisaba el asado y al pan que se
horneaba.
_ Necesito hablar con ustedes_ dijo Mamoru
quedo para que solo ellos lo escucharan_ En un lugar seguro.
_Muy bien_ dijo Artemis_ Hay un lugar donde
podemos hacerlo.
Los tres se despidieron de Luna y salieron
siguiendo a Artemis. Al llegar al jardín encontraron a el padre Nicolás que al
verlos se unió a ellos cuando Mamoru los presento con los otros dos.
Artemis los guio por un laberinto en el
jardín, de ahí toparon con una pared, el peli plateado pulso una roca y una
puerta cedió. Entraron y Artemis de inmediato prendió una antorcha para
guiarlos más adentro, una vez que estuvieron en pequeño cuarto que disponía de
una mesa y unas sillas se sentaron.
_ Es un escondite, para seguridad de los
señores del castillo_ dijo el al ver como ellos miraban a su alrededor_ Ahí,
detrás de ese mueble esta una puerta que conduce a un pasaje que termina a las
orillas del bosque.
_ ¿Quién mas sabe de esto?_ pregunto
Mamoru.
_ Solo el señor Kenji_ abrió un pequeño
acceso que permitía que se ventilara el lugar.
_ Muy bien_ sonrió al ver que su amigo era
muy precavido.
_ ¿Sobre qué quería hablar?_ dijo Seiya
impaciente_ ¿Por qué tanto misterio?
_ El día que ustedes partieron de mi hogar,
hice que Kelvin uno de mis más leales sirvientes los siguiera_ les dijo
mientras se sentaba.
_ ¿Por qué?_ pregunto confundido Seiya_
¿Acaso pensó que Darién necesitaba más de su ayuda? _ pregunto con ironía_ ¡Eso
debió hacerlo cuando yacía en una cama luchando por su vida!
_ ¡Seiya!_ le freno Artemis al ver la
palidez y dolor en el rostro de Mamoru.
_No, déjalo_ sonrió al ver la gran amistad
que le tenía ese muchacho a su hijo_ Me lo merezco_ dijo avergonzado_ Se que en
el pasado hice las cosas mal y ahora quiero remediarlas.
_ ¿Pero eso que tiene que ver de hablar en
un lugar oculto?_ miro con impaciencia al hombre.
_ Kelvin me mando un recado avisando de
ciertas cosas_ dijo mirando al padre Nicolás_ Cosas de Beryl y también de
Rubeus.
_ ¿Sobre qué?_ pregunto Artemis.
_ Según me avisa en ese recado, Beryl ha
sido amante de Jedite al igual que de varios hombres_ señalo mirando a todos_
Algunos de ellos enemigos de Rubeus.
_ ¿Y sobre Rubeus que le informa?_ pregunto
esta vez Seiya.
_ Solamente lo que muchos me han dicho
durante todos estos años, que cometí un grave error en depositar mi confianza
en un hombre que no lo merecía_ dijo quedo mirando hacia la flama que iluminaba
el lugar.
_ ¿Pero eso que tiene que ver?_ dijo
desesperado Seiya_ Sabemos que Beryl es una mujer fácil, que Rubeus era un
maldito infeliz con la gente_ se levanto y camino de un lado a otro_ Lo único
que no sabemos es quien se deshizo de Rubeus.
_ ¿Piensa que fue un asesinato?_ pregunto
sorprendido el padre Nicolás, el también junto con Mamoru lo sospechaban.
_Si, así es_ confirmo Artemis_ Todos dicen
que fue porque se embriago tanto que cayó al pozo, pero casi todos sabían que
Rubeus no tomaba tanto para estar siempre alerta.
_ Es lo malo de no tener la conciencia
limpia_ ironizo Seiya.
_ Si, tienes razón_ sonrió Artemis_ Lo
extraño de todo es que los guardias que vigilaban esa noche dicen que no
escucharon nada.
_ ¿Pero no lo vieron pasar?_ pregunto
confundido Mamoru.
_Al parecer no_ recordó la plática con
ellos ese día_ El cambio de guardia estaba cerca y se fueron según ellos a
buscar a los que ocuparían su lugar en la mañana sin imaginar que algo así
pasaría.
_ Todo esto es tan extraño_ dijo pensativo
el padre Nicolás_ El debió reaccionar o algo, si no estaba ebrio podía salir
del agua.
_Tiene razón padre_ estuvo de acuerdo con
el Artemis_ Rubeus sabía nadar.
_ Eso quiere decir que tal vez cayo inconsciente
al agua_ dijo de pronto Seiya _ Alguien lo evento ya en ese estado o le dieron
un golpe para hacerlo caer.
_ ¿Pero quién?_ dijo Mamoru_ ¿Quién puede
decirnos esto? Si Rubeus fue asesinado tal vez el accidente de Serena fue
provocado.
_ Si eso mismo pienso yo_ dijo Seiya
mirando a Artemis_ Según me ha dicho Luna ella durante todo este tiempo que
quedo ciega se ha desenvuelto sin ningún problema, ha subido y bajado esos
escalones para que simplemente lo sufriera ahora.
_ ¿Y si es alguien con algún interés?_ dijo
el padre Nicolás_ ¿Quién puede desear un mal a tan distintas personas? Rubeus
tal vez era un blanco que cualquiera querría asesinar debido a sus injusticias
y a los enemigos que había ganado con el tiempo, pero a Serena ¿Quién podría
desearle un mal?
_ ¡Beryl!_ gruño Seiya_ Ella tiene motivos.
_ ¿Cuáles? El hecho de que se corría el
rumor de que Rubeus la dejaría no es prueba suficiente_ le dijo Artemis dejando
pensativos a todos.
_ Pero si fuera libre se quedaría con todo_
señalo el_ Además si muriera Serena tengo entendido que sería la que quedaría
como heredera de kenji.
_ Si eso es cierto, pero quedarse con lo de
los Chiba seria solamente si esta embarazada_ el dijo el padre Nicolás_ Además también he escuchado rumores sobre que Rubeus
podría no ser el padre de la criatura.
_ O eso, o que ni siquiera lo esté_ dijo
Mamoru.
_ Puede ser, pero hasta que no la revise
una matrona no podemos hacer nada_
admitió el padre Nicolás_ Setsuna dice que no dejara que se altere a su
hija con eso.
_ Tendremos que mantenernos alerta y
vigilar a Serena_ dijo Artemis_ Ella estará bien y seguramente intentaran hacer
algo de nuevo.
Todos asintieron y salieron de ahí,
tuvieron cuidado de que nadie los viera juntos. Debían mantener distancia y no
dejar ver a la gente que estaba detrás de todo esto que tenían dudas sobre esos
supuestos accidentes.
Ya era de noche cuando Darién se recostó al
lado de su Serena, no había reaccionado y estaba realmente preocupado. Miro sus
suaves labios y la beso, anhelaba sentir que le correspondía, oír de esos
labios las palabras de amor que le devolvieron el deseo de vivir.
_ Te amo_ dijo quedo contra los labios de
ella_ Te amo, Serena.
El frio de la madrugada se sentía un poco tenue en la
habitación, de inmediato Darién se levanto para atizar el fuego y mantener
caliente el lugar. No debía dejar que Serena se enfermara por un descuido de su
parte, el mismo les había dicho a todos que cuidaría de ella y que no
necesitaba que los interrumpieran durante la noche.
Estaba poniendo más leños y atizando el
fuego cuando escucho su voz.
_ D…Da…rien_se oyó suave y ronca esa voz
que quería tanto escuchar.
_ ¡Serena!_ de inmediato se acerco a su
lado_ ¡Cariño! ¿Cómo te sientes?
_Muy…mal_ trato de levantarse.
_ ¡No! ¡Quédate quieta!_ la empujo suavemente
para que se permaneciera en su lugar_ Mandare llamar a Luna.
_ ¿Qué paso?_ pregunto ella después de
oírle gritar con emoción a Luna de que subiera pronto.
_ ¿No lo recuerdas?_ vio que negaba con la
cabeza_ Te caíste y has estado inconsciente desde ayer en la mañana.
_ Escuche que alguien decía que habías
llegado_ recordó ella_ Luego salí para encontrarme con Luna y después… nada_ se
toco la herida que tenía en la cabeza_ Pero…creo que había algo en las
escaleras.
_ Luna dice que no había nada_ dijo el
mirando tiernamente a su esposa_ Pero eso ya no importa, lo importante es que
estas bien.
_Si…creo que si_ miro hacia donde venia su
voz y reprimió un gemido de sorpresa al notar una figura.
Era como ver en la oscuridad, pero era una
no tan negra como la que estaba ya acostumbrada. Esta era tenue y le permitía
ver un poco el rostro de él.
_ ¿Qué pasa? ¿Te sientes bien?_ pregunto al
verla palidecer de pronto y observar que forzaba sus ojos a ver algo.
_No, es solo el dolor de cabeza_ dijo sin
decirle nada, no quería tener esperanzas de que el milagro que tanto pidió en
estos últimos días se hiciera realidad.
_Bien_ dijo no muy seguro Darién_
Serena…yo…
_ ¡Serena! ¡Mi pequeña!_ entro de pronto
Luna interrumpiéndolos_ ¡Oh! ¡Dios! Gracias, gracias
_ ¡Nana!_ lloro Serena al escucharla tan
preocupada_ Estoy bien, solo fue un accidente.
_ Si mi niña, todo está bien ya_ asintió
ella limpiándose las lagrimas_ En unos momentos te subirán de comer y te
prepararan un baño para ayudarte a relajar los músculos y curarte esas heridas
con las hierbas que dejo Zirconia.
_Gracias Luna_ dijo ella sonriendo ante el
entusiasmo de su nana.
_ Deja apresuro a todas para que tengan
todo listo_ sonrió al ver a la rubia mejor.
_ ¡Serena!_ entro esta vez Seiya_ ¡Me
alegro ver que no dejaras a este pobre hombre solo lidiando con esta dura vida!
_ ¡Cállate Seiya!_ lo miro duramente Darién_
Ella jamás me dejaría_ sonrió ante el sonrojo de la rubia.
_ Me refería a mi ¡tonto!_ sonrió al ver la
cara de sorpresa de él y luego de enojo_ ¡Es broma! ¡Es broma!_ dijo de
inmediato al verlo que se dirigía hacia el amenazante.
_ ¡Seiya!_ se empezó a reír Serena al
escucharlos y sentir la complicidad de ellos dos.
Darién se detuvo y miro a su esposa reír y
empezó a hacerlo también. Era bueno tenerla ahí con él, ver lo maravilloso de
la vida con ella.
_ Darién, tenemos que hablar_ dijo serio
esta vez su amigo y no pudo evitar preocuparse.
_ Muy bien_ se acerco a la rubia que
sonreía feliz_ En un rato regreso cariño.
Serena asintió y los escucho alejarse, a
pesar de ver sus siluetas no quería gritar de alegría al notar que aun no se
iba esa sensación de que podía percibir con claridad ciertos movimientos cuando
estos eran cercanos a ella.
Tenía miedo de que solo fuera un efecto por
el golpe en la cabeza y luego quedar de nuevo en la oscuridad total en la que
ha estado viviendo durante esos años desde su accidente. Prefería esperar antes
de decirle lo que pasaba a Darién, tal vez si el milagro se realizaba podría
dejarle saber que podría ser una esposa por completo y no una carga como Beryl
se lo daba a entender.
Un rato después entraron las mujeres
felices al verla repuesta y empezaron a llenar la tina mientras Luna le
acercaba una bandeja con un poco de fruta, necesitaba por el momento algo
ligero. Ya después del baño le daría una buena porción de asado y pan recién
horneado.
Mientras Serena se relajaba en la tina,
Luna le frotaba en las ligeras heridas un poco de ungüento y hierbas para que
pronto sanara. Las dos estuvieron platicando sobre como Darién permaneció al
lado de ella sin atreverse a dejarla sola y si lo hizo fue únicamente para
tomar su baño y comer un poco.
Serena también había notado que su tono de
voz era diferente, muy diferente. Incluso le hablo con palabras de cariño,
palabras que ella ansiaba escuchar. Pero
tal vez lo hizo por lo preocupado que estaba por ella o por que empezaba
a sentir algo.
Sonrió ante esto, feliz ante la sensación
de pensar que el hombre que amaba le correspondía.
_ ¿Qué pasa?_ pregunto impaciente al ver
que Seiya no decía nada.
_ Pienso que lo que sucedió con Serena no
fue un accidente_ dijo sin más, era mejor hablar claro y sin rodeos_ Y mis
sospechas recaen sobre Beryl.
_ ¿Beryl? ¿Estas loco?_ pregunto
sorprendido_ ¡Beryl es su hermana!
_ No tiene sangre que las una_ le dijo
mirando la incredulidad en su rostro_ Según se con el matrimonio de ustedes
dos, Beryl solo tendría la dote que proporciono en su unión con Rubeus.
_ Pero ella no lo necesita_ dijo tenso
tratando de controlarse_ Quedara como albacea de todo hasta que el bebe tenga
la edad suficiente para hacerse cargo.
_ Si es que hay bebe_ dijo con ironía, la
cual molesto e hizo estallar a Darién.
_ ¡No permitiré que hables así de ella!_ lo
enfrento tratando de no golpearlo_ ¡Ella sufre por un pasado que la atormenta!
Para que ahora tú vengas a acusarla con tus tontas sospechas.
_ ¡Tontas sospechas!_ lo miro furioso al
ver que estaba ciego ante esa mujer_ Darién, Rubeus murió extrañamente y Serena
tuvo un accidente que nunca tuvo cuando apenas aprendía a sobrellevar su
ceguera.
_ ¡Pues sucedió! _ dijo sin estar
convencido, el también dudaba que lo de Serena fuera un accidente_ Mira Seiya_
respiro para tratar de tranquilizarte_ Beryl necesita de mi apoyo para
sobrellevar la perdida de Rubeus además de la carga que será ser la encargada
de todo y lidiando con la gente que tratara de aprovecharse de ella.
_ Y
tu iras a su rescate_ ironizo el_ Dime ¿Qué piensa Serena de esto? ¿Estará de
acuerdo de que ayudes a la mujer que en el pasado habría sido tu esposa?
_ Ella entenderá_ se volvió no quería
seguir con ese tema_ Mira Seiya, agradezco que te preocupe lo que pueda pasar,
pero mis sentimientos están claros.
_ Eso espero Darién_ le dio unas palmadas
en el hombre_ No deseo ver sufrir a Serena por las mentiras de esa mujer.
_ ¡Seiya!_ lo miro.
_ Lo siento Darién, pero a mí nadie me
quita la idea de que esa mujer te ha confundido_ lo miro serio_ Se que en el
pasado ella era la mujer que pensaste que formaría parte de tu vida para
siempre, para bien o mal las cosas pasaron de diferente manera y ahora tienes a
Serena_ sonrió ante la ilusión que observo en el rostro de su amigo_ En cuanto esté
bien regresemos a casa, empieza a echar raíces lejos de todo esto.
_ Lo hare Seiya_ sonrió ante la
preocupación de su amigo_ De eso no tengas duda.
Los dos caminaron hacia las cuadras para
revisar el caballo de Darién, después de forzarlo a llegar pronto el día de
ayer para estar junto a Serena no había tenido tiempo de ver que estuviera
bien. Casi lo hizo ir a su límite al apresurarlo demasiado, pero estaba
desesperado por estar junto a ella y ver que estaba bien.
A lo lejos eran observados y sonrió al ver
al pelinegro, se volvió para mirar a Jedite que salía del área donde
almacenaban los alimentos.
_ ¿Estarás bien?_ dijo el rubio mirándola
preocupado.
_ Si, lo estaré_ le sonrió y se acerco a él
para besarlo_ Pero necesito que arregles todo para cuando llegue a mi hogar,
quiero que tires todo lo de Rubeus.
_ Muy bien_ sonrió feliz al ver ante esa
posibilidad que el muy pronto ocuparía ese lugar_ ¿Cómo estas?_ toco su
vientre.
_Bien, creo que al fin crece en mi nuestro
hijo_ lo miro tiernamente_ El tendrá una vida digna de un rey.
_Si, mi hijo será muy poderoso_ dijo
satisfecho sabiendo que su sangre gobernaría las tierras de los Chiba.
_Si, tu hijo_ sonrió al ver como se
arrodillaba y besaba su vientre ¡Era tan estúpido!
_ Bueno, será mejor que parta_ se levanto y
acomodo sus cosas_ Vendré por ti cuando todo esté listo.
_ ¡No! _ dijo de inmediato_ Sera mejor que
nos veamos allá, no tiene caso que hagas un viaje tan largo por mi_ lo miro
amorosa_ Estaré bien, contratare gente de confianza que me escolte hasta allá.
_ Muy bien_ sonrió imaginando la bienvenida
que le tendría preparada_ Esperare por ti.
_Bien_ dijo satisfecha y lo miro irse a los
establos para preparar su caballo.
Bueno era un problema menos, ahora tendría
que ver la manera de que Darién se separara de Serena o que quedara…viudo.
Hizo una mueca de disgusto al pensar que su
primer intento había fallado, la muy imbécil había sobrevivido al accidente. Y Darién
no quiso despegarse de ella en todo el día de ayer, pero ahora vería la manera
de que tuviera tiempo para ella.
De una vez por todas le dejaría en claro a
su querida hermanita que Darién era suyo. Todo su poder y fortuna le
pertenecían.
_ ¿Qué demonios haces aquí?_ grito alguien
_ Tomando el aire_ se volvió a mirar a su
madre que ya la tenía fastidiada_ Me aburro de estar encerrada.
_ ¿Estas segura? Según se desfilan por tus
aposentos hombres que hablan de ti sin cesar_ la miro furiosa_ Esos rumores han
llegado a mis oídos, y es muy probable que Mamoru también los haya escuchado.
_ Solo son eso…rumores_ rodo los ojos
cansada de tanta reprimenda_ Me importa muy poco lo que piense Mamoru.
_ ¡Idiota! Estar aquí afuera hará ver que
estas bien_ la agarro del brazo para conducirla a sus habitaciones_ Y entonces
te mandaría revisar para ver si estar preñada.
_ Pues que lo haga_ sonrió al ver como su
madre se detenía.
_ ¿Estas…?_ miro su vientre.
_ Creo que si_ encogió los hombros_ No he
estado mala, creo que eso significa que lo estoy ¿No?
_ Si, lo estas_ sonrió feliz_ Entonces no
tendremos que preocuparnos, solo adelantaremos la llegada del bebe para que
todo coincida.
_ Haz lo que quieras madre_ se zafo de su
agarre y camino hacia la torre donde estaba Serena_ Por el momento tengo que
hacer una visita.
Setsuna la miro y se pregunto de quien sería
el hijo que esperaba Beryl. Ahora tendría que esperar y pedir que todo saliera
bien, porque si alguien descubría la mentira de su hija podría enfrentar la
horca por mentir al rey y ella perdería su lugar y respeto de Kenji por haberla
apoyado.
_ ¿Iras a preparar todo para Beryl?_ dijo
Seiya mirando como Jedite preparaba su caballo muy feliz.
_ Si, ella quiere que tenga todo listo para
que ella y el bebe estén cómodos para este invierno_ sonrió ignorando la mirada
de confusión de Darién y Seiya.
_ Bueno. Es excelente ver que ella, está ya
tomando las riendas de su vida_ miro a Darién que se mantenía callado.
_ Si, sus planes son estar con su hijo y
criarlo en su propio hogar_ miro que todo estuviera bien y monto.
_ Pues buena suerte_ le dijo Seiya_ Cuando
ella esté lista veremos que vaya fuertemente protegida. Creo que no faltara
quien quiera hacer ese largo viaje con ella_ sonrió imaginando que muchos lo harían
para disfrutar de las caricias de esa mujer.
_ Gracias_ sonrió sin notar la doble
intención en sus palabras_ Nos vemos, ha sido un placer verlo de nuevo señor Darién_
miro la marca en su rostro_ ¿Cómo fue?
_ Como fue… ¿Qué?_ lo enfrento al ver como
lo miraba fijamente.
_ El dolor, la agonía… sentir que moriría
desangrado_ su tono de voz cambio.
_ ¡El infierno!_ dijo sintiendo un escalofrió
ante sus palabras.
¡Déjalo! Morirá desangrado, sus heridas son fatales
Desangrado, morirá desangrado.
Las palabras fueron claras, como si
estuviera ahí en ese momento. Pero no podía ser ¿O sí? Jedite había sido hombre
de confianza de Rubeus, su escudero y compañero de armas. Donde iba Rubeus, estaba Jedite, era la
sombra de el prácticamente.
¿Pero
habría sido capaz su propia sangre de tenderle esa trampa? Dejarlo moribundo en
ese lugar y además haberlo condenado a esa vida llena de odio por cada mirada
de lastima, desprecio o asco que le dirigían cuando lo veían.
¡El demonio Chiba! Un nombre que había
ganado por ser cruel en la batalla contra el enemigo, sacando toda rabia y frustración
con la espada, con el combate cuerpo a cuerpo. Buscando inconscientemente la
muerte, una muerte que lo había rechazado en el pasado dejándolo vivir esa
media vida.
Una vida que ahora estaba completa, Serena
era la parte que lo hacía desear vivir y sentir que podía tener una vida
normal.
Miro al rubio que se alejaba ¿Cómo podría
saber la verdad? Jamás paso por su cabeza que tal vez la trampa que le habían
puesto fue con un motivo muy claro y que nunca vio. Quitarle todo sin
importarle su sufrimiento. Rubeus siempre lo había envidiado, pero jamás
imagino que tanto.
_ ¿En qué piensas?_ pregunto Seiya al verlo
tan callado.
_ En nada_ no tenia caso decirle de sus
dudas, Rubeus estaba muerto y nunca le sacaría la verdad a Jedite.
_ Bueno, será mejor que vayas con Serena_ sonrió
al verlo asentir entusiasmado_ Tienes que cuidarla y estar al pendiente de
ella.
_Si, Luna dice que solo necesita reposo_ dijo
tranquilo sabiendo que todo estaba ya bien_ Me ocupare de ella, luego veremos
lo de nuestro viaje.
_ ¿Partiremos pronto?_ pregunto emocionado
al ver que saldrían de ese nido de víboras.
_ Lo más probable es que si, mi padre puede
estar aquí y estar al pendiente de su ansiado heredero_ dijo con un tono
amargo_ Por fin tendrá lo que tanto quiso.
_ Tú también podrías dárselo_ le dijo
notando la emoción en su mirada.
_ Si, así es_ sonrió feliz y con ilusión_
Pero mis hijos no tendrán la presión de ser dignos herederos, serán solo niños
felices y llenos de amor.
_ Con Serena a tu lado, eso es una
garantía_ miro la amplia sonrisa de Darién_
Bueno vayamos a comedor, tengo mucha hambre_ dijo sobándose el estomago.
_ ¿Cuándo no?_ sonrió al verlo caminar
ignorándolo, Seiya a veces parecía un niño.
Serena forzaba sus ojos a tratar de
percibir los movimientos de Beryl, había entrado y la saludo. Pero después se
paseo por sus habitaciones y noto su silueta acercarse a los baúles donde
estaban las cosas de Darién.
_ ¿Deseas algo mas, Beryl?_ le pregunto al
verla tomar algo del baúl.
_ ¡Hermanita! ¡Solo quiero ver que estés
bien!_ dijo afligida.
_ Gracias, pero como puedes ver estoy bien_
trato de no hacerle notar que seguía sus movimientos silenciosos_ Pero me duele
un poco la cabeza.
_ No te preocupes_ sonrió falsamente_ Solo
quiero ver que tengas todo, para que estés cómoda.
_ Tengo todo, Luna y Darién han dispuesto
todo para que este cómoda_ sonrió
recordando lo atento que estaba su esposo.
_ Sí, claro_ dijo sin ánimo.
Beryl se acerco a donde estaban las cosas
de Serena y tomo el collar que había lucido hacia tiempo. Era un collar hermoso
y digno de ella, Serena no tenía ni la clase ni el porte para portarlo. Se lo
puso y miro como lucia en ella, era hermoso, muy hermoso.
_ ¿Qué haces Beryl?_ pregunto la rubia al
notar un brillo extraño, el reflejo del sol había iluminado el collar.
_ Nada, nada_ dijo sonriendo y se lo quito
poniéndolo en su lugar_ Miraba este collar ¿Te lo dio Darién?_ No recordaba
ninguna prenda de la rubia que se pareciera a esta.
_ Si, era de su madre_ sonrió ante el hecho
de ella tener esa prenda.
_ ¡Oh! Si, ya recuerdo_ fingió tristeza_ El
me había dicho que me lo daría cuando tuviéramos nuestro primer hijo.
Serena se quedo callada, noto que en su voz
no había tristeza. Más bien lo dijo de una manera esperando una reacción de
ella.
_ Sé que decirte esto tal vez te suene
raro_ le dijo la pelirroja al verla callada_ Pero Darién y yo teníamos una
relación que no pudo ser.
_ Tu lo abandonaste_ le dijo sin emoción en
su voz_ Lo dejaste cuando más te necesito, lo abandonaste en los brazos de la
muerte sin importarte nada_ aferro con fuerza la manta que la cubría para no
írsele encima por haberle hecho eso a Darién_ Y a los pocos días te casaste con
su primo ¡A pocos días, Beryl!
_ ¡Si! ¡Lo hice porque Rubeus me mintió!_
sollozo, de reojo miro que Darién estaba en la entrada_ ¡Yo jamás lo hubiera
dejado! Pero Rubeus me dijo que él había pedido la anulación del compromiso, yo
lo amaba ¡Aun lo amo!_ lloro mas fuerte_ Este…bebe…podría ser…hubiera…sido
nuestro hijo_ la miro entre lagrimas_ ¡Lo amo Serena y sé que él me ama a mí!
_ ¡Lo siento!_ dijo la rubia notando
también la presencia de Darién_ Pero eso es pasado, no puedes vivir pensando en
lo que pudo ser.
_ ¡Jamás! ¡Nadie arrancara de mi este amor
que siento!_ puso sus manos en su vientre_ Solo este bebe me mantiene viva, me
da esperanza_ se giro para salir y fingió sorpresa_ ¡Darién! Yo…lo
siento…perdón, perdón… ¡Oh, Dios mío!_ salió de ahí corriendo.
Darién la miro salir y no la detuvo, sus
palabras lo tenían conmocionado. Hubiera dado todo por escucharlas ese día,
pero ahora no lo hacían vibrar como las de Serena. No podía hacer nada, más que
ofrecerle apoyo a Beryl.
El estaba seguro de sus sentimientos y esos
eran solo para Serena. Se volvió y noto
la tristeza en la mirada de ella.
_ ¿Estas bien?_ se acerco a ella y la beso
suavemente en los labios.
_ Si ¿Y tu?_ miro sus facciones. Aunque su
vista aun no lo veía claramente, sus manos lo conocían a la perfección. Sabia
como era su esposo sin necesidad de verlo_ ¿Cómo te sientes?
_ ¿Por qué lo dices?_ pregunto confundido.
_ Beryl fue la mujer con la que habías
planeado casarte_ le recordó_ Pensaste que te había dejado y ahora escuchaste
que todo fue una mentira_ no quería decirlo, pero era mejor hablar claro_ Que
ella te amaba y que aun lo hace.
_ Eso ya no importa_ sonrió al ver la duda
en ella_ Lo que importa es que…
_ ¡Serena!_ entro Mamoru sonriendo al ver
bien a la esposa de su hijo_ ¡Me alegra tanto ver que estas bien!_ se acerco y
noto la tensión en su hijo_ Perdón por haber entrado así_ miro que este
desviaba su mirada negándose a verlo_ Pero estuve ocupado cuando me avisaron
que habías despertado.
_ No se preocupe_ sonrió al notarlo triste.
_ Si, no te preocupes padre_ lo miro el
pelinegro_ Tus prioridades solo importan si te afecta a ti.
_ ¡Darién! ¿Qué te pasa?_ pregunto triste
al ver que su odio y resentimiento contra su propio padre no había cambiado.
_ Déjalo Serena_ la detuvo Mamoru al ver que
quería levantarse.
_ Mira padre_ cerró los ojos tratando de
controlarse_ Se que estas aquí por la noticia del heredero, agradezco que
trates de mostrar preocupación por nosotros cuando sabemos perfectamente que tu
único motivo de estar aquí es que tendrás quien continúe tu herencia.
_ Hijo…yo…_ no sabía cómo pedirle perdón,
nunca lo había hecho…nunca se había equivocado, hasta esa vez.
_ Déjalo_ dijo sin verle, salió de ahí
dejando solos a la rubia y al hombre que sentía un dolor inmenso el rechazo de
su hijo, pero sabía perfectamente que se lo merecía.
_ Lo siento_ dijo Serena, tomando sus
manos_ Aun siente dolor por el pasado.
_ Y lo entiendo hija_ sonrió el anciano _Lo
abandone cuando más me necesito, lo despoje de todo sin tener la esperanza de
que sobreviviera.
_ Lo que a Darién le duele es que lo vio
como un semental que cruzaría con alguien para asegurarle un heredero_ acaricio
el rostro del hombre, noto sus marcas. No solo por la edad, si no también por
el sufrimiento que cargaba_ Darién lo quiere, por lo mismo le dolió y aun le
duele lo que paso.
_Lo sé_ una lagrima cruzo su mejilla
marchita_ Por lo mismo quiero hacer lo correcto.
_ Ha decidido por el _ sintió que se
tensaba_ Nuestro matrimonio fue arreglado por usted ¿No es cierto?
_ Serena, se que suena incorrecto y tal vez
suene como un desgraciado_ la miro avergonzado_ Pero mi hijo no es un hombre
atractivo, ya no más. Sé que ninguna mujer lo aceptaría así nada mas, nadie se tomaría
el tiempo para conocerlo y ver que él puede ser algo más que un bello rostro.
_ Yo lo amaría_ dijo sin duda alguna la
rubia_ Para mi hablan más sus acciones con los demás que el rostro que alguna
vez tuvo o el que tiene ahora.
_ ¿Lo amabas de pequeña?_ la miro
asombrado, recordó a la pequeña niña regordeta que se paseaba por los jardines.
_ Lo admiraba_ recordó las anécdotas e
historias que hablaban de él_ Sabía que era un hombre justo, valiente en
batalla y que jamás dejaba a nadie atrás, es un hombre con un gran corazón.
_ ¿Entonces cuando se convirtió en amor?_ miro
que se sonrojaba.
_No lo sé, pero lo amo tanto que por el sería
capaz de todo_ dijo con fervor.
Mamoru solo asintió, Serena era un soplo de
vida y esperanza. No tenía ninguna duda de que ella haría todo por su hijo
¿Pero por que sus palabras le hacían sentir un mal presentimiento?
Miro la habitación y el brillo de algo
llamo su atención. Era el collar de su difunta esposa, la madre de Darién. Tenía
un brillo especial en esa ocasión ¿Qué significaba? Lo que fuera estaría ahí,
esta vez no le daría la espalda a los problemas, esta vez no.
Los días pasaron sin ninguna novedad, Beryl
trataba de estar a solas con Darién desde el día que confeso sus supuestos sentimientos.
Pero el pelinegro estuvo solo atento a que
Serena se recuperara, si todo salía como planeaba saldrían de ahí antes de que
llegara el invierno. Dejaría que su padre se encargara de Beryl, pero aun así
estaría al pendiente de cualquier cosa que sucediera con el nacimiento del hijo
de ella.
El pelinegro tenía planeado hacer una
pequeña fiesta anunciando oficialmente el embarazo de Beryl, así dejaría en
claro también sus sentimientos sobre Serena. No quería que Beryl se aferraba ya
al pasado, el lo había superado y ella también debía hacerlo. Con el tiempo
encontraría alguien que la amara y le ayudara a criar al hijo de ella.
Miro dormir a Serena, esa noche la había
amado lentamente. Disfrutando con ella cada caricia, beso y gemido de
placer. Aun no le decía esas palabras
que sentía que estallarían en su interior, pero con cada detalle que tenia con
ella se lo gritaba feliz.
Le acaricio la mejilla suavemente, era tan
hermosa y delicada.
_ Darién_ susurro ella abriendo los ojos
lentamente.
_ Duerme amor, aun es de noche_ sonrió al
verla ponerse de rodillas frente a él.
_ ¿Qué sucede?_ alargo sus manos y acaricio
su rostro.
_ Nada, no pasa nada.
Darién sintió de inmediato su deseo
despertar al ver el cuerpo suave y cálido con largas y suaves piernas, caderas
y cinturas de finas curvas, pechos firmes y pezones erectos.
Pedía a gritos que la besara, una y otra
vez.
Sus ojos se oscurecieron al agacharse para
besar uno de sus pezones erectos. La miro a los ojos mientras pasaba la lengua
por la sensible protuberancia y sintió la creciente dureza de su masculinidad
cuando ella gimió y arqueo su cuerpo contra él, para acercarlo más a ella.
Era hermosa, una diosa y quería perderse en
ella de nuevo. No para borrar los dolorosos recuerdos del pasado, si no para
amarla plenamente como ella se lo merecía, porque la deseaba con tal fiereza
que no podía mostrarse delicado con ella en esta ocasión. Necesitaba
introducirse en ella y sabia que ella lo recibiría gustosa al escucharla y
sentirla retorcerse contra él.
La sujeto de la cintura y hundió su lengua
en la boca de ella, que ahora le rodeaba el cuello con los brazos mientras sus
dedos se enredaban en la oscura cabellera.
Serena temblaba cuando él la tumbo sobre
las mantas revueltas, sus bocas se fundieron mientras la mano de el acariciaba
su pezón que ya estaba duro y erecto, inundando su cuerpo de sensaciones
placenteras.
Ella acaricio su ancha espalda, paso sus
manos por su torso y sintió bajo sus dedos las cicatrices. Las acaricio
suavemente dejándole ver cuanto lo amaba, después bajo una de sus manos para
tocarle ahí, ella estaba encantada con la sensación de la dureza de él en su
mano. Darién gruño confirmando que le gustaba como lo acariciaba.
Darién se tumbo de espaldas mientras Serena
besaba su pecho, lamia sus marcas haciendo que el pelinegro cerrara los ojos
ante la sensación de placer y amor por sus caricias. Ella bajo lento por su
estomago hasta el miembro que palpitaba entre sus muslos. La respiración de él
se ahogo al sentir la sensual caricia de su lengua contra su pene ardiente. Sabía
que no iba a aguantar mucho mas, deseaba hundirse en ella.
Con delicadeza se coloco sobre ella y miro
su excitado rostro mientras le penetraba lentamente y las caderas de ambos se
movían al unisonó, obligándole ella con un lento movimiento a que la penetrara más
profundamente.
Serena jadeo y sintió el placer que la
invadía, su cuerpo temblaba mientras perdía el control y alcanzaba la cima.
Darién la siguió poco después, con
deliciosas y profundas sacudidas dentro de ella mientras se rendía ante las
sensaciones de su cuerpo.
Serena se tumbo con la cabeza apoyada en su
pecho mientras el rodeaba su cintura con el brazo, muy cerca de el.
Agotada la rubia se durmió sin escuchar
como el pelinegro entre dormido también le decía las palabras que ella tanto
deseaba escuchar.
_ Te amo, Serena…te amo.
Serena se encontraba en el jardín, miro
extasiada como el frio que anunciaba el invierno cercano, hacia efectos en sus
hermosos jardines. La escarcha había creado hermosos diseños con las plantas y
algunos árboles, el reflejo del sol sobre ellos era simplemente una obra
delicada y maravillosa.
Sonrió acercándose a tocar una flor que se
aferraba a la vida, pronto cerraría su capullo para dejar pasar el invierno y
nuevamente florecer. Hacia tanto tiempo que no veía esta clase de belleza,
hacia tanto que no se sentía feliz.
Ahora podría ser una esposa digna de Darién,
no sería la carga que tanto le decía Beryl que era para él.
Esa mañana se despertó temprano y pudo
observar sin ninguna oscuridad total o tenue el rostro de su esposo. Miro el
lado que no estaba afectado por la cicatriz, sonrió recordando al bello hombre
que conoció de niña, luego el se volvió un poco al sentir sus caricias y pudo
ver la parte herida que el por un tiempo
evito que tocara.
Con delicadeza toco esas cicatrices, eran
profundas y habían marcado el rostro de un bello ángel. Pero también dejaban
ver la fuerza que tuvo para sobrevivir y seguir viviendo, lo beso suavemente
sin ninguna muestra de repulsión hacia él. ¿Cómo hacerlo? Si lo amaba tanto y
ahora viéndolo lo amaba aun más.
Lo amaba por mantenerse firme en ser lo que
era, no dejar que sus marcas lo arrastraran a un infierno donde estaría solo.
Aunque Darién no lo supiera, el tenia amigos que darían la vida por él. Amigos
que reconocían el valor y lealtad de ese hombre que cayó en desgracia y aun así
se levanto y siguió intacto. Tal vez cargando un infierno personal, pero
luchando para que este no lo consumiera.
Se levanto dejándolo ahí, quería ir a ver
el amanecer. Deseaba ver ese día que nunca olvidaría, donde por fin podía ver
claramente y por fin ver el rostro del hombre que amaba.
Oyó ruidos en uno de los patios y camino
hacia allá. Todos los que se la encontraban la saludaron sin notar que la rubia
caminaba segura y sin ninguna duda.
Camino hacia las caballerizas al escuchar
la voz de Darién, feliz se dirigió hacia allá. Era momento de decirle la verdad
y esperaba que el milagro fuera permanente. Estaba tan ansiosa y concentrada
pensando en lo que le diría que no escucho el grito de advertencia de alguien.
Sintió que el suelo retumbaba bajo sus pies
y se volvió para mirar como tres sementales se dirigían hacia ella. Brinco a un
lado evitando al primero, ya en el piso miro como otro estaba por pasarle por
encima a lo que simplemente rodo a un lado.
Entre los gritos de horror y los que
apuraban a todos para que alcanzaran a los caballos, pudo escuchar la voz de su
esposo.
_ ¡Serena! ¿Estas bien?_ la sujeto
levantándola, tocándola por todos lados tratando de ver si estaba bien.
_ Si…yo…_ lo miro a los ojos, sabía que él
se daría cuenta.
_ ¡Tus ojos!_ miro el brillo en ellos, ya
no eran opacos y sin vida…eran diferentes_ ¡Puedes ver!_ fue más bien una afirmación
que una pregunta.
_Si, puedo hacerlo_ sonrió ella, pero de
inmediato dejo de hacerlo al ver como la soltaba y giraba la cabeza, inconscientemente
escondiendo el lado de su rostro donde tenía las cicatrices.
Serena extendió la mano a su mentón, lo
hizo que lo mirara y poniéndose de puntillas beso las cicatrices que él le
ocultaba ahora.
Darién se estremeció con el contacto de
ella, pero Serena pudo notar la expresión de su rostro que era de miedo.
_ ¿Desde cuándo?_ pregunto el tenso
sosteniéndole la mirada.
_ Desde el día de mi caída en las
escaleras, primero fue algo tenue pero luego fue mejorando conforme pasaron los
días_ lo miro tratando de ver alguna reacción en el.
_Sera mejor que vayas a tus habitaciones_
la separo de él y miro que Luna se aproximaba_ ¡Luna!_ le grito para hacerle
apurar el paso_ Llévela a que descanse, no debe andar así._ La miro sin ninguna
emoción_ Tal vez pueda ver, pero no debe andar por ahí exponiéndose a los
peligros.
_ ¿Puedes ver?_ pregunto Luna asombrada
mirando como la mirada de ella era de tristeza y no de felicidad.
_ Si_ dijo sin emoción, notando el rechazo
de el pelinegro.
_ ¡Vamos mi niña!_ dijo emocionada Luna_
Veremos que la revisen y ver que esto no es temporal.
Darién las miro alejarse sintiendo una
opresión en el pecho.
¡Podía ver! Tenía la capacidad ahora para
ver con la clase de hombre que se había casado. Tanto agradeció a Dios por la
ceguera de ella, que seguramente ahora lo castigaba por alegrarse ante la
desgracia de ese ángel.
Era su castigo y ahora estaba seguro de que
la perdería. Un nudo en su garganta se formo, el dolor en su pecho era terrible
y las ansias por gritar lleno de dolor amenazaban con ahogarlo.
_ ¡Darién! ¡Darién!_ grito Seiya al verlo
tan pálido y callado, en vez de estar feliz ante la noticia de que Serena por
fin podía ver_ ¿Estas bien?
_ ¡No! ¡Haz que preparen todo! _ se alejo
de él.
_ ¿A dónde vamos?_ lo miro confundido
alejarse.
_ ¡A cazar!_ y fue todo lo que dijo.
La noticia de que Serena Tsukino podía ver
nuevamente era la noticia que corría por todo el castillo y no tardo en llegar
a las aldeas cercanas.
¡Era un milagro!
Un milagro que a la rubia la tenia llena de
dolor ¿Por qué Darién se mostro así? Serio y distante con ella ¿Acaso su
matrimonio si fue por lastima? No sabía que pensar, ese matrimonio forzado por
un acuerdo no era lo que ella quería, al menos no para él.
Pero sintió que por fin Darién estaba
abriendo su corazón, que estaba empezando a quererla. Por lo mismo se sintió
tan feliz y con miedo a la vez cuando noto que su vista poco a poco iba
mejorando tras la caída que había sufrido.
Se acerco al mueble donde tenía sus cosas y
observo el collar que le había regalado. Era muy hermoso, digno de una
princesa.
Se sentó en la cama y espero, tarde o
temprano Darién vendría y hablaría con él. Le demostraría que ciega o no lo
amaba, le entregaría todo de ella, lucharía por él.
Pero la mañana avanzo y el no se presento a
almorzar con ella, la tarde apareció y el no daba señales de vida. Después Luna
le dijo que había salido a cazar para proporcionar pieles y carne a los
aldeanos que no contarían con recursos ese invierno.
Ya anochecía cuando el pelinegro entro,
miro como este se acercaba y apagaba unas velas. Quiso decirle algo pero espero
a que lo hiciera, después observo como él se desnudaba entre la oscuridad que
solo era iluminada por el fuego de la chimenea.
_ Darién_ lo llamo al ver que este se
acostaba y le daba la espalda.
_ Duerme Serena_ dijo fríamente_ Estoy
cansado.
La rubia sintió las lágrimas que se
acumulaban en sus ojos, pero no tenia que llorar. El estaba solo cansado, si
eso era. Con cuidado se acerco a él y lo abrazo por la espalda, sintió que se
tensaba ante su contacto y pensó que la rechazaría, pero el solo suspiro y se
aferro a sus manos. Poco después lo escucho dormir y eso la hizo sonreír
haciendo que ella también lo hiciera.
Ya era de madrugaba cuando el movimiento y
los quejidos de él pelinegro la despertaron. Lentamente abrió los ojos y miro
que su esposo se movía inquieto.
_
¡No! ¡No quiero perderla!...Yo la amo… Ella es mía…mía… ¡Por favor no me dejes!
Amor…no me dejes.
Serena se tapo la boca reprimiendo un
sollozo ¿Acaso soñaba con Beryl? Miro entre la oscuridad el dolor en su rostro,
el sufrimiento ante sus palabras que decía dormido. Sin saber que hacer hizo lo
que hacía cada noche cuando el sufría sus pesadillas debido al recuerdo de su
sufrimiento por las heridas.
Le acaricio su rostro y beso con delicadeza
sus labios. Sintió como poco a poco el se relajaba y la tensión en sus labios cedía,
dejando que ella probara el dulce sabor de ellos. Tal vez esta pesadilla fuera
diferente, pero al menos ella podía hacerlo sentir en paz y eso era algo que la
reconfortaba ante el dolor de reconocer que esta vez ese mal sueño era
provocado por la confesión de Beryl, de saber que ella aun lo amaba.
Tal vez Darién viera una oportunidad con
ella, pero ahora estaba atado a una mujer con la que lo habían obligado a casarse. Para bien o para mal
lucharía, no dejaría vencerse por nadie…a menos que Darién quisiera su
libertad, ella permanecería a su lado, ahora y siempre.
Al día siguiente el pelinegro caminaba
hacia el comedor cuando se encontró con Beryl, había estado evitándola para no
tener un acercamiento con ella y dejarle así saber que ese día que la escucho
ya no era de importancia.
_ ¡Darién! ¡Felicidades!_ le sonrió _ Supe
que mi hermanita recupero la vista.
_ Si, así es_ le dijo y trato de seguir su
camino.
_ Es bueno saber que ella tendrá una vida
normar ahora_ siguió ella evitando que el siguiera_ ¿Acaso no te alegras?_ lo
miro detenidamente mirando cada reacción de el.
_ Claro que me alegro_ le dijo bruscamente.
_ Lo siento Darién_ de inmediato se mostro
apenada_ Pero es que te veo tan serio ante una notica que debería tenerte
feliz.
La pelirroja lo observo, parecía que
librara una batalla interior que no podía vencer ¿Acaso no era feliz con esa
noticia? Serena había recuperado la vista y ahora podía verlo.
Sonrió internamente al reconocer el peso de
esa verdad ¡Ella podía verlo! ¡Eso era! Ahora entendía la duda en el, Serena tenía
la oportunidad de ver claramente con la clase de monstruo con el que se caso.
La caída que ella había provocado para
deshacerse de ella tal vez había hecho el milagro que tanto pidió Kenji. Luego
provocar que los caballos corrieran desbocados cuando la vio en el patio pensando
que ni se daría cuenta de que la habría destrozado había provocado que todo se
descubriera.
Según se entero desde el día del accidente
en las escaleras, Serena había recuperado poco a poco la vista ¿Por qué no dijo
nada? No lo sabía ni le importaba, tal vez no pudo matarla en esas dos
ocasiones pero ahora tenía una oportunidad.
Con ella no pudo hacer nada, pero lo que tenía
en mente haría que el pelinegro tomara una decisión que le conviniera a ella.
Miro como Darién seguía callado; si era el momento justo para hacerlo.
_ Darién, me da tanto gusto por ella_ lo
miro feliz_ Se que ahora llevara un vida normal que en cierto modo yo le quite.
_ ¿Cómo que tú le quitaste?_ la miro
confundido ante sus palabras.
_ Sí, yo provoque todo_ bajo la mirada
simulando que estaba dolida_ Esa noche que ella salió, yo vi cuando camino
fuera de los jardines tomando el camino hacia el puente del castillo.
_ ¡Esa noche! El día que se aviso de
nuestro compromiso_ la miro atónito, la recordaba claramente.
_ ¡Si, esa noche! _ sollozo mirándolo entre
lagrimas_ Yo vi cuando ella estaba cerca de nosotros, solo fue una broma cuando
te pregunte que pensabas de ella_ le recordó y evito sonreír al ver la palidez
y tensión en su rostro.
_ ¡Ella me escucho!_ dijo para sí mismo
recordando todo.
_Si, creo que si_ le aseguro, no debía
dejarle ninguna duda_ Pero era solo una broma, no pensé que le afectaría tanto
y la haría salir de la seguridad del castillo.
_ Escucho todo_ murmuro quedo.
Pero aun así Beryl lo escucho haciendo que
ella sonriera sin evitarlo, como sea Darién estaba sumergido en sus recuerdos
que el ya no le tomaba atención. Esta vez no evito que pasara a su lado
ignorándola, como sea ya había sembrado la semilla de la culpa en el, solo era
cosa de recordarle constantemente lo
culpable que era de que Serena hubiera
quedado ciega.
Darién caminaba sin ver a nadie e ignorando
a los demás, estaba sumergido entre los recuerdos del pasado.
_ ¡Oh! Darién_ le dijo Beryl_ Eres tan lindo conmigo
¿Y dime que te pareció mi hermanita?_ le pregunto.
_Es una linda niña_ sonrió el sentándose al lado de
ella.
_ La verdad Darién_ miro como ella le sonreía y noto
que miraba sobre él, pero no puso atención. Tal vez cuidada que nadie los viera
ahí solos sin ninguna dama de compañía_ No me molestare por que digas lo que
sientes o piensas.
_ Bueno…_ dudo un poco_ pues veras_ él no era de los
que mentía. Además diría algo que todo mundo veía y callaba_ Serena se ve
tierna, pero esas cosas en su rostro la hacen verse realmente mal_ sonrió
ampliamente al ver como Beryl asentía_ Además el vestido que traía le queda muy
mal, al parecer quería entrar en un vestido ajeno.
Beryl se empezó a reír y el alentado ante esto
prosiguió.
_ Además tartamuda_ dijo recordando las pocas que
veces que le respondió durante el baile_ Kenji en verdad tendrá que lidiar con
ella para conseguirle marido o simplemente meterla a un convento.
Juntos se empezaron a reír, el en cierto
modo porque solo era algo sin importancia y Beryl seguramente por la broma
gastada a Serena.
¡Dios mío! Tal vez sin querer él había
provocado la desgracia en Serena, había marcado su destino condenándola a la
oscuridad.
Había sido cruel con sus palabras sin tomar
en cuenta los sentimientos de esa pequeña que solo había sido tierna y temerosa
con él. Esa pequeña que ahora era su esposa ya siendo mujer, una mujer que
amaba y que ahora sentía que no merecía.
¿Cómo merecerla si él había destruido su
vida? Había quedado impedida para ver y eso causo que Setsuna la encerrara sin
darle oportunidad de vivir una vida normal.
Ser
presentada en la corte y que fuera cortejada seguramente por varios caballeros
y nobles ante la belleza de ella. No solo física de eso estaba seguro, porque
una vez conociéndola quedarían prendados de ella al ver su dulce corazón.
_ ¡Dios ayúdame!_ suplico mirando al cielo,
en su caminar pensando en el pasado termino en los jardines donde empezó todo,
donde el destino se encargo de marcar la vida de cada una. Solo que el destino
de Serena él lo sello, una lagrima corrió por su mejilla_ No quiero perderla
¡No quiero! ¡Dios dame fuerza!
Se dejo caer de rodillas, lloraba por el
sufrimiento de ella, por el horror que
seguramente ella vivió esa noche al verse perdida y acorralada. Pero más que
nada lloraba porque sabía que él no podría tenerla atada a él. Ya no sería suya
completamente, ella seguramente lo rechazaría al verlo.
Ella merecía una vida normal, vivir al lado
de un hombre que pudiera caminar con ella del brazo sin temor al rechazo de la
gente. Sin que se avergonzara por las cosas que dirían a su espalda. Serena
merecía un hombre normal y no un fenómeno al cual seguramente no podría ver de
frente ya.
Una vez decidido camino hacia las
habitaciones de Serena, una vez ahí pidió a las siervas que cambiaran sus cosas
a otra habitación y que los hombres
llevaran sus baúles también. Una vez hecho todo empezó a arreglar sus cosas, en
unas semanas anunciaría que Beryl gozaba de buena salud y que el hijo que
llevaba en su vientre era el legítimo heredero de los Chiba.
Hecho todo esto el partiría de ahí. Mandaría
pedir la anulación del matrimonio, no creía que Serena se opusiera. Una vez que
conociera más gente y viera la vida que había perdido durante esos años
seguramente estaría feliz de verse libre.
Sentía un inmenso dolor al imaginarse a
Serena sonriéndole a alguien como lo hacía con él. Seguramente se casaría de
nuevo y ese alguien disfrutaría de sus besos y caricias, ese alguien dejaría su
semilla en ella para darle esos hermosos niños que una vez el imagino que
tendría con la rubia.
Se sentó en la cama y miro al vacio, el
cuarto era frio y húmedo. Y así se sentía, así seria de ahora en adelante su
vida sin ella, pero era lo menos que podía hacer. Después de todo era su culpa
que ella quedara ciega, su tonta vanidad y el hecho de no ver mas allá de la belleza
física lo hicieron ser cruel sin intención esa noche y era momento de pagar con
lo que más quería… ¡Serena!
Serena entro a su habitación, estaba
avanzando muy bien con su visión y aprovecho ese día para ver como Luna
cocinaba un platillo que Darién adoraba. Ella puso mucha atención para que una
vez que estuvieran en las tierras de su esposo, ella misma cocinarle y ayudarle
en todo lo necesario para formar ese hogar que tanto deseaban ambos.
Pero en cuanto se percato de la falta de
cosas, sintió que algo no estaba bien. Miro hacia el rincón donde Darién tenía
sus cosas y estaba vacío, alguien las había sacado.
De inmediato llamo a la doncella que se
encargaba de la limpieza y ella entro apresurada y algo nerviosa.
_ ¿Dónde están las cosas de mi esposo?_ señalo
el lugar vacio.
_ El señor Darién pidió que se pasaran a la
otra habitación que termina al final del pasillo_ dijo ella mirándola con pena.
_ Muy bien, puedes retirarte_ trato de
mostrarse tranquila.
Una vez que esta salió y le dio tiempo para
que no estuviera en el pasillo, la rubia salió de inmediato dirigiéndose hacia
donde estaba su esposo.
Entro sin tocar y lo miro ahí sentado, se
veía tan solo y desvalido que su coraje se desvaneció de inmediato.
_ Darién ¿Estas bien?_ se acerco con intención
de abrazarlo.
_ ¡Si! ¡Claro que sí!_ le respondió
secamente y se levanto siguiendo con lo suyo.
_ ¿Por qué has cambiado tus cosas?_
pregunto temerosa de su respuesta.
_ Porque no tiene caso seguir así_ dijo sin
mirarla_ Ya recuperaste la vista y Kenji no debe temer por ti, una vez libre
podrá tu padre buscarte un marido más conveniente.
_ ¡Pero yo te quiero a ti!_ le dijo
desesperada al ver la frialdad con lo que decía las cosas.
_ Serena, no intentes hacer una buena obra_
sonrió cínicamente_ Ahora que puedes ver, puedes darte cuenta de las cosas y
con el tiempo conocerás a alguien que querrás como esposo sin que nadie te
obligue por un acuerdo.
_ ¡Nadie me obligo! ¡Acepte porque te
quería!_ grito furiosa por pensar que lo dejaría tan fácilmente como Beryl_ ¡Con
o sin vista, te quiero!
_ ¡Pero yo no!_ esta vez la miro y sintió
que se moría al ver el dolor y las lagrimas en sus ojos_ ¡Lo nuestro fue un
acuerdo que nos beneficiaba!_ era morir al decirle todo esto, pero era mejor así_
Pero ahora tu puedes ver y yo me veo
libre de ti.
_ ¿Solo fui una carga?_ pregunto atónita.
_ No una carga Serena, solamente cumplía
con un deber hacia tu padre_ bajo la mirada, no soportaba verla llorar_ Además
el acuerdo me obligaba a esto, pero ahora creo que Kenji lo romperá cuando vea
que su hija puede ver.
_ ¡No soy un objeto!_ señalo ella dolida_
Con o sin el acuerdo hubiera aceptado ser tu esposa.
_ ¡Por que eras ciega! ¡Pensaste que era la
única oportunidad de un matrimonio!_ le grito desesperado, le dolía decir esto,
pero era una verdad que el mismo debía reconocer.
_ ¡Que poco me conoces!_ dijo con amargura_
Me doy cuenta de lo poco que abriste tu corazón para conocerme, si lo hicieras
te darías cuanta de que yo veo mas allá y sin necesidad de usar mis ojos.
_ Como sea_ encogió los hombros ignorando
sus palabras y dándole la espalda_ Yo no te quiero y el hecho de que ahora
puedas ver me libra de todo esto.
_ Muy bien, se hará como deseas_ dijo ella
limpiándose las lágrimas.
Salió de ahí cerrando lentamente la puerta,
esperando que el pelinegro fuera de tras de ella y le impidiera cerrarla. Pero
no lo hizo y eso le destrozo el corazón.
Lo había perdido, había perdido al hombre
que amaba.
Una vez en sus habitaciones se permitió llorar,
sentía que se le desgarraba el alma al ver que ella solo había sido una carga
para él. Seguramente Darién quería que Beryl fuera su esposa, después de todo
la hubiera elegido a ella.
Tal vez le había dicho ese día que las
palabras de Beryl no le afectaban porque sentía lastima por ella. ¿Como decirle a una ciega que estaba con ella
solo por compasión? Pero ahora se veía
libre de todo eso.
¡Cuanta razón tenía Beryl! Tontamente creyó
que alguien como Darién amaría a alguien como ella, una persona sin ninguna
belleza, una persona que no sabía nada de la vida y la cual lo había atado a un
matrimonio que él no deseaba.
Estar con ella solo fue una obligación y no
afecto o amor, solo era un matrimonio vacio y sin promesas. Promesas que seguramente
ahora trataría de realizar junto a la mujer que había elegido libremente.
Seguramente ahora lucharía por estar junto a Beryl.
Permaneció en su habitación sin salir, ni
comer, no tenia animo de nada. Aceptaría lo que Darién decidiera, no lo
obligaría a un matrimonio que él no
quería.
Luna entro y la miro, en cuanto la abrazo
la rubia nuevamente se puso a llorar. Poco a poco le conto lo que había
sucedido, su nana se mostro tranquila ante lo que ella le decía.
_ ¿Qué puedo hacer nana?_ la miro suplicante,
ella había sido una madre para ella y necesitaba de su consejo.
_ Debes ser paciente_ sonrió ella limpiando
sus lagrimas_ Tu esposo lleva consigo una carga muy pesada.
_ No te entiendo _ dijo confundida.
_ Darién siente que al recuperar la vista
lo rechazaras, el quiere dejarte libre para que tú misma escojas un esposo que
a su ver seria más adecuado que él_ le explico, ella sabía que el demonio Chiba
amaba a su pequeña, solamente que tenía miedo.
_ ¡Pero yo lo quiero a él!_ le dijo
desesperada_ ¿Cuántas veces tengo que decírselo para que lo crea?
_No lo sé, mi niña_ suspiro tratando de
aconsejarla lo mejor posible_ Pero antes de actuar precipitadamente observa
bien, ahora tienes la capacidad de hacerlo pero sin dejar atrás tus demás
sentidos.
_ ¿Y si el ama a Beryl?_ recordó las
palabras de ella y el orgullo que Darién mostro en el pasado cuando ella acepto
ser su prometida.
_ Beryl no merecer ese amor_ dijo de
inmediato_ Ella lo dejo cuando más lo necesito.
_ Ella dice que Rubeus mintió_ agacho la mirada_
Que si hubiera sido distinto ella seria la esposa de Darién.
_ Ella miente, Artemis me dijo todo lo que
sucedió_ hizo que la mirara sujetándola de la barbilla_ Mi niña, debes ver la
maldad que posee Beryl. Se muestra como una mujer buena y digna delante de los
demás y contigo finge tener un sentimiento fraternal, pero en realidad ha
deseado todo lo tuyo y si te dejas vencer se llevara al hombre que amas.
_ ¿Y como lucho por él?_ pregunto mirándola
desesperada_ ¿Cómo retengo a un hombre que no me ama?
_ Hazle ver que no te importa su condición_
sonrió ella_ Sedúcelo, usa las armas que Beryl usa.
_ Yo…_ no sabía que decirle ¿Y si la
rechazaba?
_ No lo hará_ leyó su pensamiento_ Y si lo
hace aférrate a él ¿Acaso no lo amas?
_ ¡Con todo mi corazón!_ dijo con fervor.
_ Entonces lucha, da batalla por ese necio
hombre. Hazle ver que la mujer con la que se caso no se rendirá así de fácil_ sonrió
al ver que ella se animaba ante sus palabras.
Los días siguientes Serena se aparecía
cuando menos lo esperaba el pelinegro. Ya fuera en el campo de
entrenamiento o cuando estaba viendo que
todo estuviera listo para el invierno.
También
Beryl trataba de molestar constantemente
a Darién con sus palabras de amor y
haciéndole ver que se sentía muy culpable por lo que sucedió con Serena y de
paso recordarle a el que también fue quien provoco ese accidente.
Pero también se percato de cómo Serena se
acercaba a él, en ocasiones tímida y reservada, pero en otras muy atrevida. En
una de esas ocasiones la encontró en su cama cuando el llego de cacería esa
noche.
Jamás imagino la sorpresa que su bella
esposa le tenía preparada.
Sonrió ante el recuerdo placentero de esa
noche.
_ ¿Qué haces aquí?_ la miro embelesado, lo único que
la cubría era su pelo que caía en cascadas sobre sus senos llegando hasta sus
muslos.
_ Esperando a mi esposo_ sonrió ella acercándose a el_
Deseo estar contigo.
_ Serena, déjate de juegos_ la aparto un poco de él
cuando ella se aferro a su cuello.
_ No estoy jugando_ le beso la quijada_ Deseo sentirte
Darién, sentirte dentro de mí.
_ ¡Serena!_ dijo cerrando los ojos y disfrutando de la
caricia.
Ella había tomado su masculinidad y empezó a
acariciarla, hacia tanto que anhelaba sus caricias que solo jadeo su nombre al
verla arrodillarse y tomar su miembro con su boca.
_ ¡Serena!_siseo entre dientes tratando de mantenerse
en pie.
Lentamente la rubia lo acaricio, tomo y lamio su
miembro, entonces Darién la sujeto para que parara.
_ ¡Darién!_ ella lo miro temerosa.
Vio como ella levantaba una de sus manos para
acariciarlo pero no la dejo, de inmediato tomo sus labios y la beso. Un beso
lleno de desesperación y amor, lentamente le acaricio las mejillas
delicadamente y poco a poco sus manos llegaron hasta sus senos, ahí se detuvo y los acaricio.
Sintió los pezones endurecerse y con delicadeza le dio
un ligero apretoncito. Volvió hacerlo una y otra vez oyéndola gemir de placer.
_ Darién, por favor…con la boca…deseo sentir tus
labios…tu lengua…
_ Aun no_ rio roncamente y siguió haciéndolo.
_ Por favor….Darién…_ gimió ella.
Darién se arrodillo frente a ella y tomo una tensa
punta entre sus labios. Comenzó chupándola suavemente, pero aumento la presión
al escucharla pedirle más. El sonriendo lo hizo y deslizo una de sus manos a su
intimidad, lentamente introdujo un dedo en ella mientras con el pulgar
acariciaba su hinchado clítoris.
_ Oh, Dios santo…mas Darién…mas…no pares. ¡No pares!_ gimió
ella aferrando su cabeza a su pecho.
Sintió el orgasmo de ella y siguió con lo suyo al oírla
gemir su nombre
_ ¡Darién!
Ella se tambaleo un poco, pero él no había acabado,
aun no. Le recorrió con los labios el vientre
llegando a su sitio más secreto. La beso allí suavemente y luego le apretó
los muslos con ambas manos para cerrarlos. La penetro con la lengua y sintió
que ella quedo sorprendida ante esa caricia, se introdujo mas para acariciar la
hinchada feminidad apretada.
Pero esta vez quería sentirla venirse cuando él
estuviera dentro de ella y así lo hizo. La penetro sin ninguna delicadeza y
ella gustosa lo recibió. Las embestidas aumentaron de velocidad y ella se
aferraba a su espalda.
Sintió sus suaves labios acariciando su torso y dejo
que lo hiciera, necesitaba sentir sus labios que le dejaba soñar que era un
hombre normal.
_ ¡Serena!_ apretó sus caderas con fuerza preparándose
para el orgasmo al sentir como ella apretaba su miembro en su interior.
Él aceleró el ritmo y ella lanzó una
exclamación ahogada cuando el placer hizo que su interior comenzara a
prepararse para la máxima satisfacción.
Las contracciones internas comenzaron y
perdió la noción del tiempo cuando su cuerpo se estremeció colvulsionandose con
una oleada tras otra de placer.
Cuando le llegó a él el clímax, lanzó un feroz rugido. El éxtasis de su unión se repitió una y otra vez hasta que quedaron rendidos y sudorosos. La acercó hasta apoyársela contra el pecho mientras le acariciaba la espalda y ella seguía estremeciéndose con espasmos cada vez más suaves.
Había sido una noche maravillosa y al despertar ella estaba a su lado, aferrada a él ¿Acaso podía dudar de ella? Tal vez solo era una muestra de gratitud por haberla aceptado así. Solamente se levanto y la dejo ahí, no podía enfrentarse a ella. No estaba preparado para alejarla de él.
El sabía que muchas doncellas eran rechazadas por falta de visión u oído. Muchos pensaban que su aflicción era cosa del demonio y no algo físico. Además Setsuna se encargo de dejarle muy en claro que ella era una desgracia en la familia.
Tal vez debería aferrarse a esa idea y seguir con ella aunque sonara egoísta, aceptar su agradecimiento y no dejarla ir, pero no podía hacerlo ¡No podía!
La única manera de dejarla en libertad y no sintiera pena por el o agradecimiento era dejarle ver que amaba a alguien mas. Le haría creer que Beryl lo había conquistado de nuevo con sus palabras y así tal vez Serena se viera libre de él.
Desde ese día mantenía un acercamiento con Beryl, ella gustosa se paseaba a todos lados con el de su brazo. Parecía ella la esposa en vez de la joven rubia que a lo lejos los miraba.
_ ¡Soy una tonta!_ se recrimino a sí misma.
_Serena_ dijo la voz masculina que se detuvo al mirarla llorando_ ¿Qué sucede?
_Nada, que he sido tan tonta al creer que me amaría_ miro a la pareja caminar por los patios y perderse cuando entraron al área de entrenamiento.
_ ¡Darién, es un idiota!_ dijo Seiya, logrando que sonriera la rubia.
_ Seiya ¿Qué hago? ¿Qué necesito para conquistarlo?_ miro melancólica el lugar donde desaparecieron.
_ Pues no se_ se rasco la cabeza_ No soy una doncella, ni mucho menos una mujer. Así que, ni idea de sus artimañas.
_ ¡Seiya!_ la rubia sonrió ante su explicación.
_ Lo siento, en serio_ dijo con una media sonrisa_ Lo único que se, es que Darién es un necio al seguir con esto.
_ ¿A qué te refieres?_ lo miro y vio que dudaba_ ¿Seiya?
_ Mira Serena, Darién tiene miedo a que tu ahora al verlo lo rechaces_ dudo en decirle_ Hace algunos años el estuvo con una mujer, todo hombre desea no solo sentir el cuerpo de una bella dama solo para complacerse, si no también para sentir que uno está vivo y más que nada en esas terribles batallas saber que alguien se preocupa por uno.
Serena asintió y camino a su lado, miro como Seiya estaba recordando ese episodio.
_ Darién tenía mucho tiempo sin dejarse llevar por la pasión, sabiendo lo que su rostro causaba. Algunas lo habían aceptado, pero con la condición de que fuera en la oscuridad. Pero esta era diferente, ella recibía buena paga por los favores que brindaba en el campamento y era muy hermosa, Darién pensó que el pagando la suma más elevada estaría con el sin ninguna complicación.
_ ¿Y qué paso?_ pregunto al ver que el se detenía.
_ La mujer se rio de él, escupió prácticamente en su rostro y rechazo el oro que él le ofrecía_ recordó el dolor, la vergüenza y la humillación que sufrió su amigo_ Le dijo que jamás podría estar con él, que solo alguien de su misma condición lo aceptaría.
_ ¡Dios!_ la rubia dejo salir unas lagrimas, Darién había sufrido una soledad inmensa.
_El tiene miedo de que tú le rechaces.
_ Pero he hecho todo lo posible por que vea que no es así_ señalo ella desesperada_ ¡Lo amo, Seiya! ¡Lo amo!
_ Lo malo es que el, piensa que no es así_ le sonrió _ Es tan cabeza dura que estoy seguro de que piensa que estas con el por compromiso o tal vez por lastima.
_ ¿Pero por que se acerca a Beryl? ¿Por qué?_ dijo desesperada, le dolía verlo junto a ella.
_ Porque Beryl es quien lo busca_ su rostro se puso serio, esa mujer estaba envenenando el alma de Darién_ Ella lo envenena.
Serena miro a Seiya, era un hombre agradable y jovial, con todos se llevaba bien. Pero Beryl era otro asunto ¿Qué sabia el de ella? Luna también le había dicho que Beryl no era de confiar y con el transcurso de esos días pudo notar que así era.
No sabía ya que pensar, solo tenía que seguir con su plan y demostrarle a Darién que lo amaba.
Era de noche cuando Serena se acerco a los aposentos de Darién, iba a abrir la puerta cuando vio de reojo la silueta de alguien deslizarse por una de las puertas.
¡Beryl! ¿Qué hacia ahí?
_ Hola, Beryl_ la saludo al notar que no se había percatado de su presencia.
_ ¡Serena! ¿Qué demonios haces aquí?_ la miro asustada.
_ Eso debería preguntarte yo ¿No crees?_ le dijo mirando su atuendo ligero.
_Bueno, vine a hablar con Darién_ sonrió seductoramente_ El y yo necesitamos hablar de tantas cosas.
_ Pues, estas no son horas_ le dijo y ella solo sonrió.
_ Depende del tipo de platica, hermanita_ se aliso el cabello mirando divertida la expresión de la rubia.
_ Si es referente a tu hijo podrías hablar con Mamoru_ se interpuso en su camino al ver que avanzaba.
_ Eso lo hablare con Darién_ señalo resuelta a pasar.
_ Está bien_ dijo la rubia_ Pero le diré a Mamoru que deseas por fin tratar ese tema_ se encamino y de inmediato ella la detuvo.
_ ¿Qué haces imbécil?_ la miro con rabia.
_ Ir a decirle que por fin deseas hablar y aclarar las cosas respecto a tu embarazo_ sonrió inocentemente.
_ ¡No!_ chillo_ Yo…en…veré eso luego_ la miro con odio, pero luego sonrió con malicia_ Nunca lograras separarlo de mi.
_ ¿A qué refieres?_ fingió no entenderle.
_ Hermanita, nunca fuiste buena para mentir_ la barrio con la mirada_ Tal vez seas…agradable a la vista, pero eso no hará que Darién te ame, como me amo a mi.
_ Soy su esposa.
_ Porque un viejo idiota que escribió mal ese papel, por eso estas casada con el_ la miro con desdén_ Solo así pudiste convertirte en su esposa_ se acerco mas a ella hasta quedar frente a frente_ Escucha bien Serena, el me escogió a mi porque me amaba en el pasado y estoy segura que aun lo hace, en cuanto a ti…_ se acerco mas hasta que sus labios quedaron cerca de su oído_ A ti, lo obligaron a casarse contigo_ sonrió al sentirla tensarse.
Diciendo esto se alejo de ella con una sonrisa al ver que se quedaba sin decir más.
Serena se quedo ahí en su lugar, Beryl tenía razón. Darién acepto ese matrimonio forzado, no hubo palabras de amor ni cortejo alguno.
Pero aun así tenía la esperanza de que Darién al fin tenía un poco de cariño para ella. Pero algo le lastimaba el corazón, la duda al ver a Beryl a esas horas de la noche cerca de la habitación de Darién.
¿Acaso ellos ya eran amantes? No sabía que pensar ya. La distancia y frialdad con la que la trataba ya la estaba superando. Le dolería en el alma saber que Darién al fin la había hecho a un lado y retomar la relación que desafortunadamente el destino destruyo.
Solo había una manera de saberlo.
Entro a la habitación y lo miro dormido, sonrió al pensar mal de su esposo. Él ni siquiera esperaba a Beryl. Seguramente ella solo trataba de seducirlo o algo.
Lentamente se metió en las sabanas y lo abrazo, una sonrisa se formo en sus labios al sentir como este la abrazaba.
Pero solo fue un breve momento de felicidad, porque lo siguiente la destrozo.
_ Beryl_ susurro entre dormido el pelinegro.
La rubia de inmediato se separo de él y lo miro dolida.
_Así que es cierto_ dijo mirándolo a través de las lagrimas_ ¿Por qué Darién? ¿Por qué?
_ Porque decir lo que es obvio_ la miro indiferente.
_ ¿Qué no te das cuenta que te amo?_ grito desesperada_ ¡Dios! He hecho todo lo posible por demostrártelo y me ignoras.
_ Te dije claramente que no te quiero_ se levanto desnudo y tomo sus calzas_ No quiero herirte.
_ ¿Herirme?_ dijo riéndose cuando realmente lo que más quería era gritar, golpearlo… llorar, llorar todo el dolor que la estaba consumiendo_ No vez que estas matándome.
Diciendo esto salió de ahí, no soportaba verlo indiferente a sus lagrimas, a sus ruegos y confesiones de amor.
¿Qué más podía hacer? Limpio con rudeza las lágrimas que no dejaron de brotar en ningún momento. Le dolía tanto el alma, al darse cuenta que había librado una batalla ya perdida.
Entro a su habitación y cerró la puerta con fuerza. El dolor quemaba su pecho y seguía humedeciendo sus pupilas. Su cuerpo se doblo sin poder soportarlo, y se fue deslizando por la plana superficie de la puerta hasta sentir el frio del suelo. Y lloro como jamás había llorado al sentirse rechazada y traicionada.
_ ¿Por qué? ¿Por qué?_ decía entre sollozos, preguntaba sin esperar respuesta. Era más que obvia la razón de su rechazo.
Siguió llorando, pero sofoco sus sollozos tapándose con las manos sus labios. No quería que la escuchara y sintiera lastima por ella.
¡No, mas!
_ ¡Darién! ¡Darién!_ susurro quedo sintiendo que el alma se la partía al pronunciar su nombre.
¡Darién!
¡Darién!
Fue lo último que escucho el pelinegro detrás de la puerta, estuvo tentado a entrar y pedirle perdón de rodillas. Pero no podía dar marcha atrás.
Había escuchado la plática de ellas afuera de sus aposentos y aprovecho esa oportunidad para de una vez por todas dejarle ver a Serena que lo suyo no funcionaria. Le dolió ver su rostro lleno de lágrimas y pálido que dejaba ver el dolor por haber escuchado el nombre de otra mujer.
Pero era lo mejor.
Ella merecía vivir sin el peso de un hombre deforme que había causado su desgracia en primer lugar. Era lo menos que podía hacer por ella, se lo debía.
Con esto en mente se dio la vuelta y volvió a la helada habitación que lo esperaba. Era momento de vivir en el infierno del que nunca debió de salir.
Al día siguiente Luna encontró dormida en el piso a la rubia, de inmediato llamo a alguien para que le ayudara. Estaba ardiendo en fiebre y solo pronunciaba el nombre del pelinegro.
Zirconia fue llamada y esta de inmediato sonrió ante la urgencia de la situación. Al llegar le dio un poco de brebaje, pudo ver que de lejos el hombre causante de esto la observaba.
_ ¿Por qué lo haces?_ le dijo sin mirarlo.
_ ¿Hacer qué?_ pregunto Darién sin entenderla.
_ Lastimarla_ lo miro y este volvió la vista_ El pasado es eso…pasado_ puso una compresa en la frente de la rubia_ La vida de ustedes estaba ya entrelazada, el destino solo puso las cosas de cierto modo para hacerlos más fuertes.
_ ¡Por mi culpa ella quedo ciega!_ grito ante la verdad que le carcomía el alma.
_ ¿Acaso tu mandaste a esos hombres?_ lo miro fingiendo sorpresa_ ¿Acaso tu pusiste la maldad en sus almas?
_ ¡No! Pero la lastime, dije cosas que la hirieron _ se paso las manos por el pelo en señal de desesperación_ Hice que abandonara el castillo, se podría decir que yo la orille a que cayera en ese barranco y quedara así.
_ Palabras que alguien te arranco_ le recordó ella_ Fuiste honesto, pero no viste más de cerca a la pequeña flor que estaba por surgir.
_ No, no la vi_ reconoció mirando a la rubia que dormía ahora plácidamente y sin estarse retorciendo por los sueños que causaba la fiebre.
_ Pero ahora tampoco lo haces_ sonrió al ver que la miraba sorprendido_ Dejas que nuevamente esa persona te manipule_ lo miro seria_ Y me pregunto ¿Dejaras que lo haga nuevamente?
Darién no supo que contestarle, salió de ahí con un caos en su cabeza. Era tanta la culpa, pero a la vez el amor que sentía por Serena. Quería tenerla a su lado, disfrutar la vida junto a ella, tener hijos y formar el hogar que siempre soñó y que solo ella podía brindarle.
Serena despertó lentamente y miro el rostro de la anciana que la miraba profundamente. Le sonrió y la anciana solo hizo un gesto.
_ ¿Qué paso?_ pregunto confundida al ver las hierbas y las compresas.
_ Tuviste fiebre_ dijo sin más y empezó a levantar sus cosas_ Debes cuidarte si no quieres que la vida que crece dentro de ti, siga haciéndolo.
_ ¿La vida? ¿Qué significa eso?_ la miro sorprendida y albergando la esperanza.
_ Aquí_ puso su mano en su vientre_ Dentro de ti crece una hermosa vida, debes tener más cuidado.
_ ¡Un bebe! ¡Estoy esperando un bebe!_ sonrió entre lagrimas.
Zirconia solo sonrió y salió de ahí. Era momento de esperar el momento en que todo por fin tomaría su curso.
Dos días después una fiesta se celebraba, por fin se daría conocer oficialmente el embarazo de Beryl y con ella quedaría escrito que ella seria la albacea de las propiedades de los Chiba.
Todos estaban ahí reunidos, amigos y conocidos de Kenji al igual que de Mamoru y Darién.
Beryl se paseaba como una reina sabiendo que con ese poder muchas mujeres la envidiaban y otros la deseaban. Sonrió complacida al ver que Serena no había bajado ni presentado en esos días. Por fin le había quedado claro que ella no tenía nada que hacer a su lado.
Miro a los músicos que empezaban a tocar suavemente, se acerco a Darién y saludo a Mamoru y al padre Nicolás.
_ Buenas noches_ sonrió ampliamente.
_ Buenas noches, Beryl_ dijo Mamoru_ Es bueno ver que tu embarazo va bien_ miro su vientre plano.
_ Si, así es_ lo miro inocentemente_ Estoy feliz por este bebe y por qué Darién me ha ofrecido su protección.
_ ¿Protección?_ observo a su hijo que no decía nada.
_Si, como lo escucho_ dijo alto para que la escucharan_ Darién me ha ofrecido su protección a mí y mi futuro hijo.
_ ¡Por favor! ¡Por favor!_ dijo Setsuna mirando a todos sonriente que dejaron de hacer sus cosas para ver que anunciaría_ Es un gusto contar con su presencia, como todos saben mi esposo Kenji sigue las ordenes de nuestro Rey y desgraciadamente no puede estar aquí.
Todos asintieron y lamentaron no contar con él.
_ Pero_ prosiguió ella_ Estoy segura que él estará feliz de ver que su hija Beryl_ sonrió a la pelirroja_ Sera acogida por Darién, el que fue su prometido y por cosas del destino no terminaron casados.
Los invitados miraron al pelinegro que se mostraba serio y sin ninguna intención de decir nada sobre lo que se decía de él.
_ Pero esto ahora están juntos y espero que pronto resurja el amor que se tenían_ miro que todos se miraban entre sí_ Bueno eso es todo ¡Continúen con la celebración! ¡Celebremos el futuro nacimiento del heredero de los Chiba!
Algunos aplaudieron y otros miraron con dureza a Setsuna por sus palabras. ¿Cómo podía decir eso? Darién era esposo de Serena Tsukino y entre ella y Beryl había mucha distancia.
La música continúo y Beryl aprovecho para bailar con Darién. El pelinegro solo se dejo conducir y estuvo ajeno a todo lo que le decía.
De pronto la música paro y miro hacia donde los demás lo hacían.
Ahí en la entrada del salón estaba ella.
¡Serena! Se veía hermosa y tan deseable. Lucía un vestido blanco que la hacía lucir como un ángel y portaba el collar que le había regalado.
Sonrió ampliamente ante el orgullo de verla ahí, pero su sonrisa se fue apagando conforme ella avanzaba.
_Serena_ dijo el pelinegro al ver la mirada decidida de ella, una que nunca vio.
_ ¿Qué pasa?_ pregunto Beryl con temor al verla_ ¿Qué haces?
_ Nada_le dijo la rubia mirando con dolor al pelinegro, después miro a Beryl_ Solo te daré lo que te mereces_ la miro seria, sin ninguna emoción_ ¡Tómalo!_ se desabrocho el collar que Darién le había regalado_ ¡Tómalo! ¡No quiero nada!_lo miro a él nuevamente_ ¡Nada!_ le dijo al pelinegro entre lagrimas.
Se dio la media vuelta y salió de ahí dejando a un hombre destrozado y una sonriente mujer que por fin había logrado separarlos.
_ ¡Serena!_ grito Darién para detenerla.
_ ¡No! ¡Déjala!_ lo sujeto Beryl, no podía dejarlo ir. No ahora que había ganado.
_ ¡Ve por ella!_ le grito Mamoru_ No dejes que el miedo te gobierne como a mí_ lo miro con tristeza.
_ ¡El no irá!_ grito Beryl mirando con odio al padre del pelinegro_ Sabe bien que esa boda no debió celebrarse, la uso para que ella lo aceptara._sonrio al ver al anciano palidecer_ En cambio yo lo hubiera aceptado, porque yo lo amo_ dijo mirando con adoración a Darién.
_ ¿Por qué mientes?_ dijo una voz haciendo que Beryl se tensara.
_ ¡No es posible!_ dijo ella poniéndose pálida.
_ ¡Kenji!_ dijo Mamoru con una sonrisa.
_ Te lo vuelvo a preguntar Beryl ¿Por qué mientes?_ dijo con dureza el hombre que estaba en un rincón del salón.
_ ¡No miento, padre!_ dijo ella desesperada, se acerco a él e intento abrazarlo.
_ He visto la clase de hija que crie_ la detuvo y le dijo mirándola con tristeza_ Trate de darte mi amor y lo único que he ganado con ello es que seas una mentirosa manipuladora.
_ ¡Pero es cierto! ¡Yo debí casarme con Darién!_ grito mirándolo con rabia.
_ Tu misma pediste la anulación_ la miro serio_ No quisiste casarte con el por qué quedaría deforme_ miro al pelinegro que permanecía quieto y mirando hacia donde se había ido Serena_ Dejaste a tu prometido en esa cama moribundo por qué no tuviste el amor que ahora dices tenerle_ miro a la pelirroja que negaba todo con la cabeza_ Y dudo que lo tengas.
_ ¡Eso no es cierto!_ sonrió nerviosa al ver como la gente la miraba.
_ Kenji, querido_ se acerco Setsuna tratando de que no dijera más.
_ ¡Y tú! ¡Maldita seas!_ le grito mirándola con odio_ Te di las riendas de mi hogar, te deje a mi hija ¡Mi sangre! ¡Mi mayor tesoro a tu cuidado! Y lo único que hiciste fue encerrarla y negarle la oportunidad de vivir como la niña que era, le hiciste creer que era una carga para mí.
_ Fue por su bien_ dijo mirándolo con suplica_ Cualquiera pudo hacerla sentir mal por su ceguera, no quería que la lastimaran.
_ Si, cualquiera_ sonrió ante las palabras de ella_ Menos su familia, yo fui un idiota en confiar en ti. No ver como mi hija vivía encerrada en esa torre, no ver la persona con la que me case_ miro a Beryl que permanecía quieta y pensativa_ Y más que nada ver que la hija que crie es una arpía.
_ ¡Kenji!_ dijo Setsuna mirando como todos le daban la razón.
_ Y eso no es todo_ siguió Mamoru, hizo una seña y entro su sirviente_ Di lo que viste y escuchaste.
_ Si_ asintió el hombrecillo_ He visto como la señora Beryl es frecuentada por diferentes hombres en su habitación, así como también retoza con ellos en otras partes.
Se escucho el murmullo de los invitados que empezaban a alejarse de Beryl.
_ El día que su esposo falleció ella estaba con su amante en turno_ miro como la mujer se le iba encima.
_ ¡Deténganla!_ dijo el padre Nicolás_ Queremos escuchar todo, mi lady_ sonrió e hizo que el hombrecillo continuara.
_ Ella luego salió del castillo, la vi cuando paso por el puente tratando de confundirse con las personas que entraban a dar el pésame_ bajo la mirada al ver el odio con que lo observaba Beryl_ La seguí y vi que entro a una casucha, ahí me acerque y pudo escuchar lo que decía.
_ ¿Y que decía?_ pregunto Seiya quien sonreía al verla retorcerse para librarse de los hombres que la sujetaban.
_ Le pedía a la mujer de la casucha que le diera algo para poder quedar preñada_ la miro indignado_ ¡Ella no espera ningún hijo del señor Rubeus! ¡Y si lo está, no es de él!
_ ¡Miente! ¡Miente!_ grito y miro al pelinegro que ahora la miraba_ ¡Darién! ¡Amor, por favor! Todo es mentira, yo te amo y este hijo es de Rubeus.
_ ¡Hagan entrar a la mujer!_ grito el padre Nicolás.
Las puertas se abrieron y entro Zirconia, miro a la joven Beryl que la miraba con un odio infinito.
_ ¿Me mandaron llamar?_ pregunto.
_ Así es_ dijo Kenji_ Zirconia, durante años has vivido en mis tierras_ le recordó_ He respetado tus creencias y te he dado libertad_ suspiro cansado_ Pero ahora quiero que me digas la verdad, solo eso Zirconia, la verdad.
_ Y así será mi señor_ hizo ella una reverencia_ Beryl no está embarazada, nunca ha estado de él ni ahora ni en el pasado.
_ ¿Qué quieres decir con eso mujer?_ dijo el padre Nicolás mirando horrorizado a la anciana, no podía ser cierto lo que sospechaba.
_ Que Beryl ha estado preñada, pero ninguno era del señor Rubeus_ suspiro cansada_ Yo misma los arranque de su vientre, no por ayudarle a ella, sino porque sabía que un hijo de esta arpía viviría una vida llena de sufrimiento.
_ ¡Es mentira!_ grito la pelirroja, se soltó de los hombres y cayó de rodillas ante Darién. Lo sujeto de las piernas suplicándole_ ¡Por favor, Darién! Tienes que creerme, este hijo es de Rubeus y te amo… ¡Te amo!
_ ¡Beryl!_ dijo alguien mientras la levantaba de un jalón_ ¿Por qué dices eso? Sabes bien que al único que amas es a mí_ la miro con tristeza.
_ ¡Déjame, idiota!_ se soltó de el_ ¡Tu no eres nada para mí! Solo eres un estorbo_ miro como el rubio quedaba atónito.
_ ¿Qué tienes que decir, Jedite?_ Kenji intervino al ver que quedaban ambos callados.
_ ¡Que ella es mía!_ grito sujetándola del brazo_ ¡Que el hijo que espera es mío!
_ ¡No es cierto!_ miro como todos se quedaban callados por la sorpresa
_ ¿Acaso no es hijo de Rubeus?_ dijo Mamoru viendo como el rubio miraba con rabia a Beryl.
_No, es mi hijo_ dijo firme sin quitar la vista de ella.
_ ¿Y por lo mismo mataste a Rubeus?_ dijo Artemis acercándose con un hombre.
_ ¿Qué demonios dice?_ esta vez puso su atención en los demás.
_ Jedite, usaste el odio de alguien para tu beneficio_ señalo al hombre que estaba a su lado_ Lo convenciste de que te ayudara distrayendo a los guardias durante el cambio de turno.
_ ¡No es así! ¡No lo conozco!_ miro al hombre que lo miraba fijamente.
_ Me conoce perfectamente señor Jedite_ dijo este y se dirigió hacia Mamoru_ Su sobrino violo a mi hija, fue tanto mi dolor y rabia que lo enfrente_ bajo la mirada ante el recuerdo_ Pero él era un señor poderoso, dueño de tierras y un titulo ¿Qué podía hacer un simple campesino?
_ ¿Cómo entra aquí Jedite?_ pregunto el padre Nicolás.
_ El luego me busco, me dijo que me ayudaría a vengarme de él_ miro al padre avergonzado_ Se que Dios me castigara por lo que hice, pero mi hija no merecía lo que le hizo el señor Rubeus ¡No lo merecía!_ suspiro tratando de calmarse_ Le di el tiempo suficiente para que aprovechara esa oportunidad, vi cuando se dirigió con él hacia el puente y entretuve a los guardias que irían a ocupar el lugar de los otros. No sé qué paso después, pero el señor Jedite fue la última persona que estuvo con él.
_ Entiendo_ dijo Mamoru y miro a Jedite_ ¿Qué tienes que decir sobre esto?
_ ¡Nada! ¡El no merecía vivir!_ grito furioso_ El muy maldito se burlaba de Beryl, decía que era una zorra y que así lo seria siempre, dijo que la regalaría y que mataría a Darién para quedarse con Serena.
Kenji se quedo atónito ante sus palabras ¿Qué clase de animal entro a su casa?
_ Cuando me dijo después que mataría a Beryl para no perder la dote me llene de rabia, así que aproveche cuando se volvió y lo golpee en la cabeza.
_ Y lo arrojaste al agua_ concluyo Seiya.
_ ¡Lo ven! ¿Van a creerle a un asesino? El mato a Rubeus y este hijo que espero es de mi difunto esposo él lo mato ¡Lo mato!_ lo acuso mientras se tapaba el rostro aterrada_ El me dijo que…_ se quedo callada, no podía decirles todo.
_ ¿Te dijo que?_ la animo Mamoru.
_ El me dijo que…_ miro a su alrededor_ Me dijo que podíamos vivir tranquilos de ahora en adelante, que Rubeus nunca nos separaría. El ha tenido años acosándome, diciendo que me ama, pero yo lo he rechazado.
_ ¡Me has aceptado! ¡Una y otra vez en tu cama!_ grito desesperado al ver a la mujer que amaba como negaba que se entrego a él libremente.
_ ¡Por que tenía miedo de ti!_ sollozo ella_ El fue uno de los hombres que ataco a Darién_ dijo, era su último intento para el pelinegro la defendiera.
_ Lo se_ dijo Darién mirando con detenimiento al rubio que ahora estaba tenso y con temor_ Se que él fue quien me ataco ese día. Tú y Rubeus trataron de matarme.
_ ¡Si! ¡Eso fue! ¡Por lo mismo he estado con miedo!_ dijo entre lagrimas Beryl aprovechando esa revelación _ He vivido con un hombre que me maltrataba y con uno que me amenazaba con matarme.
_ ¡Maldita perra!_ dijo Jedite lanzándose sobre ella.
Pero Darién se lo impidió, de un puñetazo lo lanzo lejos. Tomo su espada para acabar con el maldito que lo había marcado junto con su difunto primo.
_ ¡No! ¡Hijo, por favor!_ suplico su padre_ Debes dejar que el rey tome cartas en el asunto.
El pelinegro solo asintió y miro al hombre que solo decía que todo lo había hecho por Beryl.
_ ¡Darién! Por favor, no puedes creer todas esas mentiras_ lo sujeto del brazo_ Yo te amo.
_ Pero yo a ti no_ sonrió tristemente_ Ni nunca lo hice, solo vi que serias una excelente compañera por tu porte y elegancia_ la miro serio _ Nunca vi la clase de mujer que en verdad eras.
_ ¡Eres un idiota!_ lo miro con rabia y asco_ Ella no te ama, estuvo contigo por qué no podía ver el adefesio que eres_ se empezó a reír _ ¿Acaso crees que te aceptara? Ella podrá ver al monstruo que la posee y veras su cara de asco mientras lo haces ¿Podrás hacerlo? ¡Dime! ¿Podrás? Eres un fenómeno, debiste morir.
_ Pues aunque no me ame ella estará a mi lado_ la miro con rabia, sabía que tenía razón_ Serena es mi esposa y así será hasta la muerte.
_ A pesar de que fuiste tú quien provoco que su vida fuera así_ sonrió al verlo palidecer_ ¿Vivirás con la persona que tu condenaste?
_ ¡Si! ¡La amo! Tanto la amo que prefiero su desprecio a vivir sin ella _ dijo y se dio la vuelta_ Ve con tu amante, el si te ama a pesar de ser lo que eres_ le dijo con desprecio antes de salir.
_ ¡Pero yo no!_ le grito.
Darién salió de ahí, no quería escucharla más. Necesitaba buscar a Serena y suplicar de rodillas si era necesario su perdón.
Mientras que atrás quedaba toda la gente que miraban confundidos la escena que se desarrollo frente a ellos. Todos vieron cosas que ya sospechaban y ahora era cosa de esperar que decisión tomarían Kenji y Mamoru.
_ ¡Maldito!_ escupió Beryl sobre el rubio que solo sonreía al verla perdida_ ¡Arruinaste todo!
_ Te dije que no jugaras conmigo_ le recordó.
_ Sí, me amenazaste_ sonrió mirándolo ahí sujeto por los guardias_ Pero no creo que puedas cumplir con tu promesa.
Se dio la vuelta y miro a su padre que la miraba con reproche. Su madre lloraba y trataba de darle alguna explicación para que la perdonara.
Mamoru hablaba con el padre Nicolás y con Seiya.
Se acerco a su padre, el debía perdonarla. Ella le diría las cosas de una manera para quedar como una víctima, le podría decir que su madre la obligo a todo esto por no perder la posición que tenia. Si era un buen plan.
Ya cerca de este miro que él la miraba asombrado, pero pudo apreciar que no miraba su rostro si no mas debajo de este. Escucho el gemido de alguien y de pronto sintió algo tibio que corría por su vientre, puso sus manos ahí y las miro después.
¿Era sangre? ¿De dónde había salido?
Bajo la mirada y pudo apreciar como la punta de una espada salía en medio de su pecho. Sintió el jalón de la misma cuando esta desapareció dejando que la sangre ahora corriera libremente. Lentamente se volvió y miro como Jedite empuñaba el arma.
El rubio sonreía mientras miraba como ella se quedaba ahí, atónita ante lo que le estaba sucediendo.
Una sola lágrima se deslizo por su mejilla y se desplomo lentamente. El último soplo de vida fue para el hombre que la había destruido.
_ Jedite.
Este solo sonrió tristemente y de inmediato se abalanzo sobre los demás, haciendo que los guardias actuaran por instinto y le clavaran sus espadas. Con una sonrisa murió, tal vez no estaría con ella en esta vida. Tal vez en el infierno se encontrarían y ahí…ahí le haría pagar todo lo que le hizo.
Setsuna miraba asombrada todo, quieta y pálida en su lugar. Fue tal la impresión que ningún sonido salió de su boca por más que intento decir algo.
Kenji la sujeto e hizo que una de las mujeres se la llevara de ahí.
El cuerpo de Beryl y Jedite fueron retirados y los invitados se fueron comentando todo lo acontecido.
Beryl seria velada mañana, por ser hija de un noble seria sepultada dignamente a pesar de todos sus crímenes.
En cuanto a Jedite, Mamoru decidió hacerse cargo de él. Lo llevaría con su familia para que ellos le dieran cristiana sepultura.
Lejos de todo eso, ajena a todo lo que pasaba Serena estaba en su habitación. Se acariciaba el vientre y pensó que su hijo crecería sin su padre. Pero no podía obligarlo a estar con ella, no más.
_ Serena_ dijo Darién al entrar sin siquiera haber tocado_ ¿Puedo pasar?
_ ¿Para qué?_ lo miro seria_ Aquí no hay nada tuyo.
El pelinegro palideció ante sus palabras, pero no podía perderla. No le importaba que le tuviera miedo o repulsión. La ataría a él si fuera preciso, nadie se la quitaría ni la alejaría de su lado, ni ella misma.
_ ¡Si lo hay!_ se acerco rápidamente se puso de rodillas y la abrazo de la cintura_ ¡Te amo! ¡Te amo!_ le confesó con desesperación.
_ ¡Darién!_ miro la cabeza enterraba en su regazo y pudo sentir como el… ¡Lloraba!
_ ¡Te amo! ¡Con todo mi ser!_ sollozo_ No quiero perderte, no quiero que me odies, no quiero que me rechaces ¡Por favor, perdóname amor!
_ ¡Darién! Yo también te amo, siempre lo hice _ dijo entre lagrimas_ Eres tu quien me alejo de ti ¿Recuerdas?
_ Lo hice por miedo_ levanto el rostro para mirarla_ Por culpa.
_ ¿Culpa? ¿De qué?_ lo miro confundida.
_ Sé que escuchaste esa noche_ espero que le dijera algo pero ella se quedo callada_ Fui cruel contigo al decir esa cosas, no debí lastimarte de esa manera.
_ Pero era verdad_ sonrió ella_ Y yo lo sabía, solo que en ese momento…_ dudaba en decirle_…me dolió por que esa verdad salían de tus labios.
_ ¡Perdóname! Si no fuera por mí no habrías sufrido esa noche_ bajo la mirada_ ¡Dios! De solo pensar que esos hombres pudieron haberte matado.
_ Pero no sucedió_ sonrió ella acariciando su pelo_ Por algo sucedieron las cosas, así lo veo yo y no tengo nada que perdonar. Al contrario todo lo que me sucedió termino por unirnos y si eso debí pasar para estar contigo lo pasaría nuevamente.
_ ¿A pesar de ser lo que soy?_ la miro asombrado.
_ Por lo mismo te amo_ le dijo sonriente ante el temor de ese valiente caballero_ Porque eres un ser que ha superado todo.
El pelinegro se levanto e hizo que ella lo hiciera con él, la acerco a la chimenea para que lo pudiera ver.
_ ¿Me has visto con claridad?_ la sujeto de la barbilla, no quería que se negara a verlo directamente_ Dime ¿Así me amas?
_ Darién, siempre te he visto_ acaricio su rostro_ Cada noche mientras dormías recorría tu rostro con mis dedos para memorizar cada detalle de ti. Mis manos te empezaban a conocer, pero mi corazón siempre lo hizo.
Ella siguió con la caricia, lentamente provocando que este cerrara los ojos. Sentía la tibieza de su tacto y supo ahora que Serena lo arrancaba de ese infierno que vivía casi siempre en las noches. Esas pesadillas que en ocasiones lo torturaban.
_ ¿Y así me amas?_ sonrió entre lagrimas el pelinegro.
Ella asintió y lo miro con todo el amor que podían expresar sus ojos.
_ ¡Te amo!_ lo beso suavemente.
La empujó suavemente hasta colocarla de espaldas sobre la cama, y la inmovilizó contra el suave colchón.
—Serena— la miró con intensidad—. Eres todo mi mundo, pequeña.
Un escalofrió recorrió su piel femenina y sintió cómo se le llenaban los ojos de lágrimas. Le tembló el labio y Darién lo atrapo con sus dientes para detener el movimiento.
—Te... te quiero, Darién_ dijo entre sus labios y ella le miró a los ojos.
Las emociones en su cara hablaban de devoción, de cariño y sobre todo del inmenso amor que sentía por ella.
—Serena.
Una lágrima se deslizo por el rostro del pelinegro y ella de inmediato la atrapo en sus labios con un beso. Y ahí el se dio cuenta que su amor era infinito y que nada ni nadie podría separarlos.
—Había esperado que ocurriera, pero no me atrevía a soñar que tú me amaras. Pensé que solo era agradecimiento lo que te hacia decir esas palabras. Te quiero mi querida Serena.
Ella le puso una mano en el pecho. El corazón latía justo debajo de su caricia. Un corazón que latía al mismo ritmo de ella, formando un solo latido.
— Mi corazón es tuyo_ dijo ella.
_ Y el mío tuyo, mi pequeña esposa_ sonrió feliz.
Lentamente la empezó a desnudar, necesitaba sentirla, necesitaba amarla esa noche y entregarse por completo.
Con delicadeza le separa las piernas para poder entrar en ella, con su miembro acaricio sus pliegues. Un fluido cremoso emano de ella y cubrió la punta de este. El empujo poco a poco, y ella lo recibió con gusto.
Deseaba que la llenara y desesperada se arqueo hacia arriba para profundizar la penetración de una vez. Ansiaba sentirlo.
_Mas, Darién, mas_ pidió al sentirlo retirarse.
.
El siseó y volvió a empujar hacia dentro.
Le temblaron los brazos mientras intentaba equilibrarse sobre ella. Serena recorrió
con sus dedos los tensos músculos, y sintió su poder al cerrar con fuerza los
ojos.Su miembro volvió a deslizarse hacia dentro. Y ella gimió complacida al sentirse llena nuevamente, haciéndola temblar en su interior. Ella se arqueó y se balanceó de un lado a otro, acercándose a su cuerpo para crear una fricción con el suyo en aquel lugar que tan deliciosamente le cosquilleaba.
Él recibió sus caderas con un gemido. Volvió a retirarse hacia fuera. Le tembló el cuerpo, se abalanzó de nuevo sobre ella.
_ ¡Serena! ¡Mi dulce Serena! ¡Te amo!_ dijo entre gemidos llenos de placer al sentirse aprisionado en su interior.
Él le clavaba las caderas al introducirse más profundamente en ella. Deseaba llenarla por completo para formar uno solo.
Él siseó y aulló, se deslizó dentro y fuera una vez más, nuevamente y se abalanzó sobre ella.
Ella sentía que estaba cerca, y su cuerpo se estremecía con intenso calor y placer en señal de que así seria. El clímax estaba abriéndose paso.
Él se detuvo. Con una expresión salvaje en los ojos la miró con atención, meció las caderas de nuevo y gruñó. Su cuerpo se agitó en un placer inmenso y sus piernas le apretaron con más fuerza mientras gritaba su alivio.
Ella sonrió y lo abrazo, el la amaba y con eso le bastaba.
Serena miraba dormía a Darién, se veía tan hermoso ahí. Su rostro tenía una dulce sonrisa y se sonrojo al recordar todo lo que sucedió anoche, esa noche se entregaron por completo.
¿Qué pensaría el sobre el hijo que esperaba? Seguramente se pondría feliz y no pudo esperar más para decírselo.
_ Darién_ dijo cerca de su oído_ Darién_ insistió al ver que no le respondía.
_ ¡Hmm!_ se quejo y solo se acomodo para abrazarla.
_ ¡Darién!_ chillo cuando sintió que sus dedos se deslizaban entre sus piernas buscando el suave interior.
_ ¿Qué pasa?_ pregunto somnoliento con una sonrisa picara.
_ Que deberías tener más cuidado_ sonrió ella mirándolo divertida.
_ ¿Por qué? ¿Te lastime anoche?_ se levanto mirando el cuerpo de ella.
_ ¡No, tonto!_ dijo entre risas al verlo preocupado, si así se ponía sin saber la noticia ¿Cómo reaccionaría cuando le dijera?_ Darién, tengo algo que decirte.
_ ¿Qué sucede?_ la miro preocupado.
_ ¿Te gustan los niños?_ pregunto mirándolo atenta.
_ Por supuesto_ sonrió imaginando a la rubia llevando sus hijos en su vientre_ ¿Acaso tu no?_ la miro preocupado.
_ ¡Claro que si, tonto! Por lo mismo estoy tan feliz_ le miro feliz y tomo sus manos para llevarlas a su vientre_ Aquí, dentro de mi crece nuestro hijo.
Darién se quedo quieto, asimilando la noticia. ¡Serena estaba embarazada! ¡Su hijo! ¡Un hijo que por su miedo pudo haber perdido!
_ ¡Serena!_ la abrazo fuerte, pero de inmediato la soltó_ ¡Perdón! ¿Te lastime? ¡Dios! Anoche fui un bruto ¿Y si lo lastime? Debo buscar a Luna_ se separo de ella por completo y se dirigió a la puerta.
_ ¡Darién!_ le grito
_ ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? ¡Dios mío! Voy por Luna_ de nuevo trato de salir.
_ ¡Darién Chiba! _ le dijo entre risas_ Si sales así, seguramente Luna necesitara quien la atienda, además de que seguramente Artemis te de una paliza por mostrarte de esa manera.
El pelinegro miro hacia abajo y vio que estaba completamente desnudo.
_ ¡Demonios!_ de inmediato se puso sus calzas y miro como Serena reía_ ¡Oye esto no tiene gracia!_ dijo indignado.
_ ¡Ay, Darién! Si así reaccionas por saber que espero un hijo tuyo_ se seco las lagrimas después de calmarse un poco_ No me imagino que harás cuando esté a punto de dar a luz.
_ ¿Dar a luz?_ un nudo se cruzo en su garganta y la miro aterrorizado_ ¿Estarás bien?
_ Por supuesto que si_ lo beso cuando se acerco a él_ Mientras estés a mi lado, así será.
_ ¡Siempre! _ correspondió a su beso y de nuevo se entregaron al más delicioso placer.
Ya era tarde cuando salieron y bajaron al comedor, Darién miro confundido como no había nadie a esa hora. Miro que una joven moza pasaba y le hablo.
_ ¿Dónde están los demás?_ miro el comedor vacio.
_ Están en la capilla_ les dijo mirando cómo estaban tomados de las manos y sonrió.
_ ¿Qué paso?_ pregunto la rubia.
_ La señora Beryl está siendo preparada para su entierro_ respondió bajando la mirada.
_ ¡Dios! ¿Qué paso Darién?_ lo miro confundida.
Él le había dicho que su padre estaba ya en el castillo y que por fin se habían descubierto muchas cosas. Entre ellas que Beryl no estaba embarazada y que nunca amo a Darién como lo decía a todo mundo.
Además de que se supo que la muerte de Rubeus no fue un accidente, así como también que el ataque que Darién sufrió fue planeado por el mismo Rubeus junto con Jedite.
_No lo se_ salieron de ahí para dirigirse al lugar_ Deje todo en manos de tu padre y el mío.
Al llegar entraron y Serena vio como Setsuna se aferraba al cuerpo inerte de Beryl, mientras que Kenji trataba de consolarla.
De inmediato Mamoru los vio y se acerco a ellos. Los condujo hacia afuera y les comento todo lo sucedido mientras de reojo miraba al pelinegro. Darién se mantuvo firme y miro como el hombre se ponía pálido, pudo observar como sus ojos brillaban conteniendo las lágrimas.
_ Todo termino_ dijo al final.
_ Es bueno saber que todo al final se descubrió_ sonrió con tristeza, al pensar que todo esto fue causado por una herencia que él jamás quiso o al menos no tanto para sacrificar el amor o la vida_ ¿Y ahora que harás? Te has quedado sin quien continúe tu linaje.
_ ¡Darién! ¡Deja ya todo atrás! ¡Por favor! Hazlo por nuestro hijo_ tomo una de sus manos y la puso en el lugar donde su hijo crecía_ ¡Por favor!
El pelinegro la miro con amor, su querida esposa siempre pensando en su felicidad. Amaba a su padre y le dolía estar así con él, pero también el pasado no dejaba que olvidara el momento en que este mismo lo dejo sin ninguna esperanza.
Miro al anciano que miraba con adoración el lugar donde estaba su mano ¡Su nieto! El hijo de su hijo.
_ Es mi hijo, padre_ lo miro serio al notar su reacción_ No es tu ansiado heredero ¡Es mi hijo!
_ Por mi puede perderse todo_ lo miro con tristeza_ Lo único que me importa es estar junto a mi familia.
Darién lo miro sin saber que decir ¿Podría perdonarlo? ¿Confiar en él?
_ Amor_ oyó la suave voz de su esposa.
_ Padre…yo_
_ Hijo, perdóname_ empezó a llorar_ Me equivoque, te falle y sé que me odias.
_ No te odio_ sonrió triste_ Jamás te odie, pero me dolió ver que ansiabas mas proteger tus tierras que yo, tu propio hijo.
_ ¡Perdóname!_ se puso de rodillas.
Serena sollozo al verlo así, tan vulnerable y solo. Esperando el perdón de un hijo que el mismo condeno en el pasado.
_ Padre ¡Por favor levántate!_ lo sujeto y lo abrazo_ Jamás lo vuelvas hacer, eres mi padre y así será siempre.
_ ¡Hijo!_ se aferro a él.
_ Pero no por eso dejare que gobiernes mi vida_ se separo de él mirándolo seriamente_ Las tierras cédelas a alguien más, no importa si es o no un Chiba. Lo que importa es que sepan amarlas y que mantengan a la gente que viva en ellas bien.
_Si, tienes razón_ lo miro feliz.
Poco después Kenji y Setsuna enterraban a Beryl, nadie más había asistido a su funeral y entierro. No había sabido ganarse la amistad o cariño de nadie.
Los días fueron pasando y por fin Darién regreso a su hogar, su nuevo hogar. Junto con Serena lo reconstruyeron e instalaron en un área un lugar para gente con alguna discapacidad física. No dejarían que nadie viviera con ese estigma de verse rechazado por ser diferente.
El invierno pasó y con el término de este llego la primavera, una época que vivió intensamente Serena al cultivar un hermoso jardín donde podría jugar con sus hijos. Todos le ayudaron a lograrlo y poco a poco vio los cambios sufridos en el lugar.
Sonrió complacida al ver como Darién dirigía junto a su padre el lugar. Seiya estaba a cargo del entrenamiento de los soldados y de ver que todo estuviera bien en las aldeas cercanas.
Ya estaba oscureciendo cuando Serena sintió los últimos rayos de ese verano, de pronto sintió un dolor agudo y supo que era el momento. Con tranquilidad se dirigió al interior del castillo y ayudo a que la cena estuviera lista.
Luna le había dicho que a veces tardaban horas en dar a luz. Por lo mismo no diría nada, Darién se la pasaba últimamente muy nervioso pensando en ese día.
Ya habían terminado y estaba por subir con el pelinegro para ir a descansar cuando nuevamente un dolor más intenso la hizo doblarse.
_ ¡Serena!_ grito alarmado Darién, mientras miraba a Luna desesperado.
_ ¿Ya es hora mi niña?_ sonrió al ver la palidez del moreno, ella había notado que Serena ya estaba en parto.
_ Si…creo…que…s…si_ dijo con dificultad.
_ Muy bien_ dijo tranquila_ ¡Vamos mujeres!_ grito a las demás que estaban más que listas_ ¡Es hora!
_ ¡Vaya! Pareciera que van a batalla_ dijo con la boca llena Seiya ganándose una mirada furiosa por parte de los varones_ ¿Qué? Miren a Luna_ señalo a la mujer que tranquilamente ayudaba a la rubia a subir los escalones mientras seguía dando órdenes a las demás para que tuvieran todo listo en los aposentos de Serena.
Ellos asintieron y nerviosos se miraron. ¿Qué harían ellos?
_ Arrimen el vino a los señores_ dijo Luna mientras seguía subiendo las escaleras sin mirarlos_ Creo que uno de ellos lo necesita bastante.
_ ¡Si, señora!_ dio un saludo Seiya y sonrió feliz al ver como una moza les entregaba una jarra de vino.
_ ¡Dame eso!_ se la arrebato Darién y de inmediato la apuro_ ¡No me quedare aquí!
_ ¿A dónde vas?_ le grito Mamoru sonriendo al verlo avanzar a zancadas para alcanzar a las mujeres.
_Bueno, eso quiere decir que queda más para nosotros_ dijo Seiya tomando otra más que habían acercado_ O al menos hasta que baje el valiente Darién Chiba.
_ Qué bueno que eres su amigo_ sonrió Kenji.
Kenji miro donde su hija y yerno habían desaparecido, sonrió con tristeza al imaginar lo que pudo suceder si Serena no hubiera contado con Luna y después con Darién. Dejo que Setsuna lo manipulara dejando de lado a su pequeña.
Pero ahora era diferente, había dejado a Setsuna. La mando a una de sus propiedades, debido a que la muerte de Beryl le había afectado demasiado. Se había vuelto loca y en su cabeza se había formado la idea de que una muñeca que encontró era su hija Beryl.
Desde ese día no se despegaba de esa muñeca y decía que ella la protegería, que nunca nadie la lastimaría. Era a veces muy triste ver el dolor en su mirada y darse cuenta que en sus momentos de lucidez se daba cuenta que había fallado como madre.
Y ese era un error que él pensaba no cometer más, gozaría cada instante que estuviera con su hija.
Arriba Luna junto con una matrona recibía al pequeño, mientras Darién sostenía a Serena. Pálido miro el cuerpecito lleno de sangre y escucho como lanzaba su primer llanto en este mundo.
_ ¿Cómo esta?_ se levanto un poco la rubia.
_ Bien, está bien_ dijo con una sonrisa el moreno y con gusto recibió al pequeño que ahora permanecía quieto mirándolo_ ¡Es tan pequeño!_ miro como cavia perfectamente en sus manos.
_ Pero tú lo protegerás_ sonrió ella al mirar como Darién lo miraba embelesado.
_ ¡Con mi vida!_ dijo besando su cabecita_ ¡Gracias!_ miro a la rubia que lucía cansada, pero feliz.
_ ¿Por qué?_ tomo al bebe cuando Darién se lo acerco y este de inmediato busco su seno_ ¡Míralo! Tiene hambre_ dijo sonriendo y lo acomodo.
Una vez que lo hizo, miro a su esposo que la miraba con adoración. Discretamente las mujeres salieron cuando terminaron de limpiar todo.
_ Por hacerme tan feliz_ se acerco a ella y se sentó a su lado mirando como su hijo se alimentaba de ella_ Por ser mi ángel, por que la luz de tus ojos fue lo que me mantuvo cuerdo.
_ ¿La luz de mis ojos?_ lo miro sonriente y confundida.
_ Si, así es_ sonrió mirando como el pequeño dejaba de comer para mirarlo, parecía que ponía atención a sus palabras_ Recuerdo que en mis momentos de dolor tus ojos me inundaban la mente y corazón, esos ojos que me vieron cuando eras niña me siguieron en todo momento y nunca me dejaron solo.
_ ¡Darién!_ lo miro con amor_ ¡Te amo!
_ ¡Y yo a ti!_la beso suavemente.
Nuevamente el pequeño siguió con lo suyo, perdiéndose en un profundo sueño. Mientras sus padres seguían diciéndose palabras de amor.